Soy un hombre libre. Mi conciencia no está en venta, ni lo estará por los jamases de los jamases. No hay dinero, ni yates, ni aviones, ni lujosos apartamentos de veraneo, o en la 5ta. Avenida de Nueva York; no hay lujos, ni cuentas bancarias, y menos un carguito de pacotilla, que puedan comprar mi conciencia, con la que nací, y la que se hizo más tarde revolucionaria. Mi conciencia revolucionara está blindada contra todo. Absolutamente todo. ¿Qué motiva esa reacción? La reacción que han tenido algunos lectores de Aporrea. Lectores que no se respetan a sí mismos, pero que yo respeto, al decir cosas sin sentido, y sin la más mínima decencia sobre mí persona. He escrito acerca de Hugo Chávez, muchas veces. Lo seguiré haciendo, siempre en la misma línea. Pero a Chávez, ni con el pétalo de una rosa. Digan lo que digan los despechados y amargados, Hugo Chávez es uno de los más grandes hombres que ha parido esta tierra. La historia se encargará de confirmarlo.
Conforme he escrito sobre Chávez, también lo he hecho con otros líderes revolucionarios. He sido duro con algunos, pero siempre guardando la línea amarilla, como debe ser. Y como soy libre, libre con un ave que surca los cielos, diré lo que tenga que decir, de quien sea. Porque, además, no tengo rabo de paja. La revolución no me ha dado una vivienda. Ni un carro. Ni una beca para un hijo mío. Ni siquiera he recibido una bolsa o caja de los CLAP, a pesar de que la necesito, como cualquiera otro venezolano. No he gozado de ningún cargo público, y ahora menos cuando estor rondando los 80 años. O sea, no tengo bozal de arepas, y menos ahora cuando no se encuentra la harina pre cocida.
Recientemente escribí un largo artículo sobre "Chávez, el rebelde y el lector empedernido". Y luego escribí otro, igualmente largo, sobre Diosdado Cabello. ¡Carajo! Es lo que he hecho desde que Chávez llegó al poder, y luego lo asumió Nicolás Maduro. Quien revise mis artículos en Aporrea, creo que ya pasan de los 600, se encontrarán con artículos duros contra nuestro Presidente, donde lo he criticado y dónde le he dejado mensajes sobre algunas de sus fallas. ¿Y entonces?
Pronto escribiré un artículo sobre Héctor Rodríguez, un joven dirigente con proyección que se pierde en el horizonte. Lo considero con un gran potencial como para asumir grandes retos dentro del proceso revolucionario, que para mí, reitero, no tiene nada de revolucionario. Pero… así se lo cree mucha gente. Yo, por mi parte, sigo esperando la revolución de mi sueño. Así que, apreciados lectores, seguiré escribiendo de los líderes de este proceso, así como de otros que no lo son. Pero que quede claro, clarito como la luna llena, a mí, a Teófilo Santaella, no lo compra nada ni nadie. Me siento uno de los hombres más libres de este país. Por doquier ando con mi frente en alto, y así seguiré, enfermo como estoy, hasta que caiga en el hoyo de dos metros, de donde no volveré… ¡Se cansa uno!
NOTA: lamento mucho el caso de Aporrea. Creo que es la segunda vez que sufre de un ataque feroz por parte de no sé quién… No me consta quien pudo haberle hecho esto al portal más visitado, más leído y más consultado. tanto a nivel nacional, como internacional. Son cosas que no deben pasar en nuestro país. Pero pasan, como el caso del helicóptero que se perdió y nadie sabe nada de nada, a más de dos meses del hecho…