"Yo quiero mi carnet de la patria y quiero que se aplique la Carta Democrática, y punto"

¿Para qué quiero el carnet de la patria? Lo quiero como un suvenir de lo que fue la V República. Para envolverlo en papel celofán y guardarlo en el baúl de los recuerdos amargos. Para cuando mis nietos estén grandes enseñárselo como una prueba de los últimos ramalazos de la mal llamada Revolución del Siglo XXI, o de lo que se dio en llamar Revolución Bolivariana, impulsada por un tal Hugo Chávez, y liquidada por otro tal, llamado Nicolás Maduro Moros. Para eso quiero mi carnet. No pienso en la tremenda cola que tengo que calarme para obtenerlo, después de unas preguntas gafas de unos muchachos que viven engañados, están enceguecidos, y orgullosos, además, de pertenecer un tal llamado Frente Francisco de Miranda. Pero vale la pena. Hay Dios, sueño con mi carnet, pero me pondré una máscara cuando esté en la cola para que no me reconozcan, y entraré sigilosamente a mi apartamento, so pena de que una vecina me vea con el rostro cansado y quemado por el sol, y me haga preguntas capciosas. ¡Zape gato, que me vean en esa!

Por otro lado, deseo que este Trump apure al Almagro, ese, para que apliquen la Carta Democrática a Venezuela. ¡¿Qué cosa tan buena?! En verdad, yo no sé en qué consiste la susodicha cartica, pero si la Tintori la pide, si Julito Borges la pide, si Ramos Allup, la pide…, entonces debe ser chévere. Así que venga esa Carta Democrática. ¿Pero y si vienen los marines, los gringos, pues? ¿Para dónde vamos a coger? ¿Dónde nos vamos a meter? Yo he oído de boca de los comunistas esos, que esos bichos, o sea los marines, no respetan a nadie. Esos disque cortan parejo. Supe, por boca de una colombiana, que allá en su país, los soldaditos esos, armados hasta los dientes se llevan a las mujeres, sobre todo a los jóvenes, y las violan, bajo tremenda borrachera, y hasta drogados. ¡Hay, Dios, sálvanos de esa! Pero confío, como confían todas las mujeres de este país, confío en quienes piden a gritos, dentro y fuera del país, la aplicación de la Carta Democrática, y no estén meando fuera del perol. Porque yo he visto a mucho muerto cargando basura. Estos chavistas, son arrechos, de verdad son arrechos. Yo lo reconozco así. Allí los ven envalentonados, aupados por el Diosdado ese… No soporto a ese bicho, parece un diablo. Y allí están como si nada. Amenazas de Almagrito, de Trump, del Senado de país gringo, y de los lacayos, llamados así por los chavistas comunistas, y ellos pá lante con su revolución, y hasta amenazan a quien osaré llevar a cabo alguna locura… Hay Dios, mío santo, yo como mejor me quedo quieta. Bien lejos con ese carnet de la patria, y que sea lo que Dios quiera con la cartica, esa… Aunque dicen que es mejor lo conocido que lo por conocer… O sea, tremenda disyuntiva, Dios, Santo. ¡Dios nos agarre confesados!

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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