He leído más de una vez noticias, tantas como las escuchadas y vistas imágenes al respecto en la tele, que hablan de un ministro de planificación en el gobierno nacional. Es más, el tipo como funcionario al servicio de la revolución -¡Cógeme ese trompo en la uña! -, no tiene nada de nómada. Como unos cuantos que hasta han pasado dos veces por el mismo cargo. El de planificación no tiene ese hábito, como el de aquellos pueblos pescadores y recolectores que, por esos condicionamientos de la vida, iban y van de un lado a otro hasta con todo y su corotera; depende de la estación y cómo se mueva la presa. Tal como se la han pasado yendo y viniendo los miembros del gabinete "revolucionario". El no, está plantado allí desde hace años y hasta ha firmado centenares de acuerdos con medio mundo como para que a esta altura de la vida en este país nada falte. No tanto como la "isla de Jauja", pero por allí cerquita.
Si uno se atiene a las veces que ha aparecido en la tele firmando esos acuerdos y los años que en eso lleva, tendríamos que concluir que aquí se está dando un extraño fenómeno. No creo haya fracasado, obligado como uno está por lo que percibe por la vista y todos los sentidos y hasta lo siente en los menguados bolsillos y percibe en el mercado. Si eso hubiera sido así, ya cualquier gobernante medianamente sensato lo hubiese destituido. Pero al contrario sigue allí, aunque en los últimos tiempos ha optado como por pasar agachado, intentando que no nos acordemos de él para continuar su solapada e intensa tarea. Ya no es él mismo de antes, aquel persistente y afiebrado por declarar a la prensa donde sus tecnicismos o "frases cohetes", de las cuales habla un amigo, esas que hacen mucho ruido, estallan en múltiples colores que se esparcen y adueñan de los espacios, pero nada dicen, dejaban a uno como en la luna.
¿Entonces qué pasa con él y sus extraños, costosos y largamente madurados planes?
Desde que comenzó a recortar sus comparecencias en los medios y hacerse como clandestino, pensando en tanto acuerdo firmado, dinero recibido y hasta pagado por esos planes qué nadie entiende qué son, donde están o se ejecutan y viendo como avanza este estado deterioro, empezamos también a intentar descifrar el misterio. Porque es un misterio. Tan misterioso y evasivo se ha vuelto que casi nadie de él se acuerda. A veces temo que eso le pase al presidente mismo. Como lo es, que en enero, ya vamos enfilados a cumplir los tres meses, el presidente nombró a Elías Jaua, además de ministro de Educación, algo así como vicepresidente bajo cargo del llamado "Motor Farmacéutico" y desde ese tiempo para acá, la escasez de medicinas se recrudece. Lo que es peor, el presidente como que ya ni se acuerda, como tampoco Jaua, que éste tiene esa responsabilidad. Por lo que uno y otro nada dicen de ese asunto; como poco se dice de lo que tenga que ver con producción. Pero ese proceder relacionado con las medicinas, el mismo para todo, salvo lo relativo a los Claps, GMVV y el "Carnet de la Patria, aunque ya parece estarse convirtiendo en cotidiano, no deja todavía de ser un misterio para uno, sobre todo para quien es hipertenso y no halla las medicinas.
Volvemos a la pregunta ¿Qué pasa?
Es posible, de tanto nombrar gente en cargos nuevos, con tanto funcionario bajo su control, el presidente se le haya olvidado que Jaua tiene algo que ver con los medicamentos. Es más, el propio designado responsable, quien tiene cara de distraído, en verdad lo sea y ese grave asunto haya olvidado. Pero en lo de Planificación y su ministro ¡ni de vaina!
Es verdad que el Ministro de Planificación no habla de resultado alguno y menos menciona los avances logrados en lo que planifica pese que uno ya está angustiado por este derrumbe y herrumbre que nos invade, pero tampoco ha tirado la toalla. Tanto esto es verdad que no lo quitan, ni siquiera lo rotan, la máximo que este gobierno hace con sus leales. Dije leales, no reales.
Porque lo de la planificación no es posible que el presidente olvide. De ella depende el presente y el futuro y por los planes o acuerdos que se firman con otras naciones, si al presidente se le olvidan, seguro que de fuera le repican. Tampoco, como antes dije, el Ministro de Planificación estaría haciendo otra cosa distinta a esa y menos haber dejado de hacer las tareas encomendadas. Está de por medio el nombre de la patria, los compromisos adquiridos con medio mundo y el futuro.
De donde he llegado a pensar, que el Ministro trabaja intensamente y por debajo de cuerda. A la "chita callando", como se decía antes, hace su trabajo. Como hormiguita. Sin que nos demos cuenta. Estoy creyendo que está construyendo lo ya planificado, pasó de una fase a otra. El ministro, según me enteré por allí, lo que fortaleció esta creencia mía, tiene un post grado en "Planificación Urbana". ¿Qué tal si el ministro como los de la GMVV, está desarrollando ciudades con todo lo moderno que ahora hay en ellas en gran parte del mundo? ¿Qué si fincas, sitios de labranzas, criaderos de animales con estos incluidos, plantíos enormes de todo, fábricas hasta produciendo solas y todo lo que uno necesita para vivir feliz? ¿Qué tal, si un buen día, a todos los venezolanos, no sólo de Caracas, sino del país todo, como el esposo invita a su mujer a pasear, la monta en su automóvil, conduce hasta a una zona residencial elegante, le tapa los ojos antes que de aquél se baje, tomada de la mano le lleva y, de repente se detiene y la detiene, con estilo y sobriedad, le retira la venda y le dice a la sorprendida dama: "Esta es tu nueva casa?".
Sospecho que ese ministro nos "echará una vaina parecida", de repente, cuando nos quite la venda de los ojos nos dirá, un poco al estilo presidencial:
"Les tengo esta sorpresa, aquí tenéis hasta vuestra revolución hecha por mí y por orden del presidente. Sólo tienen que acomodarse, cada quien en su sitio, estirar la mano para alcanzar lo que se os antoje".
Si revisa la conducta del ministro, del gobierno, presidente mismo, todo el "idealismo oficialista", amenaza que representa la avidez del capital gringo y sus servidores, no es extraño que este cuento, uno como para consolarse, se lo invente. Lo que sí es verdad, lector, revise el texto, a mí se me olvidó el nombre del Ministro de Planificación.