Hay veces me digo para mis adentro: "Desde hoy en adelante no hablo mal del gobierno, ni lo critico. Seré un "buen" revolucionario. Pero, esa decisión no dura mucho. Basta que salga a la calle a comprar algo. Porque uno sale a la calle, es a comprar algo. Atrás quedó aquello de que voy a pasear, a matar el tiempo, y, de paso, me tomaré un cafecito, mientras hablo paja con algún conocido. Eso quedó bien lejos. Estamos en una sobrevivencia, y punto. Pero uno es revolucionario, es chavista, madurista, marxista fidelista, comunista, trotskista, y hasta masoquista, y tiene que calársela. El dicho dice que bueno es el cilantro pero no tanto. Y es cuando uno se cansa, se arrecha y dice cosas, aunque moleste a alguien. Yo paso hambre, y la pasaré hasta que esta vaina se encamine, pero lo que no puedo permitirme es callarme cuando veo tanta ineficacia, tanta indolencia y tanta vanidad, en algunos funcionarios que, supuestamente, deben cumplir al pie de la letra los lineamientos que bajan desde Miraflores.
¡Carajo!, estoy cansado, y así lo estará media Venezuela, de oír de la boca de nuestro Presidente Maduro, vociferar contra los ineficaces, los camaleones y los burócratas. El hombre hay veces viene por la goma, y lanza rectas de puro humo que nadie batea, ni siquiera Miguelito Cabrera. Entonces, yo me alegró. Me entra un airecito, y hasta aplaudo frente al televisor. Pero, no mejora nada el enfermo. Nadie cumple. Nadie hace lo que tiene que hacer. Simplemente pantallean, y le meten cobas al Presidente, y él se las come toditas. Yo diría que no tiene la culpa. Es tanta vaina a la que tiene que atender, que no le permite hacerle seguimientos a los coberos. "A caracha, negro", diría Perucho Conde, y dónde están y que hacen esos inspectores que dependen de Miraflores. ¿A quién o quiénes inspeccionan? ¿Dónde está y qué hace la famosa SUNDDE? Sirve sólo para el espectáculo televisivo. Para el show. ¿Dónde están los centenares de organismos creados para "vigilar" y meter en cintura a los especuladores, a los hambreadores y a los ladrones de la calle del medio. Sean estos criollitos, chinos, árabes o portugueses?
En fin, nada funciona. Y usted se pasea por alguna calle y observa que hasta los productos de las famosas bolsas CLAP, los venden en la luz pública. Frente a los ojos de Raimundo y todo el mundo. Venden el paquete de harina de maíz precocido a cinco mil bolos. Venden el aceite a seis mil palos. Venden de todo, hasta las bolsa vacías. ¿Y que se dice de las panaderías? Solitas, haciendo su agosto. Y las autoridades, bien gracias. Es decir, nos hemos convertido en un país corrupto de los pies a la cabeza. Tan corrupto, que ni los CLAPs se salvan. Y ahora con la Boloña de plata que le aprobó el Presidente, el día domingo, o sea ayer, estarán más alzados que nunca. Y pensar que corrí, con mi bastón en mano, con mis dolores en los huesos y con mis deseos, a sacar el carnet de la patria. ¿Cuándo me tocaran la puerta para entregarme una caja CLAP? A lo mejor me la mandan para el cielo, cuando me muera, si es que San Pedro permite que entren esas cosas.
C… soy revolucionario, y lo seré hasta que me muera. Y listo estoy para salir a defender el legado de Chávez, así patuleco como estoy, pero la verdad, verdaíta, es como que a esta revolución le hiciera falta otra revolución. Para ver si sale de allí, de ese revolcón, una verdadera revolución. Eso digo yo. No soy extremista, sólo soy un hombre que observa y que, como periodista, no puedo callar. Se me está prohibido callar, por muy chavista que sea. Las críticas son necesarias, pero las autocríticas también. Ambas forman parte de un proceso de esta naturaleza. Lástima que muchos no piensen así. Y prefieren callar. Tragarse la arrechera, hasta reventar. Lo juro, estaré del lado, ciento por ciento, de aquel dirigente que una su palabra a la acción. Que haga lo que tenga que hacer, para que tengamos de verdad, verdad, revolución y patria. Hasta aquí mi arrechera… ¡Se cansa uno!
Agregado: ¿Y Globovisión? Bien. Echando vaina. ¿Y Televen? Bien. Echando vaina. ¿Y los anti patrias y traidores? Bien. Echando vaina… ¿Y los empresarios que asisten a los llamados del gobierno, qué hacen? ¿Dónde está la producción? ¿Son esos los verdaderos empresarios que deben ser convocados al diálogo? ¿Quién se equivoca en este entramado empresarial? ¿Son ilusiones? ¿Son sueños "estranochados"? ¿Qué hacen los "expertos" economistas del gobierno?... ¡Que cosa, más buena, caballero!