El presidente Maduro nos precave de los traidores "reformistas de derecha". Exactamente uno no sabe de qué habla. Porque casi siempre nos deja en suspenso con sus denuncias, su estilo es el de las charadas. Y porque quedamos perplejos con su lenguaje político: "reformismo de derecha" ¡!.
En el caso de la expresión "reformismo de derecha", si hubiera una coma después de la palabra reformismo, si hubiera hecho la "pausa" en su alocución no habría ninguna confusión: "reformismo, (es decir) de derecha" Pero no la hizo, en el video de su discurso no la hace, cualquiera lo puede constatar.
No se trata de cualquier cosa, de una crítica necia, inútil u obsesiva. En esas sutilezas podemos ver los desvíos pequeñoburgueses y reformistas del gobierno. Esos "gazapos" no lo parecen si vemos con cuidado, son más bien una manera de confundir a sus oyentes, de invertir el valor de conceptos fundamentales que de alguna manera definen a los bandos en pugnas en una revolución verdaderamente socialista. Esto le resta contundencia a su denuncia.
Calificar a alguien de reformista desde su posición es un verdadero compromiso político con el socialismo, tal y como lo concibió Marx y Lenin, con el socialismo de Rosa Luxemburgo y el de Fidel. Pero calificar a alguien de "reformista de derecha" es suponer que existe un "reformismo de izquierda", y que ese reformismo de derecha se opone a otro socialismo, en este caso, al "socialismo bolivariano" de Maduro (el cual se correspondería al "reformismo de izquierda", una especie de reformismo bueno). El presidente no lo dice así, no lo explica en profundidad, no se atreve, sin embargo usa la palabra "reformismo" para que la acusación sea políticamente contundente, para que suene a verdadera revolución, sin comprometer sus propias políticas de carácter reformistas; para que no todo sea falso.
Son en esos giros lingüísticos en el discurso del gobierno (no son cosas de Maduro nada más) donde la gente se niega ver nada malo, ni siquiera una "falla conceptual" o un mal uso del lenguaje, por parte del presidente. Nosotros preferimos pensar que sí lo hay, y por eso nos detenemos en esos detalles, sobre todo cuando se denuncia una traición y se "insinúa" la existencia concreta de traidores "que se peinan de lado" (¿?).
La denuncia difusa nos deja pensando ¿Quién puede traicionar a Maduro? (a Maduro, porque Chávez ¡ya fue traicionado!) ¿Qué reformista puede traicionar al reformismo? O para ser más preciso ¿Qué "reformista de derecha" puede estar traicionando al "reformismo de izquierda"? Eso no existe, parece otra paja distractora más.
Por qué el gobierno de Maduro es reformista?
Para ver las señas del reformismo de la revolución socialista bolivariana de Maduro hay que hacerle un test, digamos que leninista:
¿El gobierno de Maduro se ha aleado a la burguesía para frenar los cambios radicales?, SI.
Desde el 23 al 26 de marzo habrá una feria productiva llamada "Expo Venezuela 2017" ("mostrará el potencial industrial de las empresas nacionales exportadoras". A decir del ministro, más del 60 por ciento son empresas del sector privado, dicho con mucho orgullo. No hay que olvidar que el capitalismo no es otra cosa que el robo por parte de un grupito de privilegiados, la burguesía, a toda la sociedad, "legalizado" por el Estado burgués, un robo legal).
De estos Motores, el motor exportador es el más raro, invirtiendo dólares que nadie sabe de dónde salen, ni el por qué ahora es repatriado por estos pícaros sin ninguna resistencia, sin que ninguno de ellos chille. Nosotros pensamos que "ese cochinito" que estaba fuera del país y que ahora rompieron, se lo robaron al mismo gobierno y ahora el Motor Exportación les está "lavando" sus capitales.
¿El gobierno de Maduro realmente consulta y obedece a las organizaciones de base para la toma de decisiones fundamentales, aquellas que comprometen la vida y el futuro de todos?, NO.
La falsificación del Plan de la Patria no fue consultada; por ejemplo, la reversión de las políticas socialistas y conservacionistas de Chávez respecto a la explotación del Arco Minero, compromete al futuro del país y de sus habitantes; las cuencas hidrográficas y la fragilidad de muchos ecosistemas, selvas, sabanas, etc., sin embargo a nadie se le preguntó (en referéndum, por ejemplo) si acaso estaba de acuerdo con tal sacrificio, solo por adquirir divisas y seguir repartiendo la renta entre los más ricos y cajas de los Claps (migajas) a los más pobres: "equilibrio social".
Lo mismo se puede decir en relación con el abandono de nuestra soberanía sobre nuestro derecho a legislar sobre políticas impositivas, de aplicar leyes impositivas y lay del trabajo a los importadores, exportadores, productores y usufructuarios de nuestras tierras y espacios, nacionales y extranjeros. Es el caso de estas Zonas Especiales de Desarrollo Económicas donde el capitalismo prácticamente puede hacer todo lo que le venga en ganas en nombre de desarrollar las fuerzas productivas.
¿El gobierno ha avanzado en la transformación del Estado burgués?, NO.
Más bien ha reforzado el aparato policial militar conformando organizaciones supra judiciales como el OLHP, y ha desarmado al pueblo privándolo de la crítica y de la toma de decisiones.
La sociedad se encuentra contenida para ejercer el poder local de hecho, ideológica y políticamente; sin saber y poder decidir sobre muchos asuntos que le compete directamente, como la elección de sus autoridades naturales, sobre el cómo organizarse para enfrentar sus propios males de seguridad pública y la proliferación de la violencia, el poder popular no ha podido asumir el control de los asuntos que le concierne (Más alla de organizarse para la producción y distribución de alimentos, algo que se suponía era transitorio, producto de una emergencia. Esto es en efecto una solución política reformista demagógica, populista del gobierno de Maduro, producto de su "alianza estratégica" con el capitalismo, o sea, del empeño "reformista" de querer hacer del capitalismo algo más "amable").
El gobierno lejos de golpear al sistema y a las instituciones burguesas más bien las ha reforzado. Es el caso del sistema electoral, burgués, de elección universal y representativa, y clientelar, donde participa y gana el que más tiene poder y/o dinero, extendiendo sus prácticas al interior del mismo PSUV.
Ha frenado la transformación de la burocracia al interno de la administración pública, reforzándola más bien con más ineficiencia, corrupción y nepotismo, fragmentando sus direcciones, alejándola cada vez más de las necesidades de la sociedad, y por supuesto, de la revolución socialista.
Ha burocratizado las misiones, desprendiéndolas de su sentido original de ser organizaciones funcionales, vinculadas al poder popular, administradas por el poder popular, las alternativas al desorden del aparato burocrático burgués, (cargado de "profesionales" y técnicos inútiles y de privilegios, siempre indiferentes a las demandas de la sociedad).
Con un test tan tonto como este el gobierno de Maduro no pasa la prueba del reformismo. El reformismo de derecha no existe, es solo uno y está referido al reformismo aplicado a las revoluciones socialistas, con el objetivo claro de frenar los impulsos de cambios radicales, estructurales, tal y como los concibió Marx, Lenin y otros socialistas verdaderos, incluyendo al Chávez autor del Plan de la Patria original.