Todo lo que contribuya a la creación de malestar social lo practica la oposición en sus diferentes presentaciones. En este caso, observamos malos servicios en la banca privada y hasta pública ya que esta sigue casi 100% la praxis de las empresas privadas, por la cultura importada, los hábitos centenarios y porque hay muchos enemigos en nuestra propia casa.
Con los recientes acontecimientos en la OEA, quedaron desenmascarados los países que siempre han sido antivenezolanos y que siempre han sido, bajo extorsiones económicas, incondicionales de los intereses de las potencias burguesas del planeta. Venezuela, que ha sido ejemplo superado de semejante dominación, debería tomar la iniciativa y llamar a sus representantes diplomáticos; mal podemos seguir negociando con los enemigos jurados de esta patria todavía naciente; ellos buscan abortarla.
Han intentado golpear el Estado, pero ahora se yerguen como víctimas; violan disposiciones del máximo Tribunal nacional, entran en un vacatio legis (desacato) y ahora culpan al TSJ por restablecerlo. Si alguno de los Poderes nacionales debe cumplir las leyes es el Poder legislativo y a todas vistas no lo hace.
Así mismo, desde hace mucho tiempo, la banca desmejoró la oferta relativa[1] de servicios ante el crecimiento de la demanda en la persona de pensionados ahora con mayores ingresos, de un mayor número de jubilados ahora con mejores montos, más empleo a nivel nacional, regional y local y con salarios mínimos reforzados aunque sigan por debajo de los niveles de la cesta básica.
El sólo hecho de asociar subas de precios-s. del costo de la vida-con mejoras salariales es una de las más perversas estrategias mediáticas[2] diseñadas por el comercio burgués para frenar a como dé lugar cualquier solicitud de mejoras salariales hechas por sus trabajadores o decretadas por el gobierno ante los perjudiciales juegos de la oferta-demanda que el comercio practica a fin de aprovecharse de esa creciente demanda que ellos, hasta ahora, lejos de acoplarse a ella y ofrecer más, han frenado la deficiente producción que siempre mantuvieron minimizada por las mismas razones de una demanda tradicionalmente comprimida por que ese comercio ha estado representado por empresarios más rentistas y parasitarios que capitalistas.
Esa cesta básica que sirve de estímulo métrico para el ajuste de las pensiones, jubilaciones y otras rentas, han caído en un círculo vicioso ya que cada vez que el Estado ajusta el circulante en favor de los consumidores, el comercio eleva los precios.
Esta realidad nos luce como la mejor coyuntura justificativa de las medidas asumibles por el Estado en beneficio de todo el país y sin distingo de clases sociales ni políticos mediante el ejercicio de funciones especiales. A la toma de estas-lo creemos-recientemente se refiere el Tribunal Supremo de Justicia.
[1] Llámese oferta relativa la buena, regular o mala prestación de servicios para una demanda determinada. Normalmente, en una sociedad capitalista, los crecimientos e la demanda se traducen en subas de precios hasta que las empresas ajusten su capacidad productiva a las nuevas condiciones del mercado estable.
[2] En tales casos, al Estado lo tildan de injerencista.