En el sistema capitalista toda planificación es errática y, además, está circunscrita a los intereses y variables de cada empresa en particular. Los estudios macroeconómicos son desconocidos e innecesarios para cada empresa.
En el Socialismo la Planificación es la solución a los máximos rendimientos de los medios de producción y máxima productividad de la mano de obra, inclusive con jornadas mínimas. Las mejoras tecnoproductivas del capitalismo son pensadas para el logro de mayores plusvalías como expresión de productividades para cada empresa en particular sin tomar para nada en cuenta a sus clientelas que son tenidas en cuenta sólo como fuentes de riqueza y no como sujetos de necesidades personales.
De allí la fuerte ceguera que caracteriza a los productores e intermediarios actualmente obstinados en su autodestrucción económica, habida cuenta de que son ellos quienes han estimulado la adopción de esta estrategia económica llamada Clap que terminará sepultándolos.
Este método de producción y comercialización que está cubriendo creciente y firmemente toda la demanda principal de las familias venezolanas terminará dejándolos sin mercado, a pesar de que el Estado no tendrá necesidad alguna de expropiarlos.
El ejemplo más palpable que tenemos actualmente sobre planificación de la producción son los CLAP. El Carnet de la Patria forma parte intrínseca y preliminar de toda planificación socialista; sus datos correspondientes a todo el universo demográfico demarca una de las principales variables de partida sobre cuánto debe producirse diariamente para cubrir necesidades básicas de cada quincena, por ejemplo.
La organización productiva de los Clap permite cuantificar la demanda global potencial con una solvencia prestimada según los ingresos de las familias consumidoras, según su ubicación geográfica su tamaño específico de cada familia en particular.
En consecuencia, armadas las comunas con esa data de la demanda, se procede a planificara los insumos, los instrumentos de trabajo, el inúmero de trabajadores y trabajadoras, de tal amera que de esa Planificación de producción surge una cantidad de oferta y reserva para contingencias que no sobrará en inventarios invendibles, que aprovecharía al máximo cada tipo de materias primas.
Como es sabido, la producción anárquica y desplanificada de la producción capitalista, individualizada por excelencia, despilfarra recursos por doquier. Cuando observamos los exhibidores de las tiendas caemos en cuanta de cómo ciertas materias primas fueron usadas en mercancías invendibles, mientras escasea otra mercancías de mayor salida que dejaron de ser producidas con aquellas. De allí el bajo rendimiento de la producción, la permanente incertidumbre de las ventas, el agotamiento precoz de los recursos naturales y artificiales, el subempleo aquí y los excedentes allá de mercancías carentes de compradores solventes.
He ahí, pues, el milagro de la Planificación que ya asoman los CLAP y que no es otra cosa que la manera científica y socialista de usar al máximo las fuerzas productivas con una minimización de desperdicios, con una elevada productividad y la garantía de una máxima felicidad para todas las familias puesto que todas sin excepción son demandantes potenciales y sólo hace falta satisfacerles sus necesidades.
4/4/2017 7:52:28 p.m.