El fusilamiento del venezolano Coronel Leonardo Infante, determinó la fortaleza y consolidación de la Cosiata (II)

Aquí es de observar que el mayor servicio que Infante prestó a su causa y a la Patria lo hizo el año 1818 en El Rincón de Los Toros, debido a una sorpresiva infiltración ejecutada con suprema audacia por los realistas al campo patriota el Libertador estuvo a punto de ser asesinado en el mencionado sitio, si no es porque en medio de la confusión surgida, no aparece Infante y le da a Bolívar su caballo para que se salvara; exponiéndose él a ser asesinado. Otro brillante servicio de Infante fue en las Queseras del Medio, donde al mandar un regimiento de caballería ayuda efectivamente a realizar con un éxito inimaginable el desarrollo de aquella batalla. Y las campañas bélicas en Nueva Granada, entre las cuales figura la de Gámeza el 11 de julio del año de 1819 donde exhibe su genial bravura, y así sigue peleando Infante con un ímpetu fuera de serie. En Pantano de Vargas el 25 de julio de 1819 Infante ataca con tal aterrador ímpetu que estando rodeado su regimiento y otras fuerzas de a pié por una división enemiga, fue el primero en romper con su lanza el cerco que diezmaba las tropas republicanas, sobresaliendo entre los más activo lidiadores que alcanzaron aquella famosa victoria, y en la batalla de Boyacá el 7 de agosto se asemeja a un centauro mitológico repartiendo a diestro y siniestro la muerte entre los enemigos; allí Infante alanceó sin piedad a sus adversarios en la lucha infundiendo terror por todas partes. En esta última batalla Infante, por su inquebrantable pasión guerrera en pro de la patria, llama la atención severamente al general Santander, al notar que éste le rehúye el enfrentamiento bélico con los realistas. Después de esta acción el Libertador le concede a Leonardo Infante el grado de Coronel del ejército patriota.

Vencedores los republicanos en esta cruenta batalla, el Libertador, acompañado de Infante, a quien profesaba una cordial estimación, y de otros de sus servidores, hice su entrada en Bogotá el 9 de agosto de 1819, y el 11, habiendo ocupado la plaza el bizarro General José Anzoátegui con la división de su mando, se resuelve la persecución de las huestes del infame Sámano que huyen en dirección al Sur. Infante es destinado a perseguir las partidas realistas que tomaron la vía de La Honda, cumpliendo su cometido con habilidad e incomparable audacia, y habiendo llegado a la margen del caudaloso Magdalena a tiempo en que una fuerza enemiga pasaba el río, se arrojó a sus aguas llevando en una mano la lanza y con la otra prendido de la crin de su caballo hace prisioneros en medio del torrente a asombrando españoles; no creyendo éstos de tal atrevimiento. Vuelto a Bogotá con los elementos de guerra que había podido recoger, se le vitoreó y festejó espléndidamente. En los años de 1820 a 1824 Infante estuvo guerreando en Pasto, Colombia, y en el Ecuador, unas veces a las órdenes del Libertador y otras a las del General Juan José Flores, batiéndose en todas partes con su acostumbrado heroísmo y llevando las más rudas faenas. En julio de 1824 Infante recibe, en acción, varias heridas que pone en peligro su vida.

Concluida la campaña del Sur Infante vuelve a la capital de Colombia, en la que fijó su residencia, en donde le esperaba una triste sorpresa, a Infante se le acusó de haber asesinado al Teniente Francisco Perdomo. Instruido el proceso y estando el general Francisco de Paula Santander encargado de la Presidencia de la Gran Colombia, en forma ininterrumpida desde 1822 al 1827, hace que el tribunal que lo juzga no requiera de mayores pruebas y no le ponga atención a grandes contradicciones observada a lo largo del juicio, Infante es condenado a muerte. Para que se dictara este fallo la Corte Marcial comete infinidad de abusos, menoscabando la dignidad de aquella Corporación, solo con el propósito de complacer al Presidente encargado Santander. Infante conservó hasta el último instante de su suplicio la entereza de alma que lo caracterizaba, entereza que le sirvió de punto de apoyo para formarse la merecida reputación de que goza entre sus compañeros de armas. El venezolano Coronel Leonardo Infante es fusilado el 26 de marzo de 1826, acción que incrementa la tensión en las relaciones de los militares colombianos y venezolanos, al verse éstos últimos atropellados una vez más. El fusilamiento del Coronel venezolano Leonardo Infante hace se justifique, de manera alarmante, el deseo de muchos militares de separar a Venezuela de la Gran Colombia.

 Abril de 2017

 

 



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José M. Ameliach N.


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