Habiéndose embarcado el Libertador Simón Bolívar el día 6 de agosto de 1823 en Guayaquil, Ecuador, con rumbo hacia el Callao, Perú, arribó a este puerto el día 1° de septiembre, y en el mismo hizo su entrada en Lima, Perú, entre aplausos y vivas. El Libertador encontró divididos los ánimos en partidos, unos a favor del Congreso y otros por el Presidente Riva-Agüero, causando graves perjuicios con tan escandalosas desavenencias, cuyos estragos sólo pudo contener la autoridad suprema que se había conferido a Sucre, quien en calidad de ministro plenipotenciario de Colombia había sido enviado a Lima, y que ya se hallaba encargado del mando en jefe del ejército unido libertador del Perú. El Presidente Rivas-Agüero había disuelto arbitrariamente el Congreso por medio de un decreto en que se declaraba ser, no sólo inútil, sino perjudicial su reunión en aquellas circunstancias. El Congreso, no obstante, pudo volverse a reunirse en Lima, cuando acababan de retirarse de allí las tropas españolas del general Canterac. Reunido el Congreso, nombró Presidente de la República a Don José Bernardo Tagle y depuso a Riva-Agüero, quien despreció tal resolución apoyado en las tropas que tenía bajo su mando; y se declaró en guerra contra el Congreso.
Esta era la situación del Perú a la llegada del Libertador, a quien el Congreso autorizó para poner fin a las desavenencias usando de los medios que tuviese por conveniente. El 10 de septiembre sancionó el Congreso otro decreto confiriendo al Libertador la Suprema Autoridad Militar en toda la República con facultades extraordinarias; e igualmente la autoridad política directoral para solicitar recursos y auxilios dentro del territorio peruano como en el extranjero. Pero el país estaba en un estado deplorable por sus divisiones, falto de recursos, desmoralizado y sus pueblos cansados por el desorden existente en el país. Sin embargo, Bolívar había dicho al Congreso en la sesión a que fue invitado "Señor: Yo ofrezco la victoria confiado en el valor del ejército unido y en la buena fe del Congreso, Poder Ejecutivo y pueblo peruano; así el Perú quedará independiente y soberano por todos los siglos de existencia que la Providencia divina le señale" Él Libertador sólo encontró en Lima dos batallones de infantería y un escuadrón de caballería de Buenos Aires; dos cuadros de infantería y un escuadrón de peruanos y del resto del ejército una parte estaba con Sucre sobre la cordillera y la otra con Riva-Agüero en rebelión contra el gobierno peruano. Las tropas españolas se habían dirigido todas sobre el general Santa Cruz, quien en la Paz y Oruro, Perú, había logrado reunir cerca de 7000 hombres, y sobre general Sucre quien en Arequipa, Perú, mandaba 3400; Santa Cruz perdió toda su gente en operaciones mal dirigidas por querer evitar la autoridad de Sucre y obrar por sí para ganarse solo los laureles del triunfo.
Cuando ya Santa Cruz se vio en tan mal estado escribió a Sucre llamándolo desde Oruro para que se uniesen a él en El Desaguadero, Perú, mas no hallando en aquel punto a Sucre continuó la retirada con los restos de su ejército, que se le iba dispersando, hasta que en Santa Rosa concluyó la disolución no quedando más que 600 hombres con los que se retiró a Moquehua, Perú. Sabiendo Sucre la dispersión del ejército peruano, retiró su gente a Cangallo, Perú, y pasó a Monquehua solo, a ponerse de acuerdo con Santa Cruz, allí se halló con que las fuerzas que allí había eran insignificante y se encontraban completamente desmoralizadas, y lo peor de todo, Santa Cruz se había convertido en partidario de Riva-Agüero. En tal situación, ya Sucre no pensó en otra cosa que en salvar la división y fue lo que logró hacer en Quilca, Perú pasando después a Pisco, Perú. El Libertador le mandó órdenes para hacer marchar la caballería por tierra hacia Lima, capital del Perú, y la infantería por mar a la costa del norte, a desembarcar en Barrancas, Chile, donde debía reunirse con el resto del ejército colombiano que se hallaba en marcha. Al mismo tiempo ofició el Libertador al gobierno de Colombia pidiéndole 3000 veteranos más. Con Riva-Agüero Bolívar estaba en negociaciones de paz, que debían verificarse con su sometimiento al gobierno, pero todo se iba en palabras hasta que el Libertador comprendió y supo positivamente, que Riva-Agüero y su ministro de guerra, Don Ramón Herrera, estaba en negociaciones con los españoles para establecer una monarquía en el Perú. Bien cerciorado de este plan el Libertador, determinó obrar activamente, y se puso en marcha con la tropa colombiana y con dos cuerpos peruanos.