Pero Chávez, en la cárcel y luego fuera de ella, hizo una lectura apropiada de la coyuntura en la que estaba viviendo y de los hechos del pasado; no sólo aquellos ligados al Libertador y la lucha por la independencia, como también la relativa al proyecto gran colombiano, de lo acontecido con el movimiento popular y el trágico drama en el que se vio envuelta la izquierda a partir de la llegada de Betancourt a la presidencia. Tuvo la oportunidad y eso lo refirió mucho en sus discursos, de percibir como aquella lucha enfrentaba a los suyos. Los militares venezolanos, siendo su determinante mayoría de origen popular, con unos guerrilleros del mismo bando o escala social. Estando en la cárcel y una vez fuera, los náufragos de la lucha violenta, bien en las guerrillas o en la calle, se le acercaron y pudo saber por sus narraciones, comparadas con la realidad, el camino a emprender.
La expectativa generada por el "por ahora", más que el alzamiento mismo del 4 de febrero, comenzó a hacer de Chávez un líder. Casi como un mecías esperado a lo largo de los largos años de gobiernos del puntifijosmo. La izquierda se había minimizada desde el punto de vista cuantitativo y hasta estaba atomizada y su mensaje, si es que alguno había, no llegaba y menos entusiasmaba a los venezolanos. El Caracazo significó un rompimiento definitivo con los partidos del puntofijismo.
Pero también es bueno recordar como AD y Copei, a partir del momento que se impuso el bipartidismo, no pudieron recoger en las elecciones la preferencia mayoritaria del venezolano. Las otras opciones, lo que incluía las distintas que la izquierda ofrecía al electorado, más quienes se abstenían, votaban en blanco y nulo, lograban una cifra significativa si no mayoritaria, tal como sucede ahora en países como Colombia y Chile por nombrar esos dos. En los tiempos de Chávez presidente se pudo comprobar que una inmensa cifra de venezolanos, en mayoría de edad y con derecho a votar, no estaba inscrita en el registro electoral. Al desinterés del venezolano más humilde, sintiéndose excluido, ajeno a aquellas fiestas electorales que nada le reportaban, se unía el vericueto generado por los gobiernos mismos para incorporarse al registro electoral. Sacar la cédula en Venezuela en esos tiempos – me refiero al documento que legaliza la identidad de cada quien, venezolano o extranjero residente en el país – era lo más parecido a una odisea o misión casi imposible. Por supuesto, había sus medios para que aquel tramite fuese expedito, los que nunca están al alcance de la mayoría.
Por eso, como ahora sucede en Colombia y Chile, por sólo nombrar los ejemplos más notorios, los ganadores de los procesos electorales apenas reunían una cifra poco significativa con respecto al enorme universo que tenía derecho a votar. En esos dos países, en las últimas elecciones, al comparar la cifra de quienes tienen derecho a votar con la de quienes ejercen el derecho, se descubre que más de sesenta y hasta sesenta y cinco por ciento se abstuvo, sin contar las elevadas cifras de votos nulos. De manera que esos presidentes, Santos en Colombia y Bachelet en Chile, no tienen respaldo popular necesario para ejercer esas magistraturas, salvo lo dispuesto en las leyes. Si hubiese una norma que exigiese una cifra verdaderamente representativa de votos en función del número de potenciales votantes, ninguno de ellos dos estuviese donde ahora están.
Chávez pudo percibir que el marco electoral estaba disponible para acceder a Miraflores por esa vía. Estaba abierta, era expedita y no demandaba mayores sacrificios. Hubo de luchar mucho y convencer a unos cuantos, sobre todo al ala izquierdista que se le sumó después del alzamiento del 4f, todavía atada al espejismo absurdo de la lucha armada. Y estos, más muchos de los militares que le acompañaron en el alzamiento militar, cuya única experiencia política era esa, más los avatares de la clandestinidad estando en el MBR-200 dentro del ejército. Alguien, que estuvo en las reuniones cruciales donde se optó por tomar la vía electoral contaba, en una conversación en la cual me hallaba como colado, que Chávez tuvo que poner a parte de su auditorio en un tres y dos, un tómenlo o déjenlo, planteando que se decidía por esa opción y quien quisiera le acompañase o lo dejasen solo.
Algunos, unos pocos, que no nombraré, de quienes siguieron empecinados que la salida seguía siendo la lucha armada y por eso abandonaron a Chávez, voltearon a la derecha y se fueron; otros tomaron el camino a su casa, ninguno ni siquiera planificó volverse a la montaña o sublevar militares, salvo quienes estuvieron o se pusieron al lado de Carmona.
Estos datos son importantes para analizar la coyuntura actual, donde a nuestro parecer, en el seno del gobierno, como ocultas, hay serias contradicciones que impiden manejar la política con la debida flexibilidad, sobre todo en el manejo de la relativa a los aliados, concertación con grupos empresariales y generan serias dificultades, hasta como incompetencias para acercarse a sectores de la oposición, distintos al ala radical de ella. Es curioso que en estos días, posiblemente como una forma de contrarrestar los procedimientos no pacíficos del ala más radical o extremista de la oposición, el gobierno, a través de los medios que maneja, ha estado hablando a través de distintos personajes de aquel evento donde al fin el MBR-200 optó por la alternativa electoral. Parece mentira, pero después de todo lo acontecido desde principios de la década del sesenta, la dispersión de las fuerzas, su propia debilidad, casi nula inserción en el movimiento popular, lo que quedó de manifiesto cuando el "Caracazo" y luego durante los acontecimientos del 4f y 27 de noviembre del 92, había quienes todavía soñaban a jugar al heroísmo, mientras el frente contrario lucía deshecho, desmoralizado y rechazado por el pueblo casi todo. Eso podría uno entenderlo en los cuadros militares alzados en los hechos ya mencionados, pero no viniendo de parte de quienes hacían militancia política y tenían entre sus dirigentes muchos de quienes lo fueron en épocas pasadas.
Por eso, en veces uno cree que lo que ahora acontece, como el sectarismo, la concepción vertical del partido, el apego a dogmas y dioses que hasta pudieran no hacer milagros, desconfianzas injustificadas, trabas para todo aquel que no bebió de la misma leche, justamente porque se insertan en una visión fantasmal, tiene mucho que ver con aquella ancla que se insertó en roca dura en el fondo del mar.
Si operamos para dibujar la coyuntura actual del mismo modo que la del tiempo del puntofijsmo, podríamos decir lo siguiente, pese corramos el riesgo se nos califique de mecanicista:
1.- De un lado está un amplio abanico que conforma la oposición instalada o representada en la MUD. Es, para usar una palabra rimbombante, una panoplia de ideas en buena medidas discrepantes. En ella hay todas las concepciones del mundo y tantos proyectos para Venezuela como partidos, grupos e individualidades hay. Para decirlo con todo respeto, pero de manera muy gráfica, siendo un universo, convocatoria conformado por políticos, con fines también políticos, la oposición que se agrupa en la MUD más parece el público que asiste a un partido de futbol. Cada quien tiene sus particulares aspiraciones, proyecto de país, intereses de clases absolutamente opuestos y hasta concepciones tácticas y estratégicas tan variadas como grupos hay. Lo que pareciera unir a la oposición es algo tan débil que cualquier movimiento pudiera partirla en pedazos o estrillarla, para decirlo con una palabra del viejo lenguaje oriental y una vez usada en un trabajo que le valió un premio al maestro Luis Beltrán Prieto. Ese algo se derivó de la figura y acción de Hugo Chávez.
El barinés unió lo que estrillado estaba y venía estrillándose desde que Betancourt llegó a la presidencia. Pero también unió a grandes masas que habían estado apoyando a los viejos partidos sin hallar en ellos lo que ansiaban. Y estas las unió a aquella que había estado estrillada. Pero al mismo tiempo que unió al principio, comenzó por las prácticas suya, sus concepciones del poder, liderazgo, incluso aquello que algunos llamaron hiperliderazgo y acerca de lo por hacer, se convirtió, pese las justificaciones que puedan darse, al margen de las opiniones a favor y en contra, en factor que contribuyó a provocar dispersiones en la vanguardia. Es decir, por él y su manera de hacer las cosas, de concebir el liderazgo, modelo de país, comenzaron a producirse lo que el chavismo ha venido llamando los "saltos de talanquera". La política venezolana de estos últimos años, quiérase o no, está altamente impregnada de la figura de Hugo Chávez, tanto que quienes gobiernan se dicen hijos suyos y lo que hacen por la herencia dejada.
Merece consideración aparte aquellos que se han ido por motivos "ajenos" a la política, como la corrupción, pese que, quienes en esto incurrieron, hayan venido usando la política y disfraz de opositores para ocultar su vergüenza.
2.- Hay un espacio que se define ya claramente opositor, distinto a quienes se encuentran en la MUD. Por un lado, está gente que conforma Marea Socialista y otros grupos que no tienen mucha resonancia o presencia en los medios. Pero también el frente donde se halla Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio y hasta Gustavo Márquez Marín, todos ellos ex ministros de Chávez. El último de los nombrados también lo fue de Maduro. Se trata de una oposición que no ha abandonado el marco de la izquierda y denuncia al gobierno de haber abandonado los ideales de Chávez y lo previsto en el Plan de Patria por este redactado.
3.- Debo mencionar aparte, porque no hay motivos para no hacerlo, el caso de los partidos Comunista de Venezuela, REDES de Juan Barreto y Patria para Todos. Estas agrupaciones que han venido formando parte del Gran Polo Patriótico, espacio creado en tiempos de Chávez para mantener una relación que debía ser estrecha y para el diseño de políticas comunes, tanto como para alimentar la tarea gubernamental, recientemente renunciaron a seguir formando parte del mismo, porque según el criterio expresado por ellos, tal frente no existe, como que no se reúne y, a quienes lo integran fuera del Pusv, para nada se les toma en cuenta. En esa oportunidad también dejaron constancia que formarían "un bloque aparte". No quedó claro si asumirían posición opositora sino más bien crítica. En todo caso, se produjo una ruptura y que se sepa, después varios días de aquel anuncio, no ha habido respuesta alguna por parte del gobierno; el cual pareciera haber optado por ignorar esa manifestación de inconformidad como porque "no vale la pena", cuantitativamente considerada. Percepción esta que parece privar mucho o muy frecuentemente entre quienes gobiernan en Venezuela, los mismos que manejan al Psuv.
4.- Este cuadro reclama la presencia de los bloques de clase contrarios al gobierno. Hay un también pues un abanico de clases que se abre como las alas de un cóndor. Es bastante numeroso. Lo componen la mayoría de los empresarios del campo y la ciudad. Una red inmensa de comerciantes, importadores y exportadores y una amplísima clase media conformada por quienes operan en áreas productivas, prestadores de servicio y profesionales de toda índole. Ese universo, desde un principio, fundamentado en el discurso gubernamental, el de Chávez y la incisiva propaganda opositora e imperial, los medios nacionales e internacionales, vio en Chávez, sin justificación alguna a un enemigo. La derrota del ALCA en Montevideo, asunto en el cual tuvo protagonismo el ex presidente, prendió las luces del gran capital e hizo que los medios intensificasen su labor de demonizar al de Sabaneta, con un peligroso mensaje que le indispuso ante la gran mayoría de la clase media.
Los efectos que se sienten en la economía venezolana, que enriquece a pocos; se concentra la riqueza más; cada vez son más ricos los ricos, pero se empobrece gran parte de la población, por la impericia del gobierno y la avaricia de aquellos, lo que la clase media empobrecida no sólo llega a percibir la culpabilidad del gobierno sino también de la oposición, según su percepción, producto de muchos avatares, incompetentes para formular políticas exitosas y en beneficio de ella. La oferta electoral de hace un año, que las colas se acabarían una vez derrotase al gobierno en las elecciones parlamentarias y otra serie de errores continuos, como la persistente oferta de tumbar al gobierno en cada marcha, han puesto en entredicho la credibilidad opositora.
Sucede que en ese mundo venezolano, ya hasta como fantasmagórico y deforme, ha aumentado la disposición contraria a quienes gobiernan pero también frente al bando opositor. Pues según las encuestas de todo tipo, la aplastante mayoría de los venezolanos está en esa banda que llaman los NI-NI.
5.- El sector empresarial en su mayoría, ligado o no al capital internacional favorece las políticas opositoras. El capital internacional del llamado mundo occidental que tiene o desea tener inversiones en Venezuela, dentro de un marco legal propiciatorio y venal, se la juega por un nuevo gobierno sin importarle la fórmula que se utilice. Para sus representantes no hay limitaciones morales y menos legalismos. Por eso se valen de sus medios para difundir todo tipo de noticia aunque la mayoría de ellas estén reñidas con la verdad y el decoro. El petróleo, eso que Pérez Alfonzo llamó "Excremento del Diablo" se convierte en motivo para afectar la vida de los venezolanos. Por él, son capaces hasta de llevarnos a una guerra, riesgo en el cual se envuelven venezolanos sin medir la magnitud del peligro y de los malignos resultados que acarrearía a todos.
6.- El capital extranjero que participa en nuestros negocios, de distinta procedencia al occidental, como el chino o Ruso, pese su "aparente simpatía" por el gobierno que le permitió hacerlo, por razones de seguridad, el capital suele jugar a lo seguro, se mantiene en buena medida en actitud discreta y como observando y midiendo los acontecimientos.
7.- La iglesia católica venezolana, a la cual supone uno, no sabemos a ciencia cierta hasta dónde, pertenece la mayoría de los venezolanos, aparece dividida. Hay tantos católicos a favor del gobierno como en la oposición. Cualquiera de ellos que goce de mayor respaldo, tendrá invariablemente también mayoría de católicos. Lo mismo parece suceder entre los sacerdotes, salvo la alta jerarquía católica,.donde la oposición goza de un rotundo respaldo. Históricamente, desde la Capitanía General de Venezuela hasta hoy, ese ha sido el cuadro. Siempre los altos dignatarios de la iglesia venezolana han estado en posiciones muy conservadoras y ligadas a los grandes propietarios primero y ahora a los capitalistas.
Esto es tanto así, que esa alta jerarquía, desde tiempo atrás, comprometida con los sectores más radicales de la oposición, se ha atrevido a desafiar los deseos del Papa Francisco por el diálogo como medio para resolver la crisis y enfrentamiento entre venezolanos.
8.- No podemos olvidar el significativo respaldo de que goza la oposición en el seno de la población. Todos los procesos electorales así lo han dejado establecido, pese que el ex presidente Chávez, en una oportunidad utilizó el calificativo de escuálido. Siempre los electores han respaldado a la oposición en porcentajes superiores al cuarenta por ciento, salvo cuando se votó en referendo por la constitución vigente. Es más, en las elecciones legislativas del 6 de diciembre del 2015, contó con un apoyo electoral superior al 50 por ciento, lo que permitió ganar una mayoría holgada en el parlamento.
Este es pues, de manera general el cuadro que llamaríamos opositor, desde la perspectiva de enumerar sus fortalezas y respaldos.