Ya el Libertador Simón Bolívar el 7 de octubre de 1818, le había hecho saber al Agente del gobierno de los Estados Unidos, Míster John Baptist Irvine, a través de una carta cuando éste en otra osó amenazarlo si no le devolvía las embarcaciones TIGRE y LIBERTAD, incautadas por los patriotas al estar contrabandeando armas, municiones, otros equipos y víveres para los españoles, que: "Defendiéndonos contra España ha desaparecido una gran parte de la población, y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que *contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende" De manera que los gobernantes gringos saben, con certeza, desde hace ya prácticamente 200 años, que Venezuela esta cundida por compatriotas que salen pa’lante y que son difícil de vencer y por ello los gobernantes gringos han tenido especial cuidado de no jurungar mucho al venezolano, con sus pretensiones hegemónicas, ellos saben que cualquier invasión armada a este país le saldría muy cara, pues tendrían que enfrentarse a hombres y mujeres con una dignidad fuera de lo común; y que resistirían su embestida por décadas ya que todos ellos tienen sangre y genes de los libertadores de América y no van a dejar de combatir y ofrendar sus vidas, si esto fuera necesario, por defender esta patria del extranjero insolente. Bueno, el párrafo anterior es el paréntesis al cual usted está acostumbrado antes de regresar a tratar el tema que nos ha ocupado durante un buen tiempo con los varios escritos que se le ha ofrecido. Veamos pues.
Las jóvenes Repúblicas Latinoamericanas vieron en forma ilusoria en el Panamericanismo un instrumento desinteresado de defensa ante la voracidad y apetencias colonialistas del Viejo Mundo, también de los marrulleros gobernantes de los Estados Unidos. Al analizarse a profundidad el verdadero alcance de los términos "Nuevo Mundo", "América", "América española", "Países al Sur del Río Grande", etc., utilizadas indistintamente por los precursores de la independencia, las dudas se desvanecen y se despeja el camino hacia un análisis objetivo de los logros alcanzados por el movimiento Panamericanista, entendido en la justa medida que sus manifestaciones fácticas. Del análisis de fuentes históricas es posible extraer elementos para responder a la interrogante: ¿Fue la unión de todos los pueblos Americanos el ideal, y con la intención que animó a los emancipadores a luchar por la independencia y solidaridad? Miranda, en su famosa entrevista con el Primer Ministro Inglés Pitt, en enero de 1790, esbozaba a éste sus planes y solicitaba la ayuda del gobierno inglés para "la emancipación de la América del Sur" En aquella oportunidad el precursor le entregó también al Ministro Pitt un "Proyecto de Constitución para las Colonias Hispanoamericanas", en cuyo proyecto se recogían los planes para hacer de la América Española un vasto y progresista territorio.
Años después, en 1806, este insigne venezolano, Francisco de Miranda, deja nuevamente constancia de sus claras impresiones Hispanoamericanas cuando formula el juramento el 24 de marzo en el Puerto Haitiano de Jacmel, al expresar: "Juro ser fiel al pueblo libre de América del Sur, independiente de España". Este sentimientos nacido en Miranda y alimentado por los más claros consideraciones de solidaridad, con miras a enfrentar un enemigo común, fue polarizado en torno al genio político del Libertador, quien con su prestigio y su entrega a la lucha se convirtió en fiel exponente del Hispanoamericanismo; mal entendido a veces como Panamericanismo. Quizás por ello, al resaltar el esfuerzo libertario y el ímpetu integracionista de Bolívar sería preferible hablar, como lo dice Indalecio Liévano Aguirre, escritor colombiano, del Bolivarismo, como auténtica proclamación de la América Hispana, por la voluntad de sus pueblos de transformar su revolución de independencia en la avanzada de un movimiento destinado a provocar, en escala mundial, un cambio de las condiciones sociales y políticas que dividían al mundo en Metrópolis y Colonias. No queda duda de que aun aceptando la simultaneidad en el uso de dichos vocablos por El Libertador, su estilo literario apuntaba hacia los pueblos Hispanoamericanos que luchaban por independizarse del dominio de la Potencia Ibérica. Es cierto que en la Carta de Jamaica, Bolívar se refiere a todo el Nuevo Mundo cuando dice: "Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo" Sin embargo, más adelante agrega: "Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse"