Venezuela, a pesar de sus cipayos, malandros comunes y de cuello blanco, es un país que promete ser moral, social, política y económicamente de gran prestigio mundial, ésto, una vez se afiance la Revolución Bolivariana y se pueda poner en práctica con toda su intensidad el modelo aspirado por nuestro gigante el Libertador Simón Bolívar que en su oportunidad dijo: "Necesitamos trabajar mucho para regenerar el país y darle consistencia,* por lo mismo, paciencia y más paciencia; constancia y más constancia; trabajo y más trabajo para tener Patria". Si, si, tenemos que saber y darnos perfecta cuenta que la lucha para lograrlo no será fácil, que será larga y penosa, pero con seguridad al fin venceremos guiados por los ideales del más grande hombre, reconocido mundialmente como el más prominente ser humano que existiera en el siglo XIX. Estimado lector, después de este preámbulo que pretende llamarle a seguir luchando, desde cada una de nuestras trincheras, con la finalidad de lograr una patria sana mental, física, espiritual, social y económicamente; ahora sigamos con la exposición de lo que a lo largo de los 12 anteriores escritos se ha querido analizar.
No obstante, el imperio norteamericano ha logrado introducir la división entre los gobernantes de los países miembros de varios de los mencionados esquemas, por lo que algunos han comenzado a desmoronarse. En la Comunidad Andina, Colombia y Perú han firmado Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, violando los requisitos establecidos por el Acuerdo de Cartagena. Ante esta realidad, el gobierno venezolano decidió retirarse de esta Comunidad, mientras Chile intenta reintegrarse. En el MERCOSUR, Uruguay ha intensificado sus relaciones con Estados Unidos y ha anunciado la posibilidad de establecer un TLC con este país. Y viendo el Presidente venezolano Hugo Chávez como algunas instituciones multilaterales se han venido a menos, propuso desarrollar una Alternativa Bolivariana para América, ALBA, con vistas a lograr la verdadera integración entre los pueblos de la región. El Presidente Evo Morales promueve el Tratado de Comercio de los Pueblos, TCP, basados en la cooperación y la solidaridad. El ALBA y los TCP se oponen a los proyectos neoliberales del imperialismo norteamericano, los cuales pretenden anexar las economías latinoamericanas a la de Estados Unidos mediante el ALCA y los TLC. El fracaso del ALCA al no constituirse en todo el territorio regional en enero del 2005, no elimina el peligro de sus objetivos, los cuales se pretenden alcanzar ahora con los TLC bilaterales entre Estados Unidos y cada país latinoamericano por separado. Se ha de destacar que el errático comportamiento de los esquemas de integración, se debe fundamentalmente a dos factores principales: El primero y más importante de ellos es la política imperialista del gobierno de los Estados Unidos. Su esencia puede resumirse en establecer en la región un entramado de relaciones económicas y políticas que responda a sus intereses.
Desde el punto de vista económico, se trata de que sus Empresas Transnacionales, ETN, extraigan el mayor volumen posible del excedente productivo de la región, desde el punto de vista político, establecer gobiernos dóciles que aseguren las condiciones nacionales para que las ETN alcancen los objetivos económicos mencionados. El desarrollo conceptual y práctico del ALBA, el cual está en pleno perfeccionamiento, constituirá un relevante aporte a la teoría de la integración latinoamericana. Se requiere de una investigación que profundice en los aspectos económicos, sociales, culturales y políticos de esta nueva propuesta integradora de los pueblos y los Estados latinoamericanos, a su vez dicha investigación debe revelar las inconsistencias de la teoría neoliberal del comercio internacional y lo pernicioso de su puesta en práctica. En este empeño debe tenerse en cuenta que lo menos trabajado en la teoría y la práctica integracionista se refiere a los aspectos jurídicos, políticos y de derecho, por lo que ha llegado el momento de poner en primer plano los estudios especializados en estos aspectos, en un amplio temario que se pudiera elaborar al respecto. Aunque las razones invocadas para justificar la integración latinoamericana han cambiado en el tiempo y de acuerdo a los modelos de desarrollo que se han considerado más convenientes o más adecuados a las circunstancias nacionales o internacionales, los objetivos de la integración han sido los mismos desde que las naciones de América Latina obtuvieron su independencia.