Se han quemado más de cien unidades de transporte público.
Se han quemado gandolas cargadas de combustible
Se han quemado transportes de alimentos.
Se han quemado vehículos de entidades públicas.
Se han destruido edificaciones públicas.
Se han atacado complejos habitacionales de Misión Vivienda.
Se han atacado preescolares.
Se han humillado a personas desnudándolas y bañándolas de excremento.
Y los más dolorosos son las perdidas humanas, en su mayoría ocasionadas por quienes han ejecutados todas estas acciones vandálicas, sucediéndose casos que por su sadismo ya en nada envidian Freddy Krueger o Jasón Voorhees; como lanzamiento de botellones con agua congelada, caerles a patadas y a palos a un ciudadano confundido con un chavista y después prenderle fuego, incendiar vehículos con personas dentro y pare de contar. Y no es que me ciegue ante la responsabilidad del gobierno es sencillamente que la destrucción y la muerte no es la alternativa.
Y como si fuera poco desde las redes sociales como en las gradas del antiguo Coliseo de Roma muchos aplauden tales atrocidades e incitan a mucho más; cabalgan a rienda suelta todas las expresiones de odio, intolerancia, xenofobia y racismo, propias del nazismo alemán o lo que fue la falange española de los años 30.
Sin ningún recato hablan de matar a todos los chavistas; prendiéndoles fuego, inyectándoles sustancias nocivas, utilizando guayas, ametrallándolos, arrojándoles objetos contundentes y todas las formas posibles de matar, todo esto bajo la falsa y atroz creencia que la "libertad" del país pasa por el exterminio de por lo menos seis millones de compatriotas.
Mientras este cuadro empeora, el liderazgo nacional, principalmente dirigencia política de oposición tanto de derecha como sectores de izquierda; medios de comunicación, liderazgo eclesiástico, sector empresarial (y ahora se suma la Fiscal como actora política partidista), voltean la cara para otro lado y ninguno expresa un rechazo contundente.
Recientemente participe en una marcha del chavismo y pude ver a gente identificada con la oposición en las aceras observando y no pasó nada; ¿Podré pasear yo por Altamira con una camisa con una estampa de Chávez? Las expresiones de odio y terrorismo vienen de una dirección y nadie dice nada.
Escuche a un dirigente de los que se denominan "chavistas crítico" decir que el sustrato de toda esta violencia es la falta, de alimentos y medicinas y me pregunte; ¿Será que esos tipos que están incendiando en el este de Caracas con máscaras anti gas de 300.000 bs, están protestando por harina precocida? Pero este dirigente no dijo nada del fascismo y el financiamiento que el propio presidente de los EEUU confirma.
La Fiscal General de la Republica dice: "Soy una mujer de paz, no puedo aceptar la violencia" y después dice" no podemos exigir comportamiento pacífico y legal de los ciudadanos si el Estado toma decisiones que no van acorde con la ley" (ella es parte de ese estado) como justificando los hechos y seguidamente se intensifica la violencia y el fascismo sigue avanzando.
Una magistrada de la Sala Civil del Tribunal Supremo declaró; "Hago una súplica a Nicolás Maduro para que no siga enlutando a Venezuela" pero ni una palabra sobre el caso de un venezolano corriendo envuelto en llamas en el este de Caracas porque lo confundieron con un "judío", perdón con "chavista". ¿Será que esta señora no ve la gravedad de estos hechos?
No pretendo que sectores con visiones e intereses distintos renuncien a sus posiciones y sus objetivos, respeto el derecho a la disidencia y a que luche cada quien por lo que crea, es simplemente que no enmudezcan y se hagan los desatendidos ante prácticas que harán imposible construir lo que dice nuestra constitución de una sociedad justa y amante de la paz, aun cuando logren derrocar al gobierno.
Se trata simplemente de unirnos y rechazar categóricamente métodos que a nadie favorecerá. Aquí no se trata de condenar la violencia de manera genérica, es condenar en primer término al FASCISMO y su financiamiento internacional que está avanzando y tomando cuerpo a los ojos de todos y que de seguir creciendo como un monstruo incontrolable se volverá hasta en contra de sus financistas y creadores; hoy es un brazo armado de sectores de ultraderecha, mañana podrá ser un cuerpo independiente, que dictara y ejecutara sus propias reglas de terror.
Pablo Morillo y el Libertador en plena guerra de independencia, sin ninguno ceder en sus objetivos ni principios fueron capaces de darse la mano y firmar el Armisticio de Trujillo mediante el cual ambos bandos se comprometieron a normar la guerra acordando restringir practicas bestiales que se venían sucediendo; sí eso fue posible en una de las confrontaciones más terribles que se conoce en nuestra historia; ¿Será que no podemos ponernos de acuerdo en condenar y desterrar estas atrocidades?