A estas alturas deben ser muy pocos los convencidos de que las "protestas" de la oposición son pacíficas y que quienes en ellas participan acuden, con su "pensar diferente", a resistir la represión de unos guardias ansiosos de sangre y muerte.
Claro, hay exepciones. Existe un sector de la sociedad enfermo y completamente disociado que negará hasta el dia que se muera esta realiad.
No es para ese sector que escribimos esta nota. Eso sería como echarle sal al mar.
Con ésta queremos llamar la atención de los venezolanos conscientes y del alto gobierno sobre el destino al cual nos quiere conducir una oposición declarada abiertamente en rebelión armada
Cuando se ven imágenes del estado en que han dejado ciudades como Tripoli, Alepo e incluso Damasco es dificil evitar que un sudor frío recorra el cuerpo. Sobre todo, si está consciente que con la misma práctica, los mismos métodos y las mismas campañas mediaticas se intenta conducir a Venezuela a los mismos resultados.
Basta para comprobar esto, con observar los ataques terroristas a escuelas, hospitales, trenes, edificios, bases militares, vehículos, puentes, bibliotecas, universidades, árboles, carreteras y otros.
Ahora, qué hacer al respecto es la pregunta que se hacen millones de venezolanos e incluso el alto gobierno. Y tras esa pregunta otras tantas como estas: ¿Cuál es la respuesta que el gobierno y las Fuerzas Armadas deben darle a los terroristas?
¿Vamos a esperar que el pais esté en ruinas para reaccionar con la fuerza que la situación amerita? ¿Vamos por temor a que nos invadan a dejar que destruyan el pais y se apoderen de nuestras riquezas? ¿No es eso una rendición a priori? ¿Estamos conscientes de que si la derecha toma el poder habrá más de un millón de muertos?
La derecha está envalentonada, sobre todo tras la garantía de impunidad que le extendió la Fisca y la implacable campaña mediatica que intenta convencer al mundo de que son "combatientes pacificos por la libertad". De no actuar con contundencia y rapidez irá escalando en esa violencia hasta armar un ejercito de mercenarios, tomar un estado y declararlo territorio libre para entrar en la fase de guerra civil abierta.
Desde nuestro humilde punto de vista llegó la hora de jugarse a rosa linda. La respuesta tiene que ser militar, ya no hay espacio para el diálogo (por lo menos en condiciones actuales).
El gobierno debe anunciar que responderá con fuego todo ataque a miembros de las fuerzas armadas, instalaciones del Estado o propiedad privada.
Esto alejará de las guarimbas a los revoltosos y tirapiedras que acuden llenos de odio, pero sin mayor convicción, dejando sólos a los paramilitares profesionales, a los hampones contratados y a uno que otro radical "ultroso".
Por otro lado, no puede continuarse con la práctica de enviar Guardias Nacionales desarmados a enfrentar a terroristas con experiencia y armados. Ellos también tienen hijos y resulta injusto pedirles que se inmolen sin darles el derecho a la defensa.
Es urgente el devolverles el derecho universal a la defensa propia y el más importante: el derecho a la vida.
En última instancia, siempre será preferible que caiga un paramilitar o un hampón a que lo haga un guardia que sólo cumple con su trabajo