En Venezuela todos estamos pendientes del tiempo cuando el árbol de Mango cargue, Abril, Mayo, Junio, para comerlos con gran gozo ya su exquisito sabor complace al más exigente paladar, comer le fruta directa, la jalea, que se hace con el mango verde, un dulce y tomarse vasos y más vasos del delicioso jugo de mango, es una mágica experiencia, en definitiva el Mango es una fruta única en el mundo, sin embargo, no nos ocupamos mucho por saber de dónde proviene, quien y cuando trajeron sus semillas a Venezuela, sus cuidos, como se puede prolongar su existencia elaborando industrialmente el Mango en jugos, dulces, conservas, enlatados, o en cualquier otra forma, no tiene explicación, por lo que una vez pasa el tiempo de cosecha hay que esperar hasta el venidero año para volver a saborear este manjar que Dios nos ha regalado. Estimado lector, vamos a continuar con alguna cosa más sobre el Mango, que en Venezuela se da como si fuera una planta silvestre. En el escrito anterior se dijo que fue Fermín de Sancinenea quien trajo su semilla a Venezuela, Sancinenea fue un marino nacido en la población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarca hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios años de servicio logra en 1757 que el gobernador de La Española le otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de la Concepción, mejorando notablemente su posición ya que tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de transportar pasajeros y correspondencias entre España y los puertos americanos.
Otro dato importante en torno al Mango es que Sancinenea remitió al Conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos IV, los certificados que avalaban la introducción del Mango en Guayana, certificados proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura. La correspondencia la redactó en Aranjuez con fecha 27 de mayo de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así como su ascenso al grado de Capitán de Navío. Años después, cuando se sintió envejecer Sancinenea, solicitó su pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la jubilación requerida, en carta fechada el 17 de diciembre de 1803. La solicitud fue aceptada por el monarca lo que le permitió a Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia, después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones; entre las que se destaca la introducción del Mango en Venezuela
Sancinenea narra los incidentes del viaje que empezó el 19 de enero de 1789 en Angostura y que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los Castillos de Guayana, cercanos a San Félix. Su viaje lo prosigue navegando hacia la isla de Tobago en donde encuentra al Conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien condujo a esa isla francesa y permanece allí unos días. Luego Sancinenea toma rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió las semillas de Mango, además de las otras plantas, semillas que llevó a Angostura en abril de ese mismo año, obsérvese que para esa fecha Simón Bolívar falta 3 meses para que cumpla 6 años de edad. Los datos narrados se pueden corroborar consultando los Archivos de Simancas, población ubicada en Valladolid, España. La historia del Mango es de antiquísima data, ya existía en tiempos prehistóricos según se informa en antiguos documentos existentes en la India, donde también se mencionan propiedades de esa sabrosísima fruta, también se encuentra información en algunas publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen detalladas narraciones sobre las bondades del Mango en asuntos relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto sagrado. De hecho, el árbol del Mango ha sido objeto de veneración en ese país desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.