Gabarra para el traslado de los familiares de los presos
La isla del Burro, es la mayor de 22 islas que conforman el Lago de Valencia. Las instalaciones que hizo para presos comunes el gobierno de Isaías Medina Angarita, fueron abandonadas por años. (Por cierto, allí estuvo recluido un famoso delincuente apodado "Petróleo Crudo", quien había sido el único preso que lograba fugarse a nado del penal. Fue tan notoria su proeza que el presidente Medina Angarita, lo indultó). Pero había tanto preso político en el gobierno de Rómulo Betancourt, que la misma fue reacondicionada para llevar los presos militares y civiles (guerrilleros y no guerrilleros). En la reestructuración de las instalaciones, se afirmó que participaron expertos israelí y alemanes. Era torturante para los familiares visitarnos, no tan sólo por la lejanía, sino por las dificultades que se presentaban en la vieja gabarra de traslado, y con las rigurosas requisas a que eran sometidas las familias por la guardia nacional. En aquel entonces, no había a quien llorarle… No había ONGs, ni canales de televisión, ni periódicos, ni radio a dónde acudir a quejarse. Allí, en ese lugar apartado de la civilización, en esa isla con historia llena de presos comunes, en una época, y políticos, en otra. Allí fueron a parar, por obra de un gobierno altamente represivo, entreguista y criminal, un grupo grande de hombres casados con sueños de revolución. Llegaron provenientes de las oprobiosas cárceles de la IV República: de las cárceles de Trujillo, de Barcelona, Maracaibo, la cárcel Modelo de Caracas, la cárcel de Ciudad Bolívar, del Cuartel San Carlos, entre otras. Llegaron revolucionarios de las cárceles improvisadas, como La Orchila, El Vigía, La Pica, el Castillo Libertador, y pare usted de contar.
De izquierda a derecha Tte. Exio Saldivia, Cap. Américo Sarritiello,
Maestre de Primera Hugo Acosta Medina y Cap. Pedro Medina Silva
Cabe señalar que, a pocos días de haberse concentrado más de 300 presos en la isla del Burro, se concretó una huelga general de los presos civiles y militares. "Escogimos ese momento, explica Fernando Zago, porque ya no podíamos más con las torturas y los asesinatos de gente nuestra en las calles de Venezuela, en la montaña y en todas partes, donde hubiera un combatiente. La ola represiva generó más de tres mil presos con dignidad y coraje a nivel nacional. El país se hallaba envuelto en la más feroz y criminal persecución de todo aquel que oliera comunista, o simplemente a izquierda, o a quienes osaran levantar la voz ante la brutal "caza de brujas", jamás vista en nuestro país". Otro camarada, pleno de dignidad, que se encontraba entre nosotros, fue Víctor Córdoba. Él se refiere a la huelga de la siguiente manera: "Eran momentos de avanzar en nuestros sueños, y era, además, la manera de responder a las atrocidades de un régimen arrastrado al imperio estadounidense que no paraba sus arremetida contra quien pudiera pensar, solo pensar, en revolución. En el mes de noviembre de 1962, declaramos una huelga de hambre de todos los presos recién llegados a la isla del Burro. Allí había hombres con un promedio de que oscilaba entre 25 y 35 años de edad. Buena parte de ese grupo estaba conformado por estudiantes, obreros y campesinos, provenientes de los estados Yaracuy, Falcón, Portuguesa y Apure, entre otros estados. También se encontraban los camaradas militares que habían participado en los alzamientos populares de El Carupanazo y El Porteñazo".
Gracias a la acción violenta e impensada del Gobierno de Rómulo Betancourt, hizo posible que un grupo conformado con más de 300 presos políticos, se reencontraran en ese lugar, convirtiéndose de esa manera en "La isla de la dignidad revolucionaria venezolana". Fernando Zago, corajudo sobreviviente de aquella época de sueños y oprobios, cuenta que cuando ellos llegaron a la isla fueron recibidos con amenazas y peinilla en mano. "Fuimos recibidos con una violencia terrible. Llovieron los empujones, golpes y peinillazos. Ese recibimiento nos lo dio la Guardia Nacional, cuerpo que estaba rabioso contra nosotros, ya que todavía estaba vivo en sus mentes los hechos que se suscitaron en la toma del tren de El Encanto, en los Teques, estado Miranda, donde las víctimas habían sido varios efectivos de ese cuerpo. Por cierto, ese día de la llegada, se estrenó nuestro camarada Algidas Tomasaukas, recibiendo una lluvia de peinillazos. La primera de las "lluvias" que recibiría mientras estuvo preso. El hecho de ser extranjero generaba en los efectivos militares más ensañamiento. Los guardias decían "ese es ruso". Pero estaban equivocados, en verdad era lituano". En efecto, este camarada no sólo era un valiente revolucionario, sino que aguantó todos los improperios de los carceleros hasta que salió en libertad. Luego, regresó a su país por enfermedad, donde murió "con las botas puestas". Siempre solidario con la lucha revolucionaria venezolana. En el estado Aragua dejó a su hermana Rita Tomasaukas, donde ejerce la docencia universitaria.
Capitán Víctor Hugo Morales, dando clases
De izquierda a derecha Rafael Thielen, Víctor Hugo Morales, Hugo Chávez,
Clodosbaldo Russián y Fernando Zago, en la realización de un
"Aló Presidente" en la propia isla del Burro.
Vamos a hablar de dignidad. De hombres y mujeres con dignidad, tales como los conocemos en el medio de lucha donde nos encontramos desde varios años. Muchos años. Pero antes veamos este ejemplo que es más que un ejemplo un derroche de vida con firmeza, en frente de todas las vicisitudes. Cuando hablamos de dignidad tenemos que hablar del español Miguel Romero Baeza (Melilla). Un 26 enero de 1945, en la ciudad de Madrid, el cáncer puso fin a la tenaz resistencia de este hombre lleno de pura dignidad. En efecto, el periodista y militante revolucionario combatió la dictadura franquista y al sistema capitalista con la misma pasión, inteligencia y dignidad con la que enfrentó su letal enfermedad. Nunca perdió la capacidad de indignación frente a la injusticia, siempre se puso al lado de la gente de abajo; inmune al acomodo, en todo momento mantuvo la lucidez analítica y la decisión en la acción. Lo suyo, como ocurrió con tantos otros y otras revolucionarios, primero fue una sensibilidad al sufrimiento ajeno, luego una opción ética ("Con los pobres de la Tierra quiero yo la suerte echar"), y más tarde, solo más tarde, vinieron la táctica y la estrategia, el partido y el programa. Vivió exactamente como pensaba. Ni una sola gota de ambición. Ni un solo gramo de lucro. Decentemente. Austeramente. Incorruptiblemente.
Con este ejemplo, no tengo que plasmar en este escrito lo que dice el diccionario sobre la dignidad revolucionaria. Allí está. No tengo que agregar nada más. Solo me queda decir que dentro de nuestros cuadros revolucionarios ha habido hombres y mujeres de esa talla y de esa fibra de revolucionario. Pero no me atrevo a dar el nombre de alguno, pues, corro el riesgo de equivocarme, o de dejar por fuera a quien se merece estar. Mejor lo dejo a la conciencia de cada uno de mis lectores. Quien tenga las cualidades del periodista español Miguel Romero Baeza, que se incluya en la lista. Yo, por mi parte, doy fe de gente valiosa y consecuente como por ejemplo: Víctor Hugo Morales, Alberto Leal Romero, José Américo Farías Abreu, Luis José Acuña, Miqueas Figueroa, Clodosbaldo Russián (+), Manuel Azuaje Ortega, Daniel Pérez Martínez, Víctor Córdoba, Fernando Zago, Algidas Tomasaukas(+), entre otros. Sin embargo, la idea es que se honre a quien honor merece. No es fácil reunir todas las características del periodista español. Pero de que los hay, los hay. No obstante, por razones obvias, no paso de allí, so pena de cometer una injusticia.
El Tte. Eufrasio Silva Mata y los Maestres de Tercera Luis José Acuña,
Francisco Aguilera y Omar Sarmiento
Voy a terminar este trabajo con unas bonitas palabras del líder Martin Luther King, quien luchó hasta ofrendar su vida por conquistar un mundo mejor para su gente. Luego escribiría en su obra La Fuerza de Amar:
"Jesús sabía que sus discípulos se enfrentarían a un mundo difícil y hostil, donde toparían con los recalcitrantes funcionarios políticos y la intransigencia de los protectores del viejo orden. Sabía que encontrarían hombres fríos y arrogantes, con los corazones endurecidos por el largo invierno del tradicionalismo. Así, les dijo "mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos". Y les dio una fórmula de acción "sed, pues, astutos como las serpientes pero candorosos como las palomas. Es muy difícil imaginar una persona que tuviera, simultáneamente, las características de la serpiente y de la paloma, pero es esto lo que Jesús espera. Hemos de combinar la dureza de la serpiente con la pacífica dulzura de la paloma; fuertes de espíritu, pero tiernos de corazón. …".
"Si se tienen cualidades de serpientes y nos faltan las cualidades de la paloma, seremos fríos, malvados y egoístas. Si tenemos las cualidades de la paloma sin las de la serpiente, seremos sentimentales, anémicos y abúlicos. Hemos de combinar pues las dos…".
"Nosotros, como negros hemos de unir la fortaleza del espíritu y la ternura del corazón", si queremos avanzar positivamente hacia la meta de la libertad y de la justicia…". (Tomado de la biografía de M. Luther King).