El servicio de Cantv en Venezuela, es decir telefónico, línea fija o móvil, es como el de la gasolina y hasta la el fluido eléctrico. Decir gratuitos es como la verdad misma. Veamos las cifras que sustentan nuestra afirmación. La renta mensual que cancelo por servicio telefónico alcanza un promedio máximo de 70,oo bolívares. Para quienes leen esto fuera del país, a manera de comparación, diré que un café en una cafetería puede costar 1.500 bolívares. Es decir, lo que pagaría por un cafecito equivale a 20 meses de renta telefónica.
En cuanto a Internet y teléfono móvil, pago por cada uno de esos servicios un poco menos de 300.oo bolívares. Entonces, siguiendo la misma línea comparativa, el costo de un cafecito me serviría para cancelar dos meses y medio de renta por esos dos servicios juntos.
Del mismo modo, un tanque de gasolina de 95 octanos, la de mayor calidad, una de las mejores del mundo, cuesta en Venezuela un poco más de 200.oo bolívares, lo que significa que si dejo de tomarme un cafecito ahorraría un equivalente de siete tanques de gasolina. En mi caso específico, que poco uso el carro, en vista que soy jubilado y por escribir artículos, ensayos y hasta novelas procuro salir lo menos posible de mi madriguera, con el valor del pequeño café pagaría mucho más de un mes de gasolina. Casi lo mismo sucede con el agua en la mayoría de las viviendas, el fluido eléctrico y el servicio de Aseo domiciliario.
Es decir, como dije al principio, decir que esos servicios son gratuitos, es una aproximación a lo real. Es ella una de las razones por las cuales nuestro gobierno asegura que vivimos en socialismo. Más si sabemos que las transnacionales le tienen "el ojo puesto" para apropiarse de ellos, subir las tarifas escandalosamente y obtener de esa manera grandes beneficios a costa de los usuarios. Y parece, para decirlo como gusta a los cumaneses, "cosa de chanza", la mayoría de quienes se oponen radicalmente al gobierno, en su inocencia, no se percaten de quienes en las oscuras esquinas acechan para enterrarle ese puñal. Pues de materializarse esa amenaza, que los servicios nuestros caigan en manos del capital privado, serían muy pocos quienes podrían usufructuarlos. Aquí, quien menos uno piensa, lleva hasta dos móviles encima.
¿Cuál es la diferencia entre el costo del cafecito y esos servicios? Pues que ellos son públicos, pertenecen al Estado y son financiados por la renta petrolera.
Es todo eso una verdad que los venezolanos disfrutan a plenitud pero parece unos cuantos no racionalizan, como el glotón que come y come, engorda y no se entera nunca de todo lo que eso significa, lo bueno y lo malo.
Advierto al lector quisquilloso que por eso no he dicho que los venezolanos vivamos en socialismo; eso lo dice en veces el gobierno, cuando la euforia lo aconseja, porque la nuestra sigue siendo una sociedad capitalista depredadora, rapaz, donde los inversionistas del capital privado, con la casi anuencia gubernamental, por incompetencia y debilidad política, imponen su ley. Tanto como que el salario no alcanza para comer y menos darse lujos aunque sean de los más modestos, salvo los servicios públicos. Y el cafecito privado cuesta una cifra astronómica si atendemos a la comparación antes hecha. Eso implica por otro lado usar de manera irracional en exceso, dispendiosa, valiosos recursos.
A lo anterior habría que agregar salud, aunque precaria, educación, vivienda, transporte, las pensiones al adulto mayor, hogares de muy bajos ingresos y otra larga lista. Por ejemplo, los autobuses y ferrocarriles urbanos y suburbanos prestan un servicio de primera a costos similares a los que hemos comentado arriba.
La revolución de la CANTV que mencionamos en el título estaría centrada en que en verdad el servicio está muy expandido, tanto en lo relativo al fijo y móvil y por supuesto al de Internet.
Pero también es verdad que por esa conducta paternal del gobierno aquí suceden cosas que calificarlas de absurdas no justifica que acusemos a quien lo haga de exagerar ni pecar de injusto.
Ayer acudí a una taquilla de pago del servicio telefónico. Se trata de un servicio privado que la compañía estatal contrata con ese fin. Siempre, en las taquillas que había utilizado, se limitaban a cobrarme las tarifas del teléfono fijo e internet. Esta vez me hallé ante algo que merece el calificativo de insólito. Más si comparamos con ese asunto de las tarifas.
La joven que me atendió, me informó de esta manera, haciendo un paréntesis como para evaluar mi reacción:
-"Debe pagar Bs. 62.oo de renta telefónica y una comisión a la taquilla de Bs. 100.oo".
Al escuchar aquello, que me pareció un chiste y todo un discurso de economía política, opté por sonreír y asentir.
Volvió a hablarme con la misma discreción de la vez anterior.
-"Se deuda por internet es de 248.oo bolívares y debe pagar 348.00; es decir, cien bolívares más también por la comisión nuestra".
Volví asentir y sonreír igualmente ante aquella cosa que sólo sucede en Venezuela, donde según el discurso que se lanza a la calle y sobre todo al exterior, "el comunismo nos está matando". Posiblemente la estatal haya optado por transferir el pago de la comisión que ella hacía a aquellos a los usuarios. Si sacamos bien las cuentas, por 310 bolívares de tarifa por los dos servicios, debí pagar adicional Bs. 200.oo de comisión a la taquilla.
Parece como insólito pagar una comisión por pagar. Pero aunque sea así, como hemos intentado calificar, es poco con la realidad. Pues no pagamos comisión por acumulación de las mismas y los intereses que ello genera. ¡No! Sólo por pagar. Pero además, observemos que la comisión es un equivalente superior al 50% de la deuda. El propietario del punto de pago o taquilla, obtiene un beneficio superior al de CANTV, empresa que debe invertir cifras inmensas para prestar esos servicios.
Venezuela es pues, amigos lectores algo así, como una combinación de "morrocoy con gallo" o un "morrogallo", como dicen por acá, por los lados de Puerto Píritu, donde se mezclan conductas como esas. Donde existe un capitalismo salvaje, atorrante y depredador que casi se come a la gente; donde comerciantes y productores ponen los precios que les venga en gana, con la anuencia u omisión por incompetencia del Estado, su debilidad política y un pueblo indefenso que trabaja y sufre para devolver su salario en pocas cosas que adquiere y en impuestos. Sin olvidar, después de decir lo anterior, de lo dispendioso y demasiado servicial del gobierno cuando se trata de los recursos que gerencia y administra.
Por eso, aquí podemos andar en buses y trenes confortables, cómodos y muy baratos, hasta que los guarimberos no los quemen todos, gozar de los servicios aunque deficientes en veces, por el bajísimo costo, pero lo demás, lo que maneja la empresa privada, el capitalismo, no el "comunismo", cuesta más que el salario, tanto "como un ojo de la cara". Por ejemplo, las medicinas que escasean y cuestan tanto como un entierro, ambos son negocios del sector privado. ¿Nos jode el comunismo o la empresa privada? ¿Cuál? ¿Qué es eso?
Entonces, amigo mío ¿qué cambiamos? ¿De qué se queja el empresario privado? ¿Qué quiere usted estudiante, obrero, empleado, ama de casa, profesional? ¿Quién atropella al venezolano? ¿Producimos al máximo todos nosotros, racionalizamos la conducta del Estado, cambiamos su proceder paternalista o nos entregamos a la voluntad de la empresa privada?
¿Entregamos nuestras riquezas al capital internacional o la manejamos nosotros? ¿Acaso no podemos? ¡Si Bolívar pudo con aquella increíble hazaña!