Francisco de Paula Santander, artífice de la maldad (II)

Despojar a Bolívar de sus facultades extraordinarias unos pocos meses después que el mismo Congreso se lo otorgara y en un momento tan crítico, a la fuerza tuvo que ser aupado por un enemigo suyo con mucha influencia en los diputados de ese Congreso de Bogotá, a quien no le importara a un pito el posible destino adverso que sufriera sus hermanos de otra república sur americana que todavía no había alcanzado su independencia y estuviera sufriendo la iniquidad ocasionada por un feroz invasor de la patria. Aquella orden del Congreso fue un golpe muy doloroso para Bolívar y después de pasar un día y noche de angustia en la mañana del día siguiente ya su genialidad había resuelto este revés, aunque lamentaría el desligarse del ejército que él mismo había formado con gente campesina y trabajadora que consiguiera andando por aquellas tierras querida a la cual tuvo que convencer de la nobleza que significaba adherirse a la causa independentista que volvería grande y acogedora a la patria de sus amores, gente que al pasar del tiempo de estar a la orden de Bolívar, lo miraban como a un padre o un hermano; más que como a un jefe. Anteriormente, cuando Bolívar solicitó al Congreso le autorización para traspasar las frontera colombiana e ingresar a territorio peruano, aquella autorización se tardó varios meses para ser aprobada. Fue en el mes de junio de 1823 cuando los congresistas aprueban dicha solicitud y dan la autorización, siendo el primero de septiembre de ese año 23 que finalmente Bolívar entra a la ciudad de Lima, después que las autoridades peruanas autorizaran también su ingreso. De manera que Bolívar realiza este movimiento de avance con respaldo legal proporcionado por ambos gobiernos, pues Bolívar quería cuidar las formas y respetar la institucionalidad de estos Estados; que se estaban estableciendo gracias a su espada libertadora.

Bolívar con su espada, sus ejércitos y sus batallas, había luchado durante casi tres lustros por la independencia del territorio suramericano y por dar a estos pueblos una forma de gobierno sustentado en la voluntad popular, al convertirse sus habitantes en ciudadanos con pleno goce de sus derechos. Y él, como Presidente de la República y jefe de los ejércitos libertadores, tenía que dar el ejemplo a los demás funcionarios y al resto de los ciudadanos, respetando y defendiendo las instituciones y leyes sobre las cuales se erigían los recientes Estados. Para añadir mayor respaldo legal a su presencia en tierras del virreinato, en febrero de 1824, el Congreso Constituyente del Perú confirió a Bolívar Poder dictatorial. El decreto, en uno de sus párrafos, reza así: "Sólo un Poder Dictatorial depositado en unas manos fuertes, capaz de hacer la guerra, cual corresponde a la tenaz obstinación de los enemigos de nuestra independencia, puede llenar los votos de la representación nacional" Bolívar acepta este nombramiento sin esperar ninguna reacción adversa de Colombia, dada la confluencia en su persona, en ese mismo momento, de varias investiduras. Fungirá desde entonces, al mismo tiempo, como Presidente de Colombia y Dictador del Perú, así también como jefe del ejército de Colombia y del Perú respectivamente, por lo que Bolívar era en ese momento el hombre más poderoso de América. Todos los jefes militares suramericanos reconocían su liderazgo y los pueblos rebosantes del más digno orgullo por tener como jefe aquel ser extraordinario.

La mitad del territorio suramericano y su población eran obedientes a sus mandatos. Bolívar tuvo tal concentración de poder, que despertó la inquina en mucha gente levantando animadversiones, y más en el Vicepresidente de Colombia y algunos legisladores colombianos amigos de éste. De manera pues, que el temor y la envidia provocaban el poder, prestigio y la gloria reunida en la persona del gran caraqueño. Y entonces para contrarrestar tal poder concentrado en Bolívar, sus enemigos en el Congreso procedieron a conseguir la mayoría de votos de diputados y tomar desquite del que se había convertido para ellos en una figura demasiado molesta, y al cerciorarse lo habían logrado, planearon como primer paso dejar sin efecto el acto legislativo de su propia autoría y que otorgaba a Bolívar poderes extraordinarios mientras estuviera en campaña militar. Bolívar es despojado del mando de las tropas colombianas en un momento por demás delicado, pues se estaba en vísperas de la confrontación final con las fuerzas del Virrey José de La Serna.



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José M. Ameliach N.


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