Izquierdistas críticos y traicioneros

Venezuela se constituye, hoy por hoy, en un referente moral de primer mundo. El pueblo venezolano, se ha colocado a la altura de las circunstancias, grandes circunstancias, que implican hacer frente al imperio más bárbaro de toda la historia de la humanidad, el Estado Unidos (EEUU) y sus aliados que, cual «perritos obedientes», se han colocado a su lado, abofeteando la dignidad de sus nobles pueblos. Colombia, Perú, México, Argentina, Brasil, Paraguay, Panamá, Uruguay, Guatemala, Costa Rica, Chile y Canadá, expresan a nivel de sus gobiernos, el nivel más bajo de la especie humana: el vasallaje. Señalaba Arturo Uslar Pietri, en sus Notas Sobre el Vasallaje, en fecha tan temprana como 1969, que: «Hay distintas maneras de darle la espalda a la América Latina, sin darse cuenta, y de frustrarla en su vieja posibilidad de Nuevo Mundo. Una es incorporarse a la América Sajona, como consciente o inconscientemente lo hacen todos los días millones de espectadores de cine y TV o de lectores de «magazines» (AUP, Nuevo mundo, mundo nuevo, 1969). Fue Bolívar, el Libertador de la América Nuestra, quien propagó la idea independentista de la creación del Mundo Nuevo, en la Angostura de 1819, proclamaba: «...no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso, es el más extraordinario y complicado». La causa de nuestros Libertadores y Libertadoras, estuvo siempre clara en que la independencia del Nuevo Mundo, se sustentaba en desterrar el vasallaje colonial portugués o español e incluso, en la mirada pretérita del Padre Libertador Simón Bolívar, en fecha tan remota como 1829, vislumbraba las fatalidades de nuestros tiempos actuales, al denunciar con vehemencia en carta dirigida al Coronel Patricio Campbell, que: «Los Estados Unidos parecen destinado por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad». Ese mismo año, en comunicación al ministro de Relaciones Exteriores, Estanislao Vergara, era más preciso e incisivo el Padre Libertador: «…Los Estados Unidos fueron desde un principio enemigos de la independencia de los países al sur del río Bravo, porque la emancipación de estas colonias favorecía los intereses económicos de Inglaterra; ya en 1781, Jefferson había dicho que la independencia de los países hispanoamericanos "era necesario posponerla hasta que los Estados Unidos puedan beneficiarse de ella y no Inglaterra"». Si algo llevamos en nuestras sangres y forma parte fundamental de los Principios que definen la venezolanidad siendo un rasgo identitario de quienes vivimos y compartimos al sur del río Bravo, la patria Latinoamericana, el Nuevo Mundo, como lo llamó el Padre Libertador Simón Bolívar, ese valor no es otro que el ser: Antiimperialistas. A finales de 1819, será que el Padre Libertador concretará su visión de Patria Grande, «Esta nación se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio». Bolívar, fue un militante de la causa Antiimperialista, tal como lo expresaba en su frase suprema: «Para nosotros la patria es la América».

Será en el proyecto histórico de nuestros nuevos Libertadores y Libertadoras de la Patria Grande, la Patria América, en que la visión Antiimperialista se concretará. Unificando en una sola visión, de la mano de Hugo Chávez, Fidel Castro, Néstor Kirchner, Evo Morales, Lula Da Silva y Rafael Correa, quienes concretarán en el impulso de nuevas organizaciones integradoras como UNASUR, el ALBA, la CELAC, TeleSur, el proyecto de nuestros Libertadores y Libertadoras originarios. Siendo como lo fue, entre otros, Hugo Chávez, un Bolivariano consagrado y practicante, un militante de la causa Bolivariana que impulsó y reivindicó, las ideas resplandecientes del Padre Libertador Simón Bolívar. Concluimos, que llamarse venezolano y no ser Bolivariano, Chavista o Antiimperialista, sería como pretender llamarse venezolano y colocar nuestra gloriosa bandera tricolor invertida en sus colores característicos del amarillo, azul y rojo. Peor aún, invocar la intervención imperialista sobre nuestro país, como solución a los problemas que hoy aquejan nuestra patria. Es la anti venezolanidad. Como si el enemigo histórico de nuestra patria fuera interno y todas las batallas libradas por nuestro pueblo contra el intervencionismo colonial y luego, contra el imperialismo, no hubiesen ocurrido en toda nuestra historia. Venezuela, se escribe con "v" de victoria, la misma que describía nuestro Comandante Chávez como un "modelo país" en el mundo, «donde todos los venezolanos y venezolanas, tengamos los mismos derechos al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, a la vida». Un país potencia, referente del Nuevo Mundo que tanto nos hablaba el Padre Libertador Bolívar.

Mucho, ha costado a la otrora izquierda venezolana asimilar las grandes transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que ha desarrollado el pueblo venezolano bajo el liderazgo primigenio de Hugo Chávez Frías y luego, de Nicolás Maduro Moros. Mucho costó, a esa vieja izquierda, asimilar que no fuera uno de los suyos el que estuviera al frente de estas grandes transformaciones. "Gorila", "golpista", "dictador", "autoritario", fueron los epítetos con los cuales la derecha y cierta izquierda, devenida en derecha progre o light, siempre acompañaban la figura de nuestro Comandante Chávez para descalificarlo y desmeritar la obra de regeneración del pueblo venezolano, sus instituciones, gobierno y fuerza armada. Con el transcurrir de los tiempos, esa vieja izquierda quedó adherida -cual plasta- al eslabón integrado de la extinta cuarta república. Nuestro pueblo, en su devenir histórico, no aprendió a diferenciar qué es ser de derecha o de izquierda, vio a ambos como parte de la misma cadena, tejida por el imperialismo, para azotar nuestra patria y sus pretensiones libertarias. Desde allí, parte el pecado original de la neo izquierda que hoy pretende reconstruir el mismo imperialismo, para implosionar la unidad nacional que cimentó Hugo Chávez Frías y que delegó en Nicolás Maduro continuar, como testigo fiel de su legado Antiimperialista.

Ser izquierdista, señala Frei Betto, «es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte del mismo», y como no tiene Principios, sino intereses, concluye que: «nada hay más fácil que derechizarlo». Y nacieron, los izquierdistas que hoy se oponen a rabiar a la Revolución Bolivariana, justificando su nacimiento sobre la base de que «Chávez se equivocó al designar a Nicolás Maduro como su heredero». En el fondo, expresan su frustración de que Chávez no se haya fijado en ellos o ellas, en sus ostentosos títulos universitarios y modestas capacidades literarias al frente de un teclado de una computadora. Reivindican, el haber hecho su pasantía por el Gabinete o en algún otro carguito de la Administración Pública, como suficiente para sentirse convertidos, en los más excelsos e insignes interpretes de la obra de Hugo Chávez Frías.

Ahora, esos izquierdistas surgidos del "chavismo", se auto proclaman los "guardianes" del legado de Chávez, aunque nunca hayan pisado el granito de su tumba. Vaya de aquel, que se atreva a cuestionar sus posturas políticas coincidentes siempre con la de la derecha fascista, las que proclaman como las certeras, devenidas del cadáver "exquisito" de nuestro Comandante Chávez, y que solo ellos o ellas, saben interpretar. Es un "chavismo" que proclaman como "crítico" y, a su vez, despolarizado. Constituyen, la secuencia genética de esa izquierda europea que para justificar su apoyo a los gobiernos imperialistas de sus respectivos países, y apoyar la barbarie de la guerra en Libia y otros países, crearon al "imperialismo humanitario", legitimando la injerencia militar de sus gobiernos contra países soberanos en nombre de la democracia y los derechos humanos.

No conocen de Principios, mucho menos concuerdan con Gandhi, para quien: «La felicidad es, cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía». Se proclaman "chavistas", pero poco o nada tienen de Antiimperialistas. ¡No conocen de Principios¡

En estos últimos cinco años, ni una sola crítica o reclamo ha salido de sus bocas o teclados, para recriminar alguna actuación o agresión provenida desde Washington. Todo lo contrario, se desviven por la Visa, salir en las pantallas de CNN o algún otro medio del norte imperialista. Sus coincidencias políticas son siempre con la derecha terrorista y los funcionarios del Departamento de Estado. No por casualidad, ante el llamado a Constituyente, realizado por el camarada Presidente Maduro, desempolvan la misma postura que mantuvo Luis Miquilena en 2007, con respecto a la propuesta de Reforma Constitucional realizada por Nuestro Comandante Chávez, juzgándola como un fraude y oponiéndose a la misma. Se han portado tan bien con el llamado World Power, que el nefasto J.J. Rendón se atrevió a proponer: «…la muerte de la MUD, y la oportunidad de nacimiento de una estructura nueva incluyente que agrupe a toda la sociedad venezolana, estudiantes, sindicatos, exiliados, disidentes, chavistas descontentos, miembros de confesiones religiosas, gremios, entre otros» (https://www.youtube.com/watch?v=XgRlimIY7_8).

Se trata, sin duda, de los herederos históricos del testigo dejado por Luis Miquilena o don Miqui, como se le llamaba en las catacumbas de nuestro pueblo. "Padre político", lo llamó nuestro Comandante Chávez hasta aquel nefasto día en que lo traicionó y obligó a expresar aquella frase para la historia: «Entre mil amigos y un Principio. Me quedo con mis Principios». Un hombre de sólidos Principios y corazón tan inmenso, como lo fue Chávez, ante la pregunta de los periodistas cubanos Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez para el libro: «Chávez Nuestro", sobre el perdón, recibe una respuesta firme de Hugo Chávez: «Perdón no es la palabra. En verdad no los perdono. Sería como decir: "Está bien, te perdono y vamos a trabajar juntos…" No. Los traidores están allá, en el otro extremo. No están condenados por mí. Ellos están marcados y condenados por la historia». Así, los percibe y percibirá nuestro pueblo, y los juzgará per saecula saeculorum.



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Henry Escalante


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