Por la caída de Puerto Cabello (II)

Pero lo más grandioso del Padre Simón Bolívar, nuestro Libertador, fue que nos infundió su legado, supo transmitir, traspasar sus genialidades a su pueblo sus genialidades y ellas las posee la inmensa mayoría de venezolanos, si, nos legó libertad, justicia, grandeza y hermosura, esta última para contemplar los otros dones bajo ese cristal tricolor y estrellado que es nuestra bandera. Consiga el lector en la historia, cualquier otro personaje que haya reunido sus cualidades, digo en la historia porque ahora en la actualidad, en el mundo ni remotamente se ve una sola persona, en el ámbito político, tenga tanta, o algo de nobleza en su corazón. La Revolución Bolivariana, comandada por nuestro Libertador, Simón Bolívar duró 20 largos años, una revolución llevada adelante por y con el pueblo, el trabajador citadino, el campesino del campo, ambos sin preparación militar alguna, sin vestimenta adecuada para los climas gélidos de los andes, sin transporte caballar, sin armas de fuego; revolución bélica en la cual todos fueron voluntarios porque no había como pagarles, y otras muchas vicisitudes que mejor es dejar de contar; sin embargo aquella influencia de Bolívar logró todo los sacrificios y heroísmo de nuestro pueblo. El venezolano.

Como quiera que a la figura humana de Simón Bolívar escritores, nacionales e internacionales, han tratado de desdibujar trasfigurando la realidad vivida por nuestro Padre Bolívar y transformarla en un mito, cuando la realidad es superior a la ficción, se supone aquella gente en su afán por obtener beneficios de algunos mandatarios de países extranjeros que tienen enviada de aquel venezolano, tratan de minimizar el coraje y valor intrínseco de su pueblo para buscar dominarlo y quitarle su liberad con el martilleo constante de ciertos pareceres, repetidos hasta el cansancio, a fin de confundir en lo acaecido sobre la vida del polémico hispano, latino, afro, mestizo americano o como quiera alguien interpretarlo. Puesto que lo real es que aquel caraqueño, mentado Don Simón, tampoco fue un santo de altar desde su infancia, dados los arrestos particulares que en ciertos momentos demostró y que por ser lo que fue, desde luego que iba a tener amigos y enemigos también, como forma de contrarrestar su valer y por aquello de la competencia que en toda instancia de su vida le aparece a quienes se destacan. Eso es cosa común en la humanidad, de donde partiremos de la premisa que Bolívar no era inmaculado, que tuvo muchos enemigos en su tránsito vital y aún después de muerto, y que en bastantes ocasiones debió salvar la existencia por cosas fortuitas como el amor, o porque ese día no había llegado su hora para morir. Como el tema es extenso, dentro de una síntesis necesaria se debe concretar en los sucesos más resaltantes de estos atentados. Como se dice anteriormente solo nos referiremos a los atentados a su vida más resaltantes; veamos.

1º POR COSAS DE LINDEROS: El 16 de septiembre de 1807, Bolívar tiene un altercado por unos linderos de una hacienda cercana a Caracas, Venezuela, y el furibundo oponente, Antonio Nicolás Briceño, saca la pistola y dispara tres veces contra Bolívar, la furia que sentía Briceño era de tal magnitud que su puntería es errática y ninguno de los proyectiles toca a Don Simón Bolívar. Sobre este hecho se abrió el juicio penal respectivo, pero los acontecimientos del 19 de abril de 1810 hacen tal expediente se archive.

2º POR LA CAÍDA DE PUERTO CABELLO: En Puerto Cabello, Venezuela, a principios de julio de 1812 ante el desastre de la caída de ese importante puerto militar en manos españolas, de lo que se culpa a Bolívar. El Capitán Domingo de Taborda, en el Cabildo de la ciudad, lleno de ira al ver a Bolívar desenvaina su espada para atentar contra él, impidiéndolo muchos de los presentes.



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José M. Ameliach N.


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