"No somos ciegos, querido padre, sólo somos hombres" El Gatopardo
De tanto revolcarse juntos, el oposicionismo (o lo que queda de él) y los medios de comunicación golpistas han encontrado una forma de relacionarse, bidireccionalmente incestuosa, que les permite suponer a ambos por igual que la realidad es tan perfectamente maleable como a ellos se les antoje, sin que les perturbe en lo más mínimo el escarnio ni el bochorno a que con eso se expongan.
Por eso el alcalde de Chacao se permite el disparatado arrojo de afirmar, luego de ocho años de acusaciones de inconstitucionalidad contra el chavismo, que la idea de las expropiaciones de campos de golf que adelanta el alcalde Barreto fue inicialmente propuesta por él, justamente luego de conocerse la noticia y de darse por sentados la irreversibilidad y el amplio respaldo popular que progresivamente va generando la medida.
El sentido de oportunismo a ultranza (que tanto expresa a la ultraderecha criolla de hoy) lo lleva a asumir sin pudor alguno la aberrada impostura con la que se presenta López en su disparatada rueda de prensa, en la que incluso se permite mostrar unos planos de proyectos de construcción en los manidos campos de golf y hasta a hablar de "democratización de los espacios públicos". Así nada más; como cualquier comunista de rancia estirpe, pues.
Nada, dentro de un marco de legalidad absoluta como el que ha regido la política de expropiaciones que adelanta desde hace meses la Alcaldía Mayor, es más susceptible de ser propiamente calificado de revolucionario en lo que va del proceso de cambios que ha promovido en el país el presidente Chávez, como el procedimiento que efectivamente ha logrado concitar en una misma política los intereses de las clases humildes y medias de la población con los del gobierno y los de los propietarios de inmuebles y terrenos privados. Por ello, el desatino de quienes desde el ámbito del chavismo caen en la trampa y se apresuran a exigir a cada rato una flemática mesura en la acción revolucionaria nos hace pensar que si nos descuidamos un poquito, tanto con la derecha como con el chavismo, vamos a terminar convencidos de aquella vieja máxima gatopardiana que pide cambios pero siempre y cuando sólo sean para que todo siga como está.
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