La convocatoria que ha hecho la oposición venezolana, con apoyo de la extrema derecha norteamericana, a la realización de un Plebiscito no solamente es ilegal, sino que es un paso más al desconocimiento de la Constitución y de las Instituciones del Estado Venezolano.
La extrema derecha venezolana juega a propiciar la disfuncionalidad del Estado, en el marco de la agresión permanente contra la Revolución Venezolana para buscar desde un golpe de Estado, una intervención extranjera o el colapso del país y la negociación que los lleve a concretar, por cualquier vía, la toma del poder.
De eso se trata para la derecha, tomar el poder y a partir de allí, arrasar con la revolución Bolivariana, sus líderes, las conquistas populares, las instituciones, saquear el petróleo, retrogradarnos nuevamente a un país tutorado y subordinado a los Estados Unidos y todo el andamiaje político de las grandes corporaciones que gobiernan el mundo.
Para alcanzar su objetivo a la extrema derecha no le importa nada, no hay ningún sentido ético de la política. No les importa destruir el país, entregarlo a las transnacionales, el daño que le infrinjan a la economía, a nuestras instituciones, no les importan los muertos, de hecho necesitan más muertos y más caos. Esa es su naturaleza. Para lograr su objetivo no necesitan argumentar nada, no hay ideas, ni propuestas, es el todo o nada, es la ambición personal, el interés económico, el saqueo, la revancha, el odio a todo lo que esté relacionado al Comandante Chávez y a la Revolución Bolivariana, el odio y el desprecio al Pueblo.
Esto, por cierto, no es nada nuevo. Se inició desde el gobierno del Comandante Chávez, desde que percibieron con claridad que el Comandante cumpliría su palabra al Pueblo y avanzaría en el programa de la Revolución Bolivariana. Desde las 43 leyes habilitantes hasta nuestros días, no ha habido tregua.
Son los mismos personajes, los mismos actores, no les ha pasado nada. Allí están envalentonados por la impunidad. Todos estos sectores han abusado de la magnanimidad de la Revolución Venezolana, de nuestra estrategia de paz, del sentido profundamente humano del Comandante Chávez, del comportamiento noble de nuestro Pueblo, de nuestros militares.
La desestabilización de la derecha y los episodios de violencia que propiciaron, necesitaban un elemento que la alimentara y mantuviese en el tiempo: el odio. Creo que ante el fenómeno de relación espiritual y amorosa que el pueblo más pobre estableció con el Comandante Chávez, frente a esa expresión poderosa de amor de un pueblo hacia su líder, la extrema derecha recurrió al odio como elemento que, trabajando en la psiquis, pudiera dar paso al fascismo.
Dado el hecho de que nuestra revolución es pacífica y el poder se obtuvo por la vía electoral, la estrategia del odio y el fascismo se pudo desplegar desde los mismos inicios de la revolución y ahora lo que vemos es la expresión de estos elementos, madurados y profundamente arraigados en la conducta y la ética de la oposición violenta.
La estrategia del odio, ha sido permanentemente sostenida y propagada por los grandes medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, quienes han tenido una gran responsabilidad en el discurso de la intolerancia y la violencia. A esto hay que sumar una estrategia bien definida del uso de las redes sociales, el abuso que se hace de ellas, y la gran capacidad operativa que tienen.
Estas campañas y mensajes de intolerancia tienen su asiento psicológico en el miedo, en el racismo y lo que el Comandante Fidel siempre advertía: los reflejos condicionados del anti comunismo que propagaron en Venezuela durante años y que están instalados en la psiquis de la extrema derecha, de las élites económicas-sociales, el desprecio hacia el pueblo humilde, al campesinado, a los habitantes de nuestros barrios y un sentido profundamente anti nacional y anti bolivariano de la derecha venezolana, una elite estrechamente vinculada a los Estados Unidos, no solo en sus propios negocios e intereses, sino, en sus valores y visión del mundo.
No pretendo dármelas de psiquiatra, pero algo está muy podrido, muy mal, en la psiquis de la oposición violenta, donde no hay ningún tipo de límite ético o moral a su accionar, donde se estimula de manera cobarde, la violencia desenfrenada y la muerte, sin asumir responsabilidad por sus actos. Es una conducta política que instiga, desde el anonimato de las redes sociales, el odio y la comisión de crímenes de todo tipo amparados en la impunidad.
Los voceros e instigadores de la violencia glorifican las guarimbas, se justifica que se queme a un ser humano, porque es sospechoso de ser chavista, se linchan jóvenes con las mismas características y se les sigue golpeando con bates y apuñaleando aunque ya la víctima está muerta, se aplaude y glorifica el uso de armas o explosivos para atentar de manera criminal contra los efectivos del orden público, se apoya que en las guarimbas se detengan y asesinen personas por el solo hecho de trabajar o haber servido al Estado.
Estamos hablando de crímenes que en ningún sitio se tolerarían y la incitación a cometerlos es un delito. Cuando alguien declara que hay que lanzar objetos desde los edificios a los manifestantes del Chavismo y sucede que algún tarado o criminal le hace caso, lo hace y mata a una señora, los dos son culpables. Cuando se instruye cómo colocar guayas asesinas para decapitar chavistas porque suelen estar en motos y algún criminal o tarado lo hace y muere un joven venezolano por el único delito de ser motorizado, los dos son culpables.
Cuando los líderes de la oposición y los medios internacionales no dicen nada de estos crímenes, son culpables y corresponsables de lo que está pasando. Tal vez a ellos no les importe nada, pero a nosotros y a nuestro pueblo sí.
Dadas las circunstancias actuales, esta extrema derecha no es merecedora de tantas consideraciones, son agentes de potencias e intereses extranjeros, de pasiones subalternas y mezquinas, de actitudes violentas y extremistas, son tan intolerantes e irresponsables que merecen una respuesta contundente del Estado Venezolano, de sus Instituciones y de todas las Fuerzas de La Revolución Bolivariana, del Pueblo.
El pasado domingo fuimos objeto de una agresión. Estaba recibiendo la visita de mi familia, un hermoso grupo familiar compuesto mayoritariamente por niños entre 7 meses y 15 años. Estábamos en las afueras de Nueva York (la jauría de la oposición como que no se ha enterado que estoy desde hace dos años y medio asignado a Nueva York como Embajador Representante Permanente de nuestro país ante las Naciones Unidas) en un restaurant familiar y popular.
Estando allí con mi grupo familiar fuimos víctimas de una agresión por parte de dos disociados: Gabriel Manzano (venezolano) y Tatiana Low Ardiles (colombiana). Este señor pretendió asaltarme tal vez con la creencia de que cualquiera de nosotros iba a salir "espantado" frente a su agresión. No nos conocen, ni en lo personal, ni en lo político. Me puse de pie para impedir la agresión y este individuo se dio cuenta inmediatamente que se había equivocado. El cobarde andaba con un niño en brazos, yo que estaba pendiente de mis niños y de su niño, le decía que era un cobarde y un irresponsable, que no se escudará en el niño, que lo pusiera a un lado y discutíamos lo que él quisiera, mientras lo sacaba del sitio.
Por supuesto, él estaba actuando para el video, que la mujer que lo acompañaba insistía, de manera histérica, en tomar para continuar la agresión en las redes. La acción decidida de mi esposa lo impidió, por lo menos de la manera que ellos pretendían, esta disociada mordió y golpeo a mi esposa, a pesar de que ella les indicaba que estaban cometiendo un delito. Quiero agradecer la actitud valiente de toda mi familia, somos personas de paz e ideas, pero no nos vamos a dejar agredir ni ofender por nadie.
De inmediato comenzó a actuar la policía de Nueva York y autoridades que trabajan en la protección del personal diplomático de todo el mundo en la ciudad. Existen los acuerdos de reciprocidad entre los países (imaginen que eso pasara a diplomáticos extranjeros en nuestro país), pero además estamos amparados por la convención de Viena. En todo caso, los agresores y otros disociados que se organizan para delinquir y andan por allí en una operación de amenazas y agresiones contra diplomáticos, niños o familiares de funcionarios del Estado Venezolano, como que creen que están en un municipio sin ley, como Chacao, para solo mencionar alguno. No, acá esa agresión tiene sus consecuencias. Ya actuó anteriormente la policía cuando un agresor intentó asaltar nuestra misión y lo repelieron nuestros diplomáticos, el día lunes siguiente ese individuo estaba detenido. Acá es un delito y nosotros vamos a actuar en el marco de la Ley, porque no puede haber impunidad.
Traigo este incidente a este artículo, no como una denuncia personal de una agresión de la que fuimos víctimas, no, yo procederé como corresponde. Quiero aprovechar para agradecer todos los mensajes privados y públicos (esos son más valiosos porque demuestran valor) que hemos recibido de solidaridad así como el comunicado emanado por nuestra Cancillería de repudio a la agresión así como exigiendo a las autoridades norteamericanas que actúen efectivamente en la protección de todo nuestro personal diplomático. Esto no es un problema personal. No, me atacan, nos atacan, nos acusan de cualquier cosa justo porque hemos estado en la primera línea del frente leales a Chávez y la Revolución, porque representamos al país ante las Naciones Unidas, porque somos dirigentes de la Revolución, porque no negociamos nuestra dignidad.
En todo caso quería mencionar algo que no es casual, ¿quiénes son los agresores? eso nos ilustra muchas cosas que suceden en el país. Resulta que ambos son empleados del Citibank, conocida institución financiera norteamericana, ambos residentes en Perú, él con un alto cargo, gerente de tesorería y responsable de la cartera de inversiones en Venezuela. Además, este individuo es hijo de un oficial retirado de la Armada Venezolana, Cesar Augusto Manzano Zabala, conocido por sus posiciones de derecha y miembro activo de una conocida organización desestabilizadora que opera en el país, el Frente Institucional Militar.
Así, cuando hablamos del fascismo, estamos hablando de gente como esta, que instigan la violencia pero están a buen resguardo, en el exterior, en instituciones extranjeras, pero instigando a que los jóvenes pongan los muertos en una guarimba desarrollando acciones temerarias como atacar una base militar, poner un explosivo o manipular un dispositivo improvisado; cuando se habla de guerra económica y de que tal o cual institución financiera se retira del país, o cierra las cuentas o no recomienda los bonos venezolanos o de PDVSA, es porque la gente que toma las decisiones o hace las recomendaciones del país, está políticamente motivada contra el gobierno, contra el Estado, apostando a una confrontación o una guerra, sin importar el costo que tengamos que pagar los venezolanos. Estas instituciones, tienen sus carteras de inversión en manos de extremistas de derecha, entonces, ¿que esperar?, ¿cómo darles un tratamiento equilibrado en nuestro país si sabemos que están políticamente motivados?
El Comandante Chávez ya no está entre nosotros, al frente de la conducción del país y de la Revolución. Chávez era Chávez. El hombre de las dificultades, para aproximarse a su estatura, debemos aproximarnos todos juntos para poder resistir y vencer en esta coyuntura de la revolución.
La diferencia entre la violencia que sufrimos durante el Gobierno del Comandante Chávez y la que sufrimos ahora sin él, es que el enemigo le asestó un duro golpe a nuestra revolución, es como haber perdido al Libertador en la batalla de Carabobo, o en Araure en plena segunda República. Esta dolorosa y difícil circunstancia nos obliga a ser más rigurosos que nunca, a trabajar con todos los compañeros, a no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie solo, a ser un poquitín mejores, más humildes, más solidarios, más responsables. El Comandante Chávez hizo todo lo que tenía que hacer hasta que perdió la vida, se sacrificó por este pueblo y por esta revolución.
El Comandante Chávez nos dejó un importante capital político, una acumulación de fuerzas extraordinaria, el amor en el corazón del Pueblo. Que no se pierda, no se pueden cometer errores. Debemos conquistar la paz y salir de esta crisis, caminando con nuestros propios pies, caminando hacia el socialismo ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!