Un vecino mío asistió al acto plebiscitario de la MUD, regresó a su casa alegre por lo que le habían dicho sobre los resultados que ya estaban cantados, y que el siguiente día el Presidente Maduro debía entregar el poder a Julio Borges y a Freddy Guevara. Con esa ilusión se acostó. Se durmió plácidamente, hasta el amanecer del martes 17 de julio. Encendió el televisor, ansioso por saber si ya Maduro estaba en Cuba. Pero la realidad lo golpeó en el mero centro de su cabeza: Maduro estaba mandando más que nunca. Oyó los resultados del plebiscito y se cayó para atrás. Le habían dicho en la cola que no bajarían de 10 millones, suficiente para la estampida del chavismo. Y ahora oía que sólo habían logrado unos 7 millones piches de firmas, a pesar del ju-ju y de la quema de los cuadernos. ¿Y qué había sido de los 14 millones alcanzados en las elecciones para diputados en diciembre del 2015?—se preguntó. ¿Cuánto habrá sacado el chavismo en el simulacro donde hubo colas gigantescas en todo el país, con extensión hasta las 9 de la noche?
Arrecho, se dijo sin temor a que lo oyeran los demás en su casa: "¡Coño, para qué firme! Perdí mi tiempo y perdí mi firma, no más por oír a estos pendejos. A esta dirigencia mediocre. Se trajeron a seis expresidentes de la derecha internacional. Les pagaron los boletos, hotel, comida, bebida y traslados para que vinieran a ver esta paliza que nos ha dado el chavismo. ¡Que pendejo es ese Julio Borges! Ahora empezaron a hablar pajas. A decir que con esa cifra el dictador tiene que irse. Tiene que abandonar su bunker en Miraflores. Para mí que estos carajos tienen que reaprender, comenzando por estudiar en un simoncito… hasta llegar a la Misión Sucre.
Tanta paja para que ni siquiera la trampa les funcionara de manera creíble para los ex presidentes invitados. ¿Qué pensaría Fox y sus colegas? ¿Qué estará diciendo Almagro? ¡Qué vergüenza! ¿Y que viene ahora? Tengo derecho a preguntar, ¿qué viene ahora? Yo cumplí con lo que me exigieron: fui a firmar en medio de ese solazo, sin comida y sin bebida, ¿para qué? Señor Capriles, señor Guevara: ¿Qué coba nos van a meter ahora? Estoy cansado de tanto engaño, de tantas mentiras. Ahora, segurito que me vienen con que van a poner en práctica la "hora cero". No joda, Guevarita, váyanse a lavar ese palto. El país en manos de ustedes sería el desastre más grande del mundo. Son unos balurdos, por eso estamos como estamos, nosotros los de a pie, quienes hemos creído en ustedes. ¿Ahora que viene? Se los digo facilito: viene la Constituyente. A esa no la para nadie. ¿Y después? Ay… después. Nosotros nos quedaremos aquí, mientras ustedes se irán para Miami a tumbar a Maduro desde allá. ¡Qué ridículos!".