En estos días leyendo sobre esa materia me encontré con tantas cosas que pareciendo ‘pequeñas o insignificantes’
entendí que las lenguas han tenido su marcado sello de clase dominante
no sólo para diferenciarse intelectualmente los de arriba de los de
abajo (los explotadores y opresores de los explotados y oprimidos),
sino para evidenciar el desprecio, la arrogancia, la autosuficiencia,
el criterio de prepotencia y la visión mezquina -de quienes teniendo
poder económico y por consiguiente alto nivel cultural- con que tratan
a quienes son las víctimas del bagazo que también en la lengua se
distribuye entre los que padecemos de la miseria social. De allí la
importancia de leer y entender el Quijote como texto que expresa un
idioma determinado y de una época específica. No para calárnoslo e
imitarlo, sino como algo que nos hace ver esas diferencias que la
propiedad privada, enriqueciendo a unos pocos y empobreciendo a muchos,
nos ha legado e impuesto hasta el sol de hoy en cosa de idiomas. Ahora
es cuando siento que los malandros han tenido hasta cierta razón en
tratar delincuencialmente el idioma cuestionándole raíces que el
intelecto no se ha ocupado de tomar en consideración para aliviarnos de
tanta pesadez en el hablar y el escribir. Pero al mismo tiempo, más me
convenzo que una revolución tiene la necesidad o está en el deber de
inmediatamente tomado el poder comenzar a someter a crítica y cambios
profundos todo aquello que del idioma no sirva al progreso y desarrollo
de la humanidad.
La
burguesía, en el capitalismo, impone las reglas de juego del
comportamiento humano y no puede ser de otra manera. Igual lo hace en
cuestión de idioma o lengua. Encontrar un burgués que permita que un
obrero lo trate de “tu” o “tú”,
implica el mismo esfuerzo para hallar una aguja en un pajal. Ahora, eso
mismo implicaría, encontrarse con un patrón, amparado en su dominio
económico, tratar a un obrero de “usted”. Es el rico quien utiliza el “tu” o “tú” para dirigirse al obrero, mientras éste lo trata de “usted”. Eso nos lleva a la siguiente conclusión: el hecho de no ser culto no significa que se sea mal educado o irrespetuoso o ignorante por completo. No pocas veces el mal ejemplo del pueblo termina
siendo el ‘doctor’ y no el zapatero. El “tu” o “tú”
estaba destinado, antes del imperio capitalista y bastante también en
éste, al trato íntimo familiar o a la comunicación con gente ‘inferior’
Me
impresionó mucho un caso de violencia producto del uso de una simple
palabra, pero cuyo significado era, sin duda, de clase y no propiamente
de un idioma para comunicarse todos los seres humanos por igual. En 1579 un secretario de nombre Antonio de Erazo se dirigió a un señor de apellidos Gutiérrez López en pleno
ejercicio del Consejo tratándolo de “vos”. Eso
fue peor que si le hubieran mentado a su madre, lo concibió como una
ofensa que lo ubicaba como un nadie o un ser inferior, y entonces se
resolvió el ‘abuso’ a punta de cuchilladas.
Con la palabra “vos” se trataba a los criados, a los mozos grandes, a los labradores y personas semejantes. ¿Cómo ocurrírsele a Erazo tratar de “vos”
al señor Gutiérrez López que no era ni criado, ni mozo grande, ni
labrador ni persona semejante a la chusma. Para evitar duelos a
cuchillo o descortesía entre personas semejantes, pero de arriba, nació
eso de “vuestra merced” que, por cierto, caracteriza mucho el lenguaje de Sancho para tratar a su amo y señor el caballero hidalgo don Quijote de La Mancha, que era de clase superior a la del
(como antes se hablaba). Imaginémonos al señor Gutiérrez López viviendo
en cualquier barrio empobrecido de Maracaibo. No dormiría cayéndose a
puñalada limpia con todos sus vecinos maldiciendo a los maracuchos,
aunque éstos le preguntaran: ¿Cómo sabéis vos que somos maracuchos?
Pienso,
en este momento, el sufrimiento que padecerá la burguesía –oligarquía
económica- y su intelectualidad beneficiada por abultada regalía cuando
el socialismo les haga ver que ya su lenguaje no ocupe un lugar
privilegiado para tratar con su desfachatez y desprecio a la chusma que
le ha hecho la revolución, y le ha transformado de pie a cabeza el modo
de producción capitalista. Tratamiento igual de lenguaje tiene que
implicar, necesariamente, un tratamiento semejante en trabajo,
educación, hábitos y distribución de la riqueza. Si la cultura y el
arte son universales, el idioma habrá alcanzado un nivel de desarrollo
haciendo una limpieza total de aquellas palabras o aquellos conceptos
que ya no serán ni estudiados, ni asimilados ni pronunciados por la
humanidad emancipada de toda expresión de esclavitud material y
espiritual.
Todas
las palabras y conceptos que tengan esencia de clase social se
extinguirán en el nuevo lenguaje de la humanidad cuando ya no haya
ningún síntoma de explotación y opresión del hombre por el hombre. En
el comunismo: ¡para qué, por ejemplo, “burguesía o proletariado”, “Estado o política”, “plusvalía o mercancía”, “burocracia o corrupción”, “partido político o sindicato”, “egoísmo o especulación”, “prostitución o esclavo”, “oligarquía o imperialismo”, “guerra o colonialismo”, “mendigo o estafador”…?
Vos, imperialismo, ya nosotros sabéis lo que pensáis y lo que queréis y lo que hacéis. ¿Sabéis vos lo que nosotros pensáis y queréis?: socialismo.