A palabras necias: ¿oídos sordos?

En reciente discurso el Presidente Chávez señaló que “A palabras necias, oídos sordos”. Según el diccionario la palabra necia se refiere a una persona ignorante, tonta o presumida. Para el caso de lo que a continuación expondré tomemos como punto de partida a una persona presumida –realmente necia- que hace uso de la palabra para obtener su objetivo y que nada tiene de ignorante y de tonta en relación con lo que dice y con lo que hace. Todas sus mentiras son planificadas y premeditadas.

La persona presumida es la que, por algunos indicios o señales, piensa lo que para él va acontecer, se vanagloria de sus palabras pronunciadas y de lo que hace. Para obtener su cometido no se detiene en llevarse por delante la verdad y lanzar su carga de lo que se conoce como palabras necias, entendiendo por éstas las que llevan detrás una poderosa carga de demagogia social que le sale del pecho con toda la voluminosidad de su corazón de acero.

Si se tiene por palabras necias a esas mentiras que se pronuncian en una campaña electoral tratando de hacerlas verdades por tantas veces dichas, no sería correcto hacernos de oídos sordos ante las mismas. Más bien tendríamos que hacer valer el derecho o el deber de refutarlas, de denunciarlas, de combatirlas para que ningún oído que escuche termine por creerlas o de que los oídos sordos, por tanto efecto de optimismo ciego, terminen siendo indiferentes a la realidad y dejen de cumplir con su deber.

No sólo existen personas presumidas que hacen uso de las palabras que se tienen por necias, y que son –pudiéramos decir- las mentirosas, las demagógicas, las oportunistas, las sofísticas. Igual existen cámaras de imágenes necias que saben mentir, especular, engañar, deformar la realidad para que los ojos que ven se confundan y por efecto de tanta repetición de imágenes necias perciban una deformación de la realidad como el verdadero hecho, es decir, acepten la mentira intencionada como verdad inequívoca. A eso hay que salirle al paso con imágenes ciertas, reales, objetivas, verdaderas para que ningún ojo se quede ciego de la verdad.

Los grandes y poderosos medios de la comunicación social venezolanos, los de propiedad privada, hicieron analogías de imágenes entre los actos de campaña electoral que hubo en la avenida Bolívar de Caracas –con el Presidente Chávez de orador- y el realizado en San Cristóbal –con el candidato Rosales de orador-. Precisamente la imagen del primero la presentaron vista desde atrás, desde donde terminaba la concentración, sin tomar en cuenta la cantidad de gente que había desde ese punto hasta la cercanía de la tarima desde donde habló el Presidente Chávez. La segunda imagen la presentaron vista desde la tarima, desde donde habló el candidato Rosales, hacia a tras donde terminaba la concentración de gente que lo apoya. En ésta, de acuerdo a la imagen necia, se veía mucha gente y ningún espacio vacío, y en la concentración del Presidente se observaba un largo trecho de avenida vacío y apenas un pequeño puñado de gente.

Existe una marcada intencionalidad premeditada de desvirtuar la realidad para confundir, por convencimiento de los ojos, a muchas personas con el fin de inclinarlas hacia el apoyo para Rosales. Eso no es obra de ninguna persona ignorante y tonta, sino de una persona experta en programaciones de laboratorio donde se modifica el sentido verdadero de la realidad para hacer creer una mentira como verdad. No debemos olvidar que estamos viviendo la fase histórica más importante de la deformación sostenida y ejecutada por los grandes y poderosos medios de la comunicación social. Para ello se basan en que la mayoría de las personas de nuestros pueblos hacen su conclusión por medio de la percepción, de lo que ven sus propios ojos, y no del estudio científico que sí sabe llegar a la verdad verdadera, y contra la cual no tiene posibilidad alguna el capitalismo salvaje de evitarla o de vencerla.

Los ideólogos del capitalismo, disponiendo de grandes medios de comunicación social, no sólo fundamentan su propaganda de palabras necias y de imágenes necias en el principio de Goebbels, de que la mentira, repetidas muchas veces, se convierte en verdad, sino también en la creencia sicológica y biológica fascistoide de que la susceptibilidad de las masas es muy limitada, su campo de entendimiento muy reducido, son ciegas e incapaces de pensar, carecen de chispa divina por ser siempre inmaduras, por lo cual es muy fácil sintonizarlas en la creencia de la mentira y en el rechazo de la verdad verdadera tanto por el oído como por el ojo.

Al mismo tiempo saben crear, en cada momento determinado, su “super-hombre”, el que sabe ofrecer de todo, el que sabe mentir en todo, el que sabe incumplir sus promesas, basándose en el falso juicio de que las masas tienen una enorme capacidad de olvido, por lo cual resulta fácil sincronizarlas en el conformismo y la sumisión tanto por el oído como por el ojo.

Vivimos el tiempo en que diciéndonos la globalización capitalista que el mundo ha entrado al fin de las ideologías, tenemos el sagrado deber de romper con todas las barreras para que ningún oído sea sordo ante la mentira oral ni ningún ojo sea ciego ante la mentira escrita o en imagen. De cualquier manera que se manifieste la mentira, debemos denunciarla, rechazarla, combatirla y vencerla.


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Freddy Yépez


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