Según la Dialéctica Materialista, primero comemos y luego pensamos. Esta conclusión representa el más alto grado de evolución de la Filosofía de los últimos 2 siglos, su expresión más científica.
En la vida práctica y cotidiana para pobres y ricos, para proletarios y burgueses; para fabricantes, intermediarios y financistas; para salariados y artesanos, técnicos y profesionales; para mujeres, hombres, niños, adolescentes y adultos varios, de cualquier color derivado de la melanina, sean cristianos, musulmanes, persas o judíos, para todos ellos e indistintamente, primero debe resolverse el problema del abastecimiento sustentador de la vida misma.
El sedentarismo y las enormes reservas alimentarias que trajo consigo le permitió al hombre de esa antigüedad pensar en frío, usar su capacidad reflexiva y hasta llegó a preguntarse de dónde venía, cómo fue concebido, cómo evolucionó, etc.
Hoy sabemos que la inteligencia, la memorización y las ideas en general son materia de primerísima calidad porque se trata de la forma de la materia más perfectamente desarrollada por el cerebro humano más allá de darles órdenes analógicas a nuestros músculos y órganos vitales.
La situación actual que confrontan los trabajadores de Venezuela nos está retrotrayendo a tiempos inmemoriales de la antigüedad más primitiva, de esa etapa del nomadismo cuando la vida se reducía a recolectar, cazar y pescar erráticamente como lo ha hecho cualquier animal herbívoro o carnívoro. La cuestión económica del comer, calzar y vestirnos está rediciendo nuestra actividad a cubrir esas necesidades al margen de otro pensamiento ajeno a cuánto debo ganar, a cómo amanecerá el azúcar, lo huevos, etc, Los demás pensamientos se hallan en reposo porque primero debemos comer en sentido lato y luego pensar en todo lo demás que llenaba nuestras vidas.
