¡Albricias! ¡Albricias! Dijo con alegría el presidente Maduro. ¡Llegó el trigo ruso y seguirá llegando! Con alegría lo anunció al país y la prensa oficial lo registró y hasta ofreció imágenes de buques rusos atracando en nuestros puertos. Percibí a Maduro como San Nicolás mismo anunciando su llegada, la suya y la del trigo, mientas bajaba del trineo o el autobús, sólo que un tanto menos expresivo y hasta quizás desconfiando, porque sabe que hasta los suyos, de los leales, como Pedro León, le hacen camonina y podrían dejarlo mal una vez más. Pero pese la llegada (¿?) del trigo ruso, la harina sigue siendo un enigma y el pan cosa de lujo. Pensar que me dije ¡volveré a comer pan!, como el moribundo que retorna a la vida o alguien que sacan de debajo de los escombros dejado por un terremoto.
Claro, eso tampoco borró en uno totalmente lo incrédulo porque no era esta la primera vez que llegaba trigo a los puertos y lo anunciaban con tanto entusiasmo, como medicinas y otras tantas cosas y seguíamos en las mismas, aunque el presidente aseguró que uno tras otro vendrían los barcos rusos con esa materia prima y por "diez años" tendríamos asegurado el pan y barato.
Y dicen qué llegó la harina. ¡Pero qué va! Uno a esta altura no sabe hasta dónde le mintieron. Llegó un solo barco, fueron varios, en el puerto hacen colas para atracar o no ha llegado ningún otro y menos en la vía, allá lejos, más allá de la bahía, se ve alguno, o si llegan, desde sus bodegas, la harina coge monte y se va para donde siempre, menos para donde debe hacerlo. Creo que los carajos que se encargan de vigilar el rumbo de la harina, más bien son empleados de Santos o de los empresarios que la mandan para Colombia y cuánto puerto extranjero se le abra.
¡Pobrecito Nicolás! He terminado por creer que es un solitario, secuestrado en Miraflores y el único derecho que tiene, la cabuya que le sueltan, es aquella para que se largue sus discursos un poco a lo Cipriano Castro, solo que muy largos, cual aquél de "la planta insolente del extranjero no hoyará el suelo de la patria", como calcados de la época del romanticismo, llenos de alegorías y proclamas patrióticas, lo que no es malo porque genera una bella expectativa en la población, pero tiene el defecto que distrae, adormece, mientras quienes cerca del primer mandatario están hacen de las suyas. Como vigilantes que señalan ¡allá va la harina!, mientras los contrabandistas y fugitivos toman otras trochas y se le llevan a otra parte. Y esos hacedores de cosas como las que ahora investiga Tareck William pero que vienen del pasado, mientras estas de ahora se acumulan, aprovechan y cual prestidigitadores, con sus ayudantes del entorno y hasta del bando opositor, hacen polvo la harina que polvo es. ¡Eres polvo!" Le dicen a la harina, no en saco sino a granel, ¡y en polvo te convertirás! Y Chupulún, para Colombia sale y una poca a manos de quienes le ponen los precios que en la calle tiene y por el cual los panaderos la compran o por lo menos eso dicen. Como también todo lo que por los barcos llega que aquí falta, pero se van como si desde los barcos mismos los envían por tuberías a donde siempre, para hacer sus grandes negocios. ¡Pobre Nicolás! Se queda como nosotros y el pueblo todo esperando lo que debería llegarle y nada. Se termina con las manos vacías. Y a él, Nicolás, me lo imagino triste y apenado, tanto que de eso no vuelve a hablar por mucho tiempo. Y pensar que hablar es lo suyo. Habría que usar un plano kafkiano para seguirle la ruta a lo que llega por los puertos pero no le llega a quien debe llegarle.
El presidente, días antes, denunció que empresarios exportadores de productos pesqueros, como camarón y otras especies, estaban exportándolas sin aportar lo debido al fisco nacional, lo que constituye una estafa. Lo que es más grave, si tomamos en cuenta que por esas operaciones se produce escasez y alzas cuantiosas en el mercado interno y en última instancia se impide que la mayoría de los venezolanos, de menores recursos, se vean impedidos de contar en su dieta con tales productos del mar.
Hace horas apenas, me hice portador de una denuncia, según la cual los chinos están pagando precios altísimos por el tajalí para llevárselo a su tierra donde ese pescado es muy apetecido, pese la prohibición existente en Venezuela de exportarlo. Y es lógica la prohibición, por tratarse de una especie de alto consumo entre la población de bajos recursos y porque el ilegal negocio chino ha provocado casi la absoluta ausencia del producto en el mercado. No es camarón o langostino, menos mero, que son lujos. No. Se trata de lo que consumía el pueblo. Y esto, el contrabando, no lo hacen los chinos solos. No. Cuentan con "ayuda" oficial, y con la asociación de personajes ligados al gobierno, ya que están haciendo un tráfico ilegal y el asunto lo conoce todo el mundo. Hasta lo anuncian como cubrir sus partes pudendas. ¡Pobre Nicolás!
¿Entonces cómo entender ese extraño asunto de los conejos, si teniendo tajalí en abundancia que da el mar para que los pobres coman, por qué dejar que los chinos se lo lleven? ¡Pobre Nicolás y pobre pueblo! ¿Cómo se entiende lo de la soberanía alimentaria? ¿Será una visión caraqueña, según la cual el pescado como el casabe "no sabe a nada?" Actúan como si el pescado sobrara y los precios en el mercado interno estuviesen por los suelos. No entiendo por qué sobreponer la captura de divisas frente al derecho a comer. Es como si el hambriento, a quien se le da comida, en lugar de comerla opta por venderla. Es cierto que no sólo de pan vive el hombre, pero si no come perece.
¡Pobre Nicolás! No se hace revolución con contrabandistas, en el más amplio sentido de la palabra, sólo por que vistan camisa roja o finjan lealtad a quienes gobiernan. Gómez fue "leal" a Castro y "leales" a Chávez una corte de forajidos que salieron huyendo con la cabuya en la pata y todavía quedan algunos "encuevaos". ¡Pobre Nicolás!
¡Pobre Nicolás! Por tus discursos incendiarios, que no son más que la forma de desatar tu angustia, impotencia ante tanta inconsecuencia, oportunismo de muchos y hasta incompetencia de los tantos burros con sueño que vienen dormidos desde Chávez, que si no roban por estar dormidos o somnolientos, no se percatan de quienes lo hacen y facilitan a otros para que roben por ellos, que no son siempre los mismos, he llegado a sentir conmiseración por ti. Quizás el hecho de haber sido amigo del excelente hombre que fue tu padre, me inclina a concluir que eres una pobre víctima de una nube de caimanes que rodean el pozo donde te bañas. Hasta es posible que algunos de ellos se sumerjan también contigo para fingir que son del mismo pozo, el de un hombre bueno, usado y abusado por ellos y combatido con fiereza, con la misma que exhiben los dientes de tus caimanes, por las fuerzas imperiales y del capital interno.
Nicolás, ¿Por qué los tuyos, de una manera u otra, te dejan tan mal de manera repetitiva y como con demasiada frecuencia? ¿Qué pasó con la harina rusa? ¿Ya se fue por los caminos verdes? ¿Ya llegó a Colombia hasta con escolta? ¿Está en las manos de los acaparadores? ¿Nicolás qué pasó con eso de los precios acordados que anunciaron y dieron una fecha que ya se volvió mohosa?
Hasta eso Nicolás, suelen ponerte a ofrecer cosas para mañana, como si ya todo está listo y luego te dejan en el limbo o guindado de una de esas cabuyas, sin informar nada y si acaso informas, ya eso no surte efecto porque es clavo "pasao", como ponerle un parche al tobo después que se quedó vacío y lo perdido, muy valioso, no podrá recuperarse porque se lo tragó la tierra. ¿Esos carajos, Nicolás, te son fieles? ¿Cómo concibes tú la fidelidad?
¡Pobre Nicolás!