Sea este el caso: Usted es un docente catedrático; le toca evaluar los avances de sus alumnos. Conviene en medirlos a través de un examen con ciertas preguntas con sus respectivos créditos.
Al final del tiempo del examen, usted recoge las pruebas y da por aprobadas a todos ellas sin valoración minuciosa de ninguna de ellas. Entonces, ¿qué es eso?
Bueno, algo muy parecido es lo que desde hace muchas décadas viene ocurriendo con las leyes venezolanas cuyos códigos y constituciones son bastante abultadas; son casuísticas.
Sobre esas bases, es inferible que con las nuevas cargas legislativas que están elaborándose en la flamante ANC esos abultamientos legales y procedimentales se magnificarán, y eso estaría muy bien, pero, ¿para qué servirán si ninguna de esas leyes son aplicadas a tiempo ni con todo su peso, que es lo que ha ocurrido y ocurre en nuestro país?
Las carreteras calles, aceras y postes de alumbrado público han sido utilizados para señalamientos y avisos para precauciones de tránsito. La pintura que se usa de elevado precio, la mano de obra involucrada también es costosa; sin embargo nadie respeta las rayas amarillas ni los brocales pintados para evitar imprudentes estacionamientos.
Todos los funcionarios públicos deben cumplir leyes específicas; muchos de ellos son los principales violadores de esas normas y, no sólo las incumplen ellos, sino que están obligados a hacerlas cumplir terceros y tampoco se atreven cumplir porque muy posiblemente carecen de moral para hacerlo.