El gobierno está pasando por una crisis, si no ética, psiquiátrica. Es el caso de Elías Jaua, dice "Más allá de las batallas y victorias electorales, la Revolución Bolivariana debe librar todos los días la batalla estratégica, que es la batalla de las ideas, que no se hace solo desde el debate teórico sino que se da en el ejercicio real de la ética política." –Qué querrá decir Elías Jaua con "el ejercicio real de la ética política", si no se tiene clara teóricamente la estrategia, si no sabemos para dónde se dirige esta revolución desde el punto de vista teórico y de las ideas ¿Cómo se puede tener certeza de una práctica política ética? El debate teórico dentro de su partido no existe y él lo sabe. En su artículo anterior Jaua se atreve a decir que una de las razones del triunfo electoral era "Porque el Chavismo es una fuerza popular, que cada día tiene mayor consciencia de clase, con un proyecto histórico coherente, con una dirección colectiva en distintos niveles que reconoce en el Presidente Nicolás Maduro, la jefatura responsable de la Revolución Bolivariana." Pero resulta que a pesar de no tener un proyecto coherente se ganaron esas lastimosas elecciones. No es como él dice. No puede ser coherente un proyecto que promete libertades económicas a los capitalistas y revolución social a los desposeídos, eso no tiene nada de coherente.
Antes dice que las elecciones se ganan porque el chavismo tiene cada día más conciencia de clase. Sin embargo ahora nos dice que …" el problemas es más profundo, al no desarrollar una política de transformación cultural basada en la construcción de valores para una sociedad con una vida modesta en lo particular y en lo colectivo, sino que por el contrario al expandir los derechos económicos y sociales, sin combatir en el plano cultural el consumismo estructural de nuestra sociedad, dimos pie a una demanda infinita cuya consecuencia es la búsqueda del enriquecimiento a cualquier costo. De allí los altos niveles de delincuencia y corrupción… " Resulta que ahora a ese chavismo con "conciencia de clase" ahora hay que educarlo. La pregunta obligada es ¿Cómo fue que esa población chavista de "demanda infinita, en la búsqueda del enriquecimiento a cualquier costo"…de "altos niveles de delincuencia y corrupción", después resultó con altos niveles de "conciencia de clase" y vota a favor de la revolución?
Pero lo más hipócrita de todo es que un partido que no escucha críticas ni las ha escuchado nunca ahora Jaua, justo antes de las elecciones de alcaldes, pretenda que rescate "la nueva cultura democrática que el chavismo trajo a la sociedad venezolana, la crítica, la autocrítica, la contraloría social, la interpelación popular, a la cual, como decía nuestro Comandante Chávez no le debemos temer, por el contrario la necesitamos para avanzar" ¿Por qué Jaua se ha vuelto de repente tan auto crítico?… "Satanizar esta cultura crítica de la democracia revolucionaria, con el banal argumento de quien critica es un traidor, es matar el espíritu libertario y plural de nuestra Revolución."… Y la respuesta no las da él mismo. Este arrebato moral viene al caso porque "Estamos en una nueva batalla electoral, ahora vamos por la victoria en las municipales"…
Y remata su Sermón de la Montaña con esta perla "pero no olvidemos la otra batalla, donde está la victoria estratégica, la gestación de una nueva sociedad que de verdad sea humana. Para ello, como nos recuerda el compañero Ricardo Menéndez, hay que volver siempre a Chávez." O sea, justo uno de los artífices de la falsificación del Plan de la Patria, un ministro comodín, que más pusilánime no puede ser, cómplice de este cochipollo de socialismo cruzado con capitalismo, nos recuerda que hay que volver a Chávez.
A quienes me preguntan por qué ganamos, les respondo: porque la gente quiere ver si son capaces de revertir este desastre y que alguien hable alguna vez en su vida con la verdad, sin tanta hipocresía, pacatería y moralismo barato.
La mentira y la mala voluntad son malos ejemplos; ostentar de victorias fatuas y de la vulgaridad; la impudicia con la ignorancia; la falta de humildad. Los malos ejemplos provienen de una autoridad, siempre. Dan malos ejemplos: una madre y un padre, la maestra, un cura, el presidente de la república, un alcalde, un político esquizoide como Jaua, quizás no en ese orden de importancia. Ellos son imitados de sus prácticas de vida, de las acciones, no de las palabras o los discursos. Pero cuando el discurso contradice a la acción, ésta prevalece siempre: la acción es la contradicción misma, el mal ejemplo es la contradicción: todos pueden contradecirse sin tener que dar muchas explicaciones, como lo hace ahora Jaua.
Cuando no hay valores firmes, convicciones y principio "teóricos y éticos" cualquier estupidez puede ser un mal ejemplo, solo resta que una autoridad como Jaua sea ese modelo moral. Los ejemplos, buenos y malos, son morales: robar, siendo una autoridad, mentir desde una posición de autoridad, en fin, no se puede tener una posición de autoridad sin influir sobre la conducta moral de los subalternos, por eso lo importante que es que una persona que ostente de autoridad institucional cuente con una conducta donde se forjen valores, y desde la trampa no se forja sino trampa, desde el engaño se aprende a engañar.