Desde hace muchos años venimos cuestionando el Situado Constitucional para unas Alcaldías que cuentan con recursos suficientes, tanto que más bien deberían compartirlos con el Gobierno regional y hasta Estatal.
Las Alcaldías disponen de recursos propios porque, a diferencia de las gobernaciones, tienen facultades impositivas.
¿Hasta cuándo tendremos alcaldías cuyos Alcaldes se dedican en principio a enriquecerse y a desentenderse de las obligaciones municipales?
Calles en mal estado, alumbrado público permanentemente descuidado, servicio de aseo más regular que bueno-son raras las semanas que no se ven lo camiones-la acumulación de escombros ha sido la norma y de vez en cuando improvisan "operativos" puntuales para una limpieza que durará muy poco.
Los botes de agua son frecuentes y no hay manera de que estos alcaldes se ocupen de ello. La experiencia guarimbera comandada y financiada por los golpistas de reciente ocurrencia no hizo otra cosa que magnificar los pésimos servicios que vienen acostumbrando todas las Alcaldías con raras excepciones, de, por ejemplo, un Lacava, un Jorge Rodríguez…
El servicio de transporte es cada día peor: se halla en manos privadas sin control alguno de parte de esas Alcaldías: choferes mal educados, excesiva carga de pasajeros, maltratos a los usuarios, desprecio a los ancianos; cobran tarifas a su capricho, cambian las rutas establecidas a su conveniencia, sólo salen en las horas pico, y todas esas irregularidades les han importado un pito a los Alcaldes durante más de 50 años.
Bien, toda esa mala calidad exhibida por las Alcaldías no podría seguir siendo financiada por el gobierno nacional; por el contrario, esos Alcaldes debería ceder muchas de sus obligaciones a las gobernaciones y estas podrían reducirles el situado constitucional y aplicarles severas penas a estos burócratas medievales, muchos de ellos extranjeros y señalados como delincuentes.
Las comunas debería ir absorbiendo esas obligaciones parroquiales y municipales, y tomar el control de lo que hoy son Alcaldías, unas figuras politicoadministrativas desfasadas y corruptas como lo hemos presenciado recientemente.
