Los fronterizos somos gente muy extraña, nunca vemos nada de lo que sucede contra el país. Nos dicen que nos ponemos lentes de cuero para no comprometernos con el verdadero poder de la frontera, las mafias vende tutti. Por mi Pueblo Redimido de San Antonio de Venezuela los militares de la Cuarta República sacaron a los ladrones ejecutivos de la banca en crisis de aquella época y nadie vio nada, aunque todos sabíamos donde habían cenado y dormido, al otro lado de la frontera. La corta moral fronteriza dice que mucha gente "trabajó" moviendo esos siete cueros banqueros hasta que los pusieron finalmente en Miami, y allí ahora se dan la gran vida.
Otro caso de la frontera dónde nadie vio nada sucedió cuando eran deportados unos 50 colombianos de mala vida. Llegaron transportados en un autobús hasta mi Pueblo Redimido. Allí, mientras preparaban la deportación y entrega a las autoridades colombianas, se robaron el autobús, pasaron la frontera y vendieron por piezas ese vehículo. Nadie se imagina que pasó, cómo fue, pero pasaron por la alcabala como si nada, frente a guardias nacionales de la época, ataviados de los famosos lentes de cuero. Tampoco hemos visto un contrabandista sacando gasolina, medicinas, alimentos, y menos el hierro se SIDOR en cabillas y el cemento con el cual se construyeron varios distribuidores en la ciudad de Cúcuta.
Nuestra frontera venezolana por el Táchira ha evolucionado, aunque nos duela en el alma, para eso, para dejar hacer y dejar pasar, que suena mejor en francés (laisser faire, laisser passer). Es casi imposible pensar que la inteligencia de Ledezma le daba para organizar una fuga desde Caracas hasta La Parada, primer punto de contacto con el paramilitarismo activo de la frontera, inmediatamente después del cruce del puente Simón Bolívar. Si era imposible, entonces lo posible ha podido ser una operación preparada por gente nuestra con capacidad de avanzar por la secuencia de alcabalas fastidiosas situadas en el medio de restrictores de velocidad, que obligan a detenerse para revisión; y que existen por montones hasta llegar a la frontera. Eso debe ser investigado, no darlo como una mera circunstancia de escape. Y en la frontera, se comenta que lo disfrazaron de una viejita agonizante que debían moverla hasta una clínica de Cúcuta. Especulaciones, simples especulaciones. Lo cierto fue que nadie vio nada, como es lo natural allí.
Ya eso sucedió, Ledezma está haciendo el trabajo que nunca hubiera podido hacer desde su casa. Además del desprestigio de los sistemas de seguridad de políticos presos por acciones que en cualquier país del mundo serían calificadas de conspiraciones contra el Estado y terrorismo, Ledezma aprovechará su escape para reforzar alianzas perversas con la oligarquía internacional. Es un promotor nato de acciones contra-nacionales promovidas por el capitalismo internacional. Ya hay evidencias de reuniones con la derecha europea, y no sabemos cuánto gamelote habló con el vecino Santos; y tampoco sabemos en qué momento será presentado en alguna reunión de MERCOSUR, en la OEA, como evidencia lingual de los malos tratos que recibió en la cárcel.
La cantidad de políticos que se han escapado, incluido Pedro Carmona Estanga, alias "El Breve", no dan risa, son la evidencia de algunas liberalidades que en política se resuelven de espaldas a la justicia. Eso causa indignación en el Pueblo. ¿Y los custodios? ¿Y las cámaras? ¿Y los responsables?
Esperemos las próximas fugas y las falsas risas de otros acontecimientos.