Me quejo contra el gobierno y la ANC

¡Qué llantén de quejas! Jamás, en mis 80 años, había oído tantas quejas. En Sabana grande de Orituco, donde nací, nunca oí una queja. Ni siquiera de los "palos de agua" que nos caí en el potrero sabaneando, o en el monto cortando leña, o en el conuco cogiendo la carga. Más tarde, en Caracas, viviendo en el barrio 18 de Octubre parte de mi adolescencia nunca oí una queja contra el empinado cerro, convertido en un tobogán en épocas de lluvia. Subir o bajar por la "calle" Párate Bueno con un par de latas de agua como guindas, era lo más difícil que se podía enfrentar. Pero yo nunca me quejé. Eran otros tiempos. Tiempos de dictadura y tiempos de morir callados.

Pero ahora es distinto. Las quejas sobran. Leí un libro titulado "Un mundo sin quejas". Y me pregunto: ¿Cuándo veremos a una Venezuela sin quejas". Difícil ¿no? Dice el autor del libro en referencia que "Con este libro aprenderás qué es una queja, por qué nos quejamos, qué beneficios creemos que obtendremos al quejarnos…". Si el señor Will Bowen, que así se llama el autor, viniera en estos momentos a Venezuela, se volvería loco de tantas quejas. Comenzaría a oírlas desde el mismo avión, y luego esa queja se agrandaría en el aeropuerto mientras es chequeado, en el auto que lo lleve a Caracas, durante la vía hasta llegar al hotel. Allí se quejaría de los precios y de la atención. Se quejaría de los servicios y de la televisión. Tantas quejas no lo dejaran salir del hotel donde se quedaría por siempre para no oír las quejas de regreso.

Aquí en mi país Venezuela somos campeones en quejas. Vivimos sobre un mar de quejas. Se queja la oposición por la falta de elecciones, pero se retira de las municipales. Se quejan de la moribunda MUP, pero hablan a nombre de ese organismo. Se quejan del CNE, pero se inscriben para participar. Reniegan de las municipales, pero se alistan para participar en las presidenciales. Se queja Samán del CNE. Se queja Lacava de los bachaqueros y éstos se quejan del carro de Drácula. Se queja Isaías Rodríguez de la lentitud de la ANC, y ésta se queja de quienes se quejan de ella. Se queja Diosdado de la Poleo y ésta fémina de Diosdado. Se quejan los pacientes las consultas médicas, los medidos de la poca gente que están yendo a sus consultorios. Se queja la de ama de casa por el súper elevado de los precios Se queja el hombre que al siguiente día de cobrar su sueldo, no le queda ni para tomase una cerveza. Nos quejamos del gobierno y sus ministros. Nos quejamos de la presidenta de la ANC. Algunos se quejan de Dios. En las reuniones de mujeres, las quejas sobre los precios son temas obligados. Dicen que muchas se quejan dormidas. En fin, hay quejas de todos los tamaños y todos los colores. Lástima que no se "producto" exportable. Seríamos súper ricos.

Voy aprovechar este momento para quejarme. Tengo derecho. Me quejó contra el presidente Maduro y contra la ANC (Eso no es negar lo que han hecho por el país. Nada que ver. Pero pongo el énfasis en el primer mandatario. Mire presidente, se están viendo signos de desesperación por parte de la gente. Se han producido algunos esporádicos saqueos a establecimientos donde se vende comida. Ojo, señor presidente. No se descuide. La gente está desesperada no sólo ante el hambre, sino ante los escandalosos precios. Su gobierno no puede tardar en tomar medidas drásticas que permitan frenar esta locura. Más que quejarme le estoy dejando una reflexión. Ojo, mucho ojo, la soga están desorbitadamente tensada. No permita que se reviente.

Agregado:

Presidente Maduro, con su debido respeto, no se puede intentar callar a la gente con calificativos de "quintas columnas", de fantasmas al servicio del imperio. O de revolucionarios de pacotilla. Cuando yo no vea corrupción en PDVSA, en las empresas básicas de Guayana, en las empresas del estados y otros organismos públicos. Cuando vea la eficacia de sus ministros. Cuando vea más acción y menos palabras. Entonces dejaré de quejarme y de criticar. Cuando estemos viviendo en un país bajo un sistema revolucionario por los cuatro constados, ese día cerraré mi boca espontáneamente. Pero hasta que eso no llegue hablaré, en la medida en que pueda hacerlo.

Puerto Ordaz, 21 de noviembre de 2017.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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