Enfermedades y quebrantos de salud de Simón Bolívar, en el transcurrir de su vida (I)

En forma somera se ha tenido el cuidado de relacionar los períodos de su enfermedad con el contexto histórico que se vivía en esos momentos, sin embargo, no se pretende realizar una investigación histórica exhaustiva. Intentamos construir y estructurar el conocimiento de la historia clínica y relacionarlo con la información que es conocida de sus últimos momentos y de la autopsia del hombre más grande de la América, y diría que del mundo en siglo XVIII y XIX. Por todos es conocido que Simón Bolívar nace en la ciudad de Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783, descendiente de una rica familia de la aristocracia criolla. El padre Juan Vicente muere cuando él tenía 3 años de edad. Su madre, Concepción Palacios muere el 6 de junio de 1792, el niño estaba a punto de cumplir 9 años, su custodia queda bajo la responsabilidad del abuelo materno. Simón Bolívar tuvo muchos tutores que fracasaron con él, pero su educación siempre quedó a cargo del maestro Simón Rodríguez, con quien Bolívar mantiene su amistad hasta la muerte. Los antecesores de Bolívar, que no habían muerto en guerras o revoluciones, habían caído víctimas del mal familiar, pulmones débiles y tuberculosos. Simón Bolívar muy joven, 18 años cumplidos, contrae matrimonio en Madrid el 26 de Mayo de 1.802 con María Teresa del Toro, hija de adinerados caraqueños. Bolívar y su esposa se instalan en su hacienda de San Mateo, cerca de Maracay. Ella muere el 20 de junio 1.803, un poco más de 1 año de haberse casado, de una enfermedad aguda que según algunos era paludismo. Simón Bolívar tenía para entonces 20 años. Vuelve a Europa y se pasa varios años en París, viviendo una vida de bohemio.

El año de 1.807 se enferma y su salud se ve complicada, existiendo la posibilidad de haber adquirido la tuberculosis. A mediados del año 1807 regresa a Caracas y continúa el reposo en su residencia campestre de Caracas y poco a poco recupera la salud. Bolívar era un hombre de unos 162 centímetros de alto y 50 kilos de peso, era ambidextro y manejaba el sable con ambas manos, no bebía licores fuertes, tomaba vino seco y espumoso en poca cantidad. Tenía algo de mestizo, y muchos mal querientes contemporáneos lo llamaban el zambo Bolívar. Tuvo muchas amantes, pero no hijos. De tanto cabalgar se le había formado alrededor del sieso un callo que le mereció el apodo honorable de "culo de fierro" Desde que empezó la guerra de independencia, en total habría cabalgado unos 100.000 kilómetros, recorriendo muchas veces en esta epopeya a la América del Sur de norte a sur y de sur a norte. Y la última vez, ya muy enfermo y un año antes de morir, cuando la invasión de los peruanos al Ecuador en 1829, viajó de Bogotá a Quito y regresó luego de que Sucre derrotara a los peruanos en la Batalla del Portete de Tarqui. Y su viaje final en 1830, de Bogotá a Santa Marta. En junio de 1822, después de la Batalla de Pichincha, hizo su entrada triunfal a Quito y allí comienza sus amores con Manuela Sáenz. Nuevamente regresa de Pasto, Colombia, a Quito en el año nuevo de 1.823. Llega muy cansado y completamente agotado, su médico personal el Dr. Charles Moore, de la Legión Británica, le indica descanso como el mejor remedio posible. Bolívar llega a Lima el 1º de septiembre de 1.823 y en enero de 1.824 decide viajar al norte, al puerto de Trujillo, Perú, a donde llegan unos 14 barcos con el ejército colombiano.

Al tomar el camino de la costa, por los ardientes arenales y el clima malsano, se ve afectada su salud, viéndose forzado a detenerse en la pequeña población de Pativilca, Perú, puerto, situado a unos 150 kilómetros al norte de Lima, capital de Perú. Estuvo postrado durante ocho días con fiebre, delirando, tenía tos, vómitos, escalofríos, cólicos y un constante sudar. Todos temían por su vida. Así duró ocho días, del 1-8 de enero cuando se ve mejoría, y así comienza a recuperarse lentamente. El diagnóstico de los médicos fue vago, dijeron que tuvo "tabardillo" Los delirios eran frecuentes y los médicos lanzaron la hipótesis de una "fiebre cerebral" Su amigo, Don Joaquín Mosquera, quien regresaba de Chile, salió de Lima y siguió por tierra a Pativilca, encuentra al Libertador muy mal de salud, flaco y extenuado. Bolívar estaba sentado en una pobre silla de vaqueta recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco, se le veía sus piernas sumamente flacas y sus rodillas puntiagudas, su voz hueca y débil y su semblante cadavérico. "Le pregunté ¿Y qué piensa hacer usted ahora? Entonces avivando sus ojos huecos con tono decidido me contestó: Triunfar"



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José M. Ameliach N.


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