Terminada la segunda guerra mundial, el continente todo, desde México hasta la Patagonia, sobre todo el primero y Venezuela, abrió sus puertas a quienes huían del hambre y la represión fascista en Europa, con la misma generosidad que los habitantes primigenios lo hicieron con quienes optaron por invadirlos y hasta exterminarlos.
Las reflexiones anteriores vienen a cuento por la particular agresividad del gobierno español del señor Rajoy contra el gobierno de Venezuela, cuyas consecuencias las sufren primordialmente los ciudadanos, los mismos que a sus ascendientes tendieron la mano y brindaron cobijo y una bella sonrisa. También por las muy extrañas declaraciones brindadas por el ahora presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, según las cuales "Portugal" saboteó la operación que debía poner en manos de cada familia venezolana un pernil para la navidad.
Pero hasta donde uno sabe, el Estado venezolano de la era chavista, insisto en decir uso este término por convencionalismo, por facilidad comunicacional, ha tenido excelentes relaciones con los gobiernos de Portugal. Con uno de ellos concibió aquel programa donde se han invertido significativas cifras en divisas, me refiero al de las canaimitas. Y en cuanto a la compra de perniles para navidad, no es esta la primera vez que se opta por esa operación.
Pero como el capital es como es, sólo tiene amigos entre quienes comparten estrictamente sus reglas, como el pagar y recibir las más amplias "libertades", no es extraño que en Portugal de ahorita se haya "diseñado", vamos a decirlo así, un comportamiento acorde con las exigencias de aquél. Si a Venezuela, una porción del capitalismo mundial, de la que Portugal forma parte o tiene y quiere unas mejores relaciones, por las razones que sean, le pone en una lista "negra", ese país y sus capitalistas pudieran intentar hacer lo pertinente sin que se pierda el negocio,. Por eso, no voy a negar que Portugal haya saboteado el operativo. Pero si es conveniente examinar el asunto, lo que sobre el mismo se ha informado, las inconsistencias en las justificaciones, que las hay, para por lo menos acercarnos a una respuesta que sea satisfactoria.
Tómese en cuenta, que el Canciller del país europeo, como en un desmentido al presidente venezolano, afirmó que "el gobierno portugués no tiene poder para sabotear lo del pernil". Y agregó, "el mundo se rige por una economía de mercado". Cada quien sabe cuáles son esas reglas.
Lo primero a tomar en cuenta, desde nuestra perspectiva, es la información dada días antes del 24 de diciembre por Freddy Bernal, en el programa "Vladimir a la 1", según la cual el 70 %, piénsese bien la cifra, de los perniles a repartir entre la familia venezolana, provenía de producción nacional. El propio presidente Maduro, ha afirmado, "nosotros compramos todo el pernil que había en Venezuela", lo que parece difícil creer si sabemos cuánto hay en oferta pública en el mercado interno y a precios inalcanzables. Pero agregó el presidente, pese eso "debíamos comprar afuera para completar y nos sabotearon".
La expresión "para completar", pudiera servir para fortalecer lo que antes dijo Bernal. La cifra del 30 % pudiera para eso, completar.
Pero si el gobierno compró "todo el pernil que había en Venezuela" y lo expresado por el presidente, es comprensible la cifra dada por Bernal, según la cual, como ya dijimos, comprendía el 70% de lo que se distribuiría entre la familia venezolana. Pero es poco comprensible si juzgamos desde la perspectiva del precio que los productores de cerdo de Venezuela están ofertando en el mercado interno. Entre el precio de mercado, por lo menos el de la oferta privada y la anunciada por el gobierno, la distancia es astronómica, lo que hace muy difícil que esta pudiera alcanzar esa cifra que mencionó Bernal para cada kilo del producto. Y explica que, habiéndose caído, por sabotaje como denuncia Maduro, el arribo de los perniles portugueses, hayan estallado tantas protestas a lo largo del territorio nacional, incluyendo Caracas, la gema del gobierno. Protestas que no sólo se han dado por el pernil sino por la anunciada "resuelta" caja de CLAP decembrina.
Lo que menos uno piensa, sin ánimo de cargársela tanto al gobierno, el cual está como demasiado estresado y constreñido, es que la cifra dada por Bernal fue invertida. Es decir, pudieran haber adquirido el 30 % en el mercado interno y contratado el 70% en el exterior, en Portugal, como se dijo desde el principio. Esto es coherente con la expresión de Maduro, que "teníamos que comprar afuera y nos sabotearon". Esto solo pudo ser posible si pensamos en estas últimas cifras y no las de Bernal. Pues con un 70% se hubiese cubierto buena parte de la población que estaba incluida en el plan, la que según el gobierno, palabras de Maduro, incluía a todas las familias, hasta aquellas no insertas en los CLAP, podrían comprar los perniles en los sitios donde se pondrían a la venta y a precios subsidiados.
Es demasiado evidente que el programa del pernil no se cumplió, tanto que el propio presidente así lo ha confesado. Dijo, "yo hice un plan y lo hemos cumplido, pero nos sabotearon el pernil" y agregó, "fueron saboteados los barcos que los traían".
Justamente hace dos semanas, Mario Silva, según él repitiendo a Bernal, "los perniles no habían llegado porque al parecer los barcos que los traían estaban en la guerra económica". De antemano, todavía faltaban dos semanas para navidad, se empezó a hablar de lo que luego sobrevendría. Pero esa vez se señaló a "los barcos que traían los perniles", como agentes del sabotaje. Uno imaginó barcos salidos de Portugal navegando un pasito para adelante y otro para atrás para llegar con retardo. Asunto que nunca logramos entender.
Por lo dicho ahora por el presidente, parece que no fueron los barcos o las empresas navieras, sino el gobierno de Portugal que a aquéllos saboteó. Pero el presidente queriendo hacer precisiones sobre el tema, nos lo puso más confuso, pues agregó:
"Países en el exterior cerraron cuentas bancarias con las cuales íbamos a pagar las cuentas".
Según esto, entonces no sería Portugal ni las navieras, sino los "países" que cerraron las cuentas bancarias. Lo que le daría la razón al canciller lusitano.
No obstante lo anterior, vamos a ver si entendemos. Chinos a la orilla del Manzanares, en mis tiempos de niño, lavaban ropa a quien sus servicios solicitasen. Por ello, solían decir "si no hay lial, no hay lopa". Es decir, a aquellos chinos había que pagarles al "brinco rabioso"
Según lo anterior, "si no hay lial, no hay pelnil". Si no pagas, por las razones que sean, no se hace el despacho. Eso, supone uno que alguna pequeña cosa sabe del capitalismo y cómo andan los asuntos de Venezuela, pudiera haber prevalecido. Es decir, como el mismo presidente dijo, Venezuela no pagó su pedido a tiempo porque "países en el exterior cerraron las cuentas bancarias".
De esta manera el asunto parece más claro y hace parecer enredada la conducta y explicaciones del gobierno. El saboteo entonces no es de los barcos, de las empresas navieras ni del gobierno de Portugal, aunque por vainas del capitalismo pudieran ser la misma cosa, sino de quienes manejan los bancos que cerraron esas cuentas. Siendo así, toma valor la expresión de Maduro, según la cual "sabotearon los barcos que los traían", aunque debió decir que nunca cargaron los barcos por aquello que decían los chinos a la orilla del Manzanares cumanés. O como, más protocolarmente, dijo el canciller portugués, en el mundo los negocios obedecen a sus reglas.
Ahora, acabando de terminar esto, la empresa portuguesa de los perniles informa que no los despacho por mora en pago de Venezuela desde el 2016; pero pese esto, Freddy Bernal dice que llegaron por Colombia pero allá están retenidos por el gobierno. Hay como falta de coherencia y hasta creatividad.
De todos modos lo que agobia al venezolano no es el pernil, es el vivir, el comer y todo lo demás que aquello implica.
Saquen sus conclusiones. Feliz año nuevo. Si esto es posible, por lo menos intentémoslo.
*Miguel Ángel Asturias. Señor presidente.