Al madurismo se le ha hecho imposible diferenciar los bandos en pugnas dentro de su lógica pro capitalista. Como trabajan para los capitalistas trasnacionales y los nacionales no son capaces de diferenciar al enemigo que se supone está detrás de la "guerra económica": los bachaqueros, los grandes bachaqueros (un portugués dueño de una panadería), el chinito de Recadi, etc. pero el estratega mayor y los que financian una guerra que los tiene de rodillas, pero sobre todo que nos tiene de rodillas, a la población más vulnerable, más pobre y empobrecida, ese que todo lo puede en esta guerra NO TIENE ROSTRO. Para ellos va, de parte del gobierno, respeto y nada más "estén en donde estén, sean quienes sean los sin rostros".
Voy a poner un ejemplo. No hace una semana, o quizás dos, Diosdado Cabello estaba maldiciendo de Lorenzo Mendoza; oligarca, conspirador, "nosotros sabemos quién está detrás del desabastecimiento", pelucón mayor y cosas por el estilo; al mismo tiempo Maduro estuvo activo con su "amenazadera" pública. Hoy, es decir, ayer, les asignaron un pocotón de plata a Alimentos Polar, que, por cierto, la empresa le pertenece a Lorenzo Mendoza, al pelucón mayor; no es una ingenuidad mía decirlo; recordar ésto creo que ayuda en algo a aquellos disociados que no conectan, que no pueden ver, en una contradicción, una contradicción.
A mucha gente le parece natural que Maduro insulte a Lorenzo Mendoza y al día siguiente les otorgue al Grupo Polar miles de dólares, es como si los dos hechos ocurrieran en tiempos paralelos, en dos dimensiones distintas. Les es casi imposible ver en esto una contradicción (o una "conexión" maliciosa, por ejemplo: plata para que se quede quieto y no sea candidato). Bien, si el gobierno y muchísimos asambleístas constituyentistas no ven en ello una contradicción mucho menos ven al enemigo que yace detrás de la llamada "guerra económica". Lo mismo pasa con la "Ley Terminator" y el dramatismo de Delcy Rodríguez con el tema de la soberanía nacional. Es simple, se trata del vestido invisible del emperador, el manto de la invisibilidad para todos aquellos que no quieren ver, que no les conviene ver contradicciones en el Presidente. En esta lucha antiimperialista tan particular, el enemigo se desplaza, se escurre, se activa y desactiva como un herpes, con las emociones del presidente; cambia de malo a bueno y de colores según su estado de ánimo.
Y digo el presidente, porque es quien da la cara por el resto del gobierno, que solo sirve para justificar esta volubilidad "política" (Lo que es una idiotez y una improvisación, fácil lo convierten en "una ingeniosa táctica política", como el caso de los billetes de cien). Una vez Trump fue "el camarada" de Maduro, hoy es peor que Hitler; lo mismo pasó con Obama, con el "compañero" John Kerry, con Shannon –"con quién se han tenido conversaciones muy cordiales" (cosas de la diplomacia, ¡tú sabes!)-, pues, ayer fueron "funcionarios engañados por la CIA"; pendejos, ingenuos mal informados, y al rato ¡intervencionistas!, ¡fascistas imperiales!, malucos agresores y hambreadores del pueblo. Esa secuencia de altos y bajos diplomáticos ha sido sostenida así en los cuatro o cinco años de gobierno de Maduro.
Sin embargo, a Maduro y a su equipo de gobierno sí les resulta fácil identificar, sin muchos temblores, a sus enemigos "Lacayos del imperio". Mientras se les dificulta ver al imperio como enemigo les es fácil identificar a los "lacayos". Y dentro de los más "lacayos" estamos todos los que criticamos firmemente sus políticas ambiguas y entreguistas.
Hoy hay otros "lacayos", que bien podrían dejar de serlo, si acuerdan con el gobierno en Santo Domingo algunos pactos y negocios. Pero nosotros, que no estamos con ellos y sus estúpidas inconsecuencias, somos "lacayos del imperio" y estaremos en contra de su "biblia"; por tanto, seremos guillotinados.
Lo que no sirve para diferenciar los bandos en pugna dentro de la "Guerra económica", sí sirve para diferenciar los bandos cuando se ejerce la crítica dentro y fuera del gobierno; Maduro mientras más oscuro se encuentra en su propia crisis, está más claro de quiénes son sus contrarios, a saber: los socialistas "radicales", marxistas leninistas que despiertan la memoria de Chávez, que los atormenta.
Para ellos los "lacayos del imperio" siempre serán del imperio; pero el mismo imperio puede que sea un camarada más: todo depende de unos golpecitos en la espalda y un estrechón de manos de Trump (resultaría "emocionante"). La moral de estos "moralistas" es un esperpento, que no sirve ni para ciar a un gato.
"Si no estás conmigo estás contra mí", dice Diosdado, "por eso te llamo ´Lacayo del Imperio´, a ver si la masa te ejecuta por nosotros, con su enojado y resentimiento acumulados" De eso se trata este cuento. Contra el imperio y los capitalistas ellos libran una guerra de almohadas, contra los chavistas y socialistas van en serio; el carácter medroso pequeñoburgués, más acentuado frente a los antiguos camaradas, más resentido que el burgués, se exacerba en una destrucción despiadada, hay que aniquilar al enemigo verdadero, acabar con el pasado socialista, borrar a Chávez; reconciliarse con el capitalismo…, he ahí su interpretación de la "Guerra a Muerte" del libertador Bolívar.