Escritora venezolana considerada, junto a Rómulo Gallegos, novelista importante desde la primera mitad del siglo XX. Su padre, Rafael Parra Hernáiz, en el momento de su nacimiento se desempeñaba como cónsul de Venezuela en Berlín; su madre, Isabel Sanojo Ezpelosín de Parra, era descendiente de una rancia familia de la sociedad caraqueña. Cuando Ana Teresa tenía dos años fue traída a Venezuela, donde disfrutó de su infancia y juventud en la tranquila hacienda "El Tazón" cercana a Caracas, propiedad de la familia, y localizada entre Tumerito y Piedra Azul. En 1906, a los ocho años de edad muere el padre de Ana Teresa y su madre decide regresar a Europa. Isabel de Parra se establece en España con sus seis hijos, Ana Teresa ingresa al Colegio "Sacré Coeur" de la ciudad de Valencia, España, donde entra en contacto con las obras de escritores como Guy Muapassant Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes ejercerían gran influencia en su formación literaria. "Tanto mi madre como mi abuela pertenecían por su mentalidad y sus costumbres a los restos de la vieja sociedad colonial de Caracas" escribía Teresa de la Parra en 1931 en una breve reseña autobiográfica. En esa misma reseña declaraba haber nacido en Venezuela, ello motivado a su profundo amor a esta tierra bendecida por Dios y llena gente solidaria y de carácter bravío, además, por haber vivido su niñez y juventud en Caracas. La escritora venezolana Ana Teresa Parra, se da a conocer en la carrera literaria con el seudónimo de Teresa de la Parra.
En 1915, luego de culminar estudios en la antes nombrada institución, se dirige a París donde permanece algún tiempo antes de regresar a Caracas. Para este tiempo ya había comenzado su carrera literaria al escribir varios cuentos firmados con el seudónimo de "Fru-Fru", y con el correr del tiempo se convierte en una de las más destacadas creadoras de la literatura venezolana al incursionar en el mundo de las letras escribiendo dos novelas que la inmortalizan en toda América: IFIGENIA y MEMORIA DE MAMÁ BLANCA. Teresa de la Parra regresa a Venezuela en plena dictadura Gomecista, de esa época recoge vivencia que ejercerían una gran influencia en el desarrollo de su narrativa. Desde su llegada al país comienza a revelarse como escritora, gracias a varios artículos publicados en diferentes diarios capitalinos. El éxito de sus cuentos y artículos, publicados en los periódicos caraqueños la impulsa a escribir su primera novela, el "Diario de una Señorita", título que cambiaría momentos antes de su publicación por el de "Ifigenia" En 1924 esta obra es editada bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, obteniendo el primer premio en un concurso literario de la Ciudad. A pesar de haber muerto a muy temprana edad, Teresa de la Parra es autora de 2 novelas: Ifigenia, 1924, y Las memorias de Mamá Blanca, 1929. Sus cuentos: La flor del Loto, 1921, Historia de la Señorita Grano de Polvo, Bailarina del sol, El Genio del Pesacarta y el Ermitaño del Reloj. Además sus correspondencias, entre ellas su Espitolario Intimo, de 1953, y sus Tres Conferencias Inéditas, de 1961, son reconocidas como obras literarias de gran valor.
En Teresa de la Parra los años de su infancia y adolescencia dejaron una profunda huella, los recuerdos de Tazón darían vida a la hacienda Piedra Azul de Las Memorias de Mamá Blanca, 1929, y el internado de sus años de estudios se convertiría en el marco formativo de María Eugenia Alonso, la heroína de Ifigenia. El relato Mamá X, que le valió en 1922 el premio literario de un diario de Ciudad Bolívar, pasó luego a formar parte de una narración más extensa, el Diario de una Señorita que se Fastidiaba, matriz narrativa de Ifigenia publicado ese mismo año en revista, La Lectura Semanal, que dirigía Don José Rafael Pocaterra. Posteriormente, Teresa de la Parra recordaría ese año 1922 como del inicio de su verdadera vocación de escritora. Teresa de la Parra nace en París, Francia, el 5 de octubre de 1889 y muere de 46 años de edad, el 23 de abril de 1936; afectada por una fuerte tuberculosis.