Las elecciones para "correr la arruga"

¿Qué valor político tienen las elecciones? Cuando lo hacemos, todos elegimos entre dos o tres opciones. Pero ¿Y si en todas esas opciones no está la que queremos? Pensamos: ¡Aquí falta algo! ¿No es así? El sistema no parece verdaderamente democrático. Y tampoco, o mucho menos, es participativo. Para que participemos de las decisiones que conciernen a nuestros asuntos comunales y al destino de nuestra nación, deberíamos elegir de forma directa a nuestros representantes, conociendo sus méritos y trayectoria cívica y política, confrontando opciones, discutiendo, sin depender de las autoridades nacionales, regionales y municipales; sin la intermediación de partidos políticos aburguesados, de las líneas del partido ¿Qué puede saber de las necesidades de los habitantes del Barrio San Blas de Petare un sujeto que se crió y vive en el Alto Hatillo, en la Florida o en Valencia?

El PSUV carece de una democracia interna, sobre todo porque su estructura de poder no acepta la crítica a su dirección, y su dirección obedece a su vez al presidente de la república que es el presidente del partido. La democracia en el PSUV es una farsa, como lo es en AD y en los otros partidos de la derecha, su estructura está hecha para reproducir privilegios. Son aparatos clientelares: quien "paga" (con apoyo "político"; en trabajo o en dinero) gana y obtiene oportunidades; quien vende su voto recibe una pequeña recompensa, unas cucharadas de lentejas (una caja del Clap, todo lo demás lo tiene que pagar de alguna manera). En el PSUV ser revolucionario es confirmar incondicionalmente al presidente y a todos sus cuadros. En el PSUV, "la unidad" es entorno al presidente y sus políticas, así vayan en contra del socialismo y de los intereses de los más necesitados; eso no se discute, si lo haces eres traidor.

"Unidad para defender el país de los embates del imperio", pero se hacen negocios, muchos negocios con el imperio. No hay democracia, ¡hay negociaciones secretas!, de espalda al pueblo chavista y al pueblo que no es chavista. Las fracciones de poder se reparten el país sin consultar al país. Pero llaman a la unidad, cada quién por su lado, ¡Hipócritas!

El valor político de estas elecciones no es otro que el de disimular un despotismo velado, montado sobre la base de una aventura, de caprichos, de aspiraciones irresponsables, al precio de acabar con el país y quebrar a la sociedad en veinte millones de pedacitos, remendada mediante la fuerza de las amenazas y los chantajes (para eso es, sostener en el tiempo las necesidades y el hambre de las mayorías, para que funcionen los efectos persuasivos de los claps, el carnet de la patria y los bonos).

Ese es el discurso impropio de Elías Jaua ofreciendo un destino socialista para seis años, mediante unas elecciones burguesas, que se pueden perder, o que es probable que se pierdan, pero que se pueden ganar si se reparte suficiente comida, dinero, amenazas y promesas. El discursito patriotero de Adán Chávez, quien se olvidó del socialismo y de Chávez, el líder socialista, renegando junto a Jaua de los dos. Todo un gobierno de gente orgullosa y soberbia sin la capacidad ni la voluntad de hacer una revolución verdadera, sin conexión y ascendencia sobre las masas; que necesita de los métodos propios de la derecha y del capitalismo para convencer: las promesas, el chantaje, la publicidad, las amenazas, el discurso moralista hipócrita; jamás decir la verdad, cero debate, cero reflexión, cero argumentaciones.

El valor político de las elecciones es el de correr la arruga cuanto se pueda. Más adelante, si la pierden, podrían inventarse otra fórmula mediante la omnipotencia y omnipresencia de la ANC, para seguir arrastrando una pata herida sin dirección, sin destino conocido, reprimiendo a los decepcionados y disgustados que protesten y critiquen; censurando: no faltarán los moralistas pacatos que nos quieran dar clases de lealtad y que nos llamen malagradecidos.

De tantas elecciones se ha gastado el sentido de la elección, al no haber opciones verdaderas. Ese fue el caso de la famosa elección de la Asamblea Nacional Constituyente, donde nadie supo por quién votó realmente; o a alcaldes. Ahora hay que ¡Votar por Maduro a juro!; si uno no quiere que gobierne a este país el candidato más malo, no hay candidaturas: elegir entre dos peores y un solo sistema no es una elección verdadera (esto lo debería saber Jaua), deberíamos poder optar por la lucha que queremos librar, liberarnos de tener que preferir entre alternativas iguales, de igual peso específico, densidad y estructura molecular.

Nosotros elegimos no votar, porque ¡necesario es vencer!, como dría Ribas. Ya vendrá el tiempo en el cual tendremos opciones verdaderas, alternativas, ofertas diferenciadas del capitalismo, del hambre y la explotación, del oportunismo, del populismo, la demagogia, los privilegios, de la mentira como norma política. Sabremos esperar.

No deja de ser interesante imaginar lo que pasará, pero más interesante aún es ver lo que pasará, eso de ser testigo del desenlace de esta "comedia de equivocaciones"; de torpeza política, de estupidez compartida; ¡Lope de Vega en vivo!. De seguro será muy aleccionadora para los revolucionarios socialistas, sabremos decir cómo, cuándo, por qué y por quiénes, se perdió el rumbo de la revolución socialista, a fin de tomar medidas tempranas antes de caer en el mismo hueco lodoso donde chapotean los hijos ilegítimos de Chávez.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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