Suficiente para entender la desesperación del día a día de los dirigentes adversarios más renombrados en la contrarrevolución venezolana, darse cuenta, así sea entre los más confundidos fanáticos del antichavismo-madurismo visceral, que los directivos de la resquebrajada MUD se hunden en la fagocitosis de cuando la tal "unitaria…", fue su Mesa Untada de Dólares, hasta que no dio mayor auxilio desbarrancándolos en su actuación interesada infame y desubicada, fracasada por no saber hacer política, ni presentar planes creíbles.
Rendirnos por hambre, no solo es criminal, -así el tema oxigene aspiraciones politiqueras-, sino el suicidio colectivo de los partidarios de la oposición, arrastrando a la miseria a chavistas y no chavistas, a ni ni, militantes partidistas o independientes polarizados. Utilizar la palabra hambruna, o la manida propaganda de argüir "crisis humanitaria", no borra la irresponsabilidad de quienes desaparecen medicinas, alimentos, pañales, toallas sanitarias, papel higiénico, o aplauden la hiperinflación que nos obliga a cancelar Bs. 100 mil, por una panelita de jabón azul.
Es una estrategia homicida creada por quienes no pueden derrotar electoralmente al socialismo siglo XXI, ni apelando a la Conferencia Episcopal, donde varios prelados bien "papeados", es decir robustos mientras el pueblo adelgaza, protestan diciendo que la cesta básica es inalcanzable para el colectivo, aunque ellos, los jefes, sacrifican a humildes párrocos y los sancionan por "chavistas", eso sí, sin que la jerarquía eclesial deje de gozar los placeres del yantar exquisito. Buscan oxígeno y vuelven a unirse oligarcas, obispos y olvidadizos "líderes" obreros conocidos por "sindicaleros". FEDECAMARAS-CEV-CTV, el pueblo a ustedes los ve, con bien ganada desconfianza.
