Como científico e investigador en asuntos de salud el bachiller Rafael Rangel, nacionalmente, no tiene parangón en su época. En cierta manera se puede decir que fue su inventiva personal que lo hizo ser una persona sobresaliente, pues casi no estudió la ciencia médica, en consecuencia, se puede decir que fue esa magia que posee los venezolanos para hacer cosas sobrehumanas; cosas que parecen imposibles de realizar. Rangel fue un científico e investigador venezolano que se dedicó al estudio de las enfermedades tropicales, con una pasión desbordada por sentir que debe ser útil a su país. Hoy 2018 con, lógicamente, el transcurrir de los años, la contaminación mental y social del venezolano por culturas perversas venidas de otros países nos ha perjudicado gravemente, puesto que ellas han ocasionado que muchos hechos infernales, que aquí se desconocían totalmente, ya se estén en práctica en esta patria bendecida por Dios, hechos llevado de la mano por esos individuos mal sanos que han traicionado a la tierra buena y bonita que con amor los acogió, dándoles la oportunidad de llevar una vida fructífera; pero que lamentablemente muchos de estos hermanos extranjeros lo que han hechos es perjudicarla debido a que sus mentes están llenas de maldad y odio hacia la dignidad característica de la inmensa mayoría de venezolanos.
Rafael Rangel, apasionado investigador en la rama médica contribuyó en gran medida a dar soluciones a problemas sanitarios nacionales y mundiales, por lo que se considera es de una importancia vital, para el lector, que piense detenidamente cómo es posible que una persona que tan solo culminó el segundo año de la carrera de medicina y se le impidiera buscar mayor conocimiento en medicina en otras latitudes, pudiera destacarse mundialmente, por encima de grandes científicos e investigadores, y que razone y se convenza que aquí influye ese don maravilloso con que el creador ha distinguido a los oriundos de Venezuela, y entonces siempre tener presente que nuestro gentilicio es como algo mágico que se lleva muy profundamente, siendo por eso y solo por eso que Rafael Rangel pudo realizar las investigaciones científicas y biológicas en unos laboratorios apenas equipados con aparatos obsoletos a la tecnología de punta de aquella época. Además de las vicisitudes comunes que sufre cualquier persona, Rangel durante su vida padeció las consecuencias de una sociedad racista. El color de su piel le costó la salida del seminario, pues en aquella época no había ni seminaristas ni curas negros. También le fueron negados por el mismo motivo, una beca que ganó para estudiar patología tropical en Europa y se le negó el Premio al Mérito al cual lo postuló la Academia Nacional de Medicina.
En 1903, Rangel inicia en el laboratorio que dirigía sus investigaciones acerca de una enfermedad que causaba una gran disminución del número de glóbulos rojos en la sangre, palidez general de la piel y mucosas, principalmente notable en los labios, encías y conjuntivas, además de cansancio, vértigo y cefaleas. Los enfermos mayormente provenían de comunidades rurales cercanas a Caracas como Guarenas, Petare, Santa Lucía y Ocumare del Tuy. Tras analizar la sangre de los pacientes, descubrió cuadros clínicos característicos de la anemia y en las heces huevos de parásitos. Luego de practicar la autopsia a uno de sus pacientes, Rangel descubre variados trastornos gastrointestinales y gusanos adheridos a la mucosa intestinal, aquello lo identifica como Anquilostomiasis, y sus diferentes análisis hace poner en práctica el tratamiento de dicha enfermedad, aquel descubrimiento le merece ser elogiado y calificado por el gremio médico caraqueño como el Padre de la Parasitología y Bioanálisis en Venezuela.