El extraordinario escultor venezolano Alejandro Colina, fue un ser con una sensibilidad muy especial, puesto que cada vez que alguna persona amiga le planteaba algún problema que lo afectara anímica o materialmente, él, con su poca posibilidad económica para resolver problemas, comenzaba a gestionar entre sus demás amigos como resolverlo y hasta no conseguir la solución permanecía alentando a la persona que sufría la dificultad; este modo de ser algunas veces le trajo problemas por cuanto la gente comentaba que Colina debía ser socialista, la palabra de moda para la época era comunista, y aquel decir poco a poco transformó en rumor y así llega a oídos del General Gómez, éste ordena lo vigilen estrechamente. Los gringos norteamericanos para aquella época estaban tratando de imponer el sistema capitalista burgués, y la solidaridad entre personas era adversa a su modo de pensar, por lo tanto aquella fobia fue divulgada mundialmente por lo que todo quien fuera solidario con los más necesitados, se le calificaba de potencial comunista y era combatido a sangre y fuego.
Alejandro Colina era descendiente del militar y político venezolano León Colina, quien fuera famoso por su valentía y actuación apegada a las causas justas, y que entre el 14 de septiembre de 1866 y el 4 de marzo de 1867 se encargó de la Presidencia de la República de Venezuela. Alejandro Colina, en ocasiones recurría a este recuerdo cuando tenía que dejar patente que su forma justa de actuar procedía de tal herencia. Alejandro Colina a los 13 años sus padres lo inscriben en la Academia de Artes Plásticas de Caracas, donde estudia dibujo, escultura, perspectiva y paisaje al natural; entre otros. Colina era amante de la naturaleza y le gustaba subir al Cerro El Ávila, Caracas, observando cada detalle de la flora y de la fauna. Este creador también se desempeñó en otros oficios, entre ellos, remachador de vagones del ferrocarril que hacía la travesía Caracas-La Guaira, y ello, según él confesaba, le fue muy útil ya que la mecánica solidifica el concepto de la plasticidad, la mecánica es un oficio hermano de la escultura; es el que mejor le corresponde.
A Colina, después que realiza el Sanjuanote, escultura de San Juan que se encuentra en San Juan de los Morros, estado Guárico, le piden realice un cambio en la escultura y él rotundamente se niega, aunque esa solicitud fuera un requerimiento del mismísimo Presidente de la República, el General Juan Vicente Gómez. Alejandro Colina fue paciente psiquiátrico en alguna oportunidad, recluido en el Hospital Psiquiátrico de Caracas después que fuera preso por orden de Juan Vicente Gómez. En el período en que se encontró interno en el Psiquiátrico realizó una loable labor, organizó talleres de escultura y dibujo en los planes de laborterapia, en este centro de salud está el óleo del mural que realizó titulado Arte y Psiquiatría, así mismo 8 de los 12 bustos de yeso representativos de distintas enfermedades mentales. Colina decía que los seres normales son normales porque saben llevar muy bien su máscara. En 1971 fue arrollado por un automóvil y quedó inválido. Y así llega hasta que muere el 28 de Octubre de 1976. Su última obra fue el Indio Chacao colocada en la Plaza homónima, en el sector de Chacao, estado Miranda, Venezuela.