“Mi negra”, un pañuelo blanco y “el día de la raza”

La búsqueda de la transformación cultural a través de procesos revolucionarios, debe pasar de manera inexorable por la modificación de valores subyacentes a la cultura que se desea cambiar. De manera más clara, si en nuestra sociedad el valor fundamental es la sumisión de las clases sociales o una sumisión racial, un proceso que se digne llamar revolucionario deberá buscar intervenir en la modificación de esos valores, para generar hitos que fijen una ruta de diferenciación con el pasado.

En el caso que nos convoca hoy a escribir, es totalmente comprensible dentro del marco previamente esbozado, que si durante décadas el 12 de octubre fue considerado el “día de la raza”, “día del descubrimiento” o “día del encuentro de dos mundos”, el proceso revolucionario y aun más, bolivariano, pretenda develar lo que de fondo está en tales expresiones que obvian una relación violenta y de exterminio que se dio en el contexto de la llegada de los colonizadores a nuestro continente.

Es por ello que pasar del “día de la raza” al “día de la resistencia indígena” es un avance extraordinario que vindica a nuestros pueblos aborígenes, pero que sin embargo, se queda corto ante la magnitud de lo complejo de nuestros orígenes raciales, y los problemas latentes en nuestra sociedad ante lo multirracial, multicultural y uniterritorial de nuestra realidad.

La vindicación de nuestros pueblos aborígenes no sustituye por completo la dificultad presente al recordar que también hubo un esfuerzo por parte de los negros de origen africano, o los blancos de origen canario, por tener un espacio de respeto en nuestra sociedad colonial y que la estratificación social como consecuencia de los criterios de nobleza real del imperio español ha marcado de manera indisoluble una huella en nuestras costumbre y formas de relacionarnos como venezolanos.

Es por ello que más que el día de la resistencia indígena, podría afirmarse que es un “día de la resistencia racial “, ya que según los estudios más avezados en la materia se gestaron los elemento de diferenciación y se potenció el racismo como consecuencia de la intolerancia cultural, iniciándose un proceso de dominación y posterior desobediencia multirracial, ya que los negros tuvieron una amplia participación en la resistencia contra el imperio, siendo los primeros procuradores de insurrecciones en pleno auge de la colonización, después de haber sido dominados los pueblos aborígenes. Esto podría tener mayor significado en una sociedad donde el racismo es aparentemente solapado, pero en plena campaña electoral se da un gesto racista del candidato presidencial Manuel Rosales ante “mi negra”, figura de su campaña, al darle un beso y limpiarse la boca con un pañuelo blanco.

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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