En los últimos 100 años, nunca se había visto en el mundo político tantos ataques e intromisión en unas elecciones presidenciales que se han dado en los países configurados como Estado-Nación, como lo que está ocurriendo con Venezuela…las amenazas imperiales han sido bien contundentes, no reconocen la legalidad y legitimidad de las elecciones del próximo 20 de mayo, además insisten en que deben ser suspendidas por considerarlas que no son, ni libres ni transparentes…
El alto gobierno de EEUU y sus voceros, La Unión Europea y el cartel de Lima siguen realizando declaraciones agresivas y belicistas en contra de los principios establecidos en el derecho internacional público referidos a la soberanía, independencia y auto-determinación de los pueblos, en la cual los Estados construyen y administran sus sistemas políticos y electorales…
A lo interior del país se ha venido hilvanando un sector radical de la llamada oposición política nacional con un evidente y claro discurso anti-elecciones, que los ha convertido en unos militantes del abstencionismo, por que no aceptan, ni reconocen a un proceso electoral que tiene las debidas garantías y condiciones para decirle al mundo de que estamos en presencia de unas elecciones totalmente auditadas y verificada su fiabilidad, transparencia y eficacia en el manejo de los resultados electorales como datos reales de acuerdo a la voluntad de las electoras y electores…
Por lo tanto, ante tantos ataques y amenazas externas e internas, en la que los sectores económicos que apoyan a la oposición, siguen actuando con su despiadada especulación con los productos de primera necesidad, con la misión de generar descontento, rabia e impotencia en la población en general, para que la gente no salga a votar o que ejerza el llamado voto castigo…y es aquí en donde el pueblo debe hacer uso de su consciencia política de una manera masiva, adecuada y contundente, usando la más valiosa arma democrática que se puede ejercer para concretar la mejor forma de participación política ciudadana: el voto.