Ante tantos rumores y falsas expectativas, la tarea fue estimar varios tramos de abstención y analizar el riesgo de Maduro a perder las elecciones. Lo primero fue descartar el escenario híper optimista de 10 millones de votos por cuanto, de darse, requería una muy baja abstención electoral, inferior al 30 % y una pobreza en la votación de la oposición. Además en política el exceso de optimismo es una calamidad, la gente se empantufla y llega a pensar que ante una avalancha de votos el suyo no es imprescindible. Se partió de la premisa que los programas sociales del gobierno, por excelentes que sean para paliar la crisis inducida, no garantiza solidaridad política. Aquello, que me dijo un ilustrado amigo y militante ciego del Chavismo que con la gente del Carnet de la Patria, estábamos sobrados, no me pareció nunca adecuado. Vivo pendiente de lo que dice la gente, mi termómetro no son encuestas, ni mítines atiborrados de gente, es la voz directa de la genta hablando pestes del transporte, del precio sin control de los alimentos, del servicio de gas, del servicio de electricidad y telefonía, y de una migración muy fuerte de la familia extendida.
Y sucedió lo que sucedió. Ganó el escenario pesimista de baja participación, una votación favorable inferior a la del anterior triunfo de Maduro, y la abstención superó ligeramente el 50 %. Aún así, los votos consecuentes militantes con alta mística, conscientes y con calidad revolucionaria estuvieron allí, hasta sumar casi seis millones (cuando cierre el proceso de escrutinio). Con esa votación casi triplica a su más próximo adversario Falcón, ex Chavista y luego opositor condenado por la MUD a ese castigo y sextuplica al farandulero y diezmero Bertucci, que tiene su proyecto político Maranatha activo y pensando en el futuro teocrático para Venezuela.
De manera que el triunfo considerado pírrico por algunos detractores de nuestro gobierno, no es tal, era una posibilidad, dentro de un rango, que los análisis estratégicos lo deban como un escenario poco deseable pero factible. También Maduro en esta oportunidad derrota la abstención ¿Cómo se explica? La abstención en nuestro país desde 1998 tienen un alto contenido de los ni ni, es decir de los que no favorecen el proyecto revolucionario sustentado en el ideario de Chávez, pero tampoco están de acuerdo con la regresión planteada por la gente de la IV República, y menos en estos tiempos que se han convertido en agresores internacionales de la Patria de todos. Los ni ni, suman el 20 a 25 % de los renuentes a votar. También tenemos los militantes obsesivos de la MUD con una cantidad equivalente a los ni ni, que se enmascara con los migrantes que suman casi 1,6 millones de almas y finalmente tenemos a los ChACoM (Chavistas Arrechos con Maduro) que son una minoría importante, con calidad política pero bajos en cantidad (Unos 200 mil). Con los 6 millones de votos Maduro derrota a cada una de esas fuerzas abstencionistas.
Estos son los cálculos que Falcón no hizo antes de darle la patada a la mesa electoral, previo a los escrutinios, llegó a pensar en la agregación de una caudal de votos inusitados por los tenedores del Carnet de la Patria, para el cual él había diseñado en su programa de gobierno un sustituto carnet que se le quedó frió. Se fue de frente contra el Chavismo, a ofender al votante popular, a generar expectativas falsas por su debilidad para conseguir los votos de sus posibles aliados, pero no conquistó los ni ni, tampoco a los militantes enceguecidos de la MUD, los migrantes no regresarían a votar y los Chavistas Arrechos con Maduro, pueden estar furibundos pero no son pendejos para aliarse a los enemigos históricos, los que se hicieron evidentes son los saltadores de la talanquera Chavista.
No me anoto entre la gente que adivina el pasado, estos escenarios fueron previstos y discutidos con camaradas y aunque causaba asombro, mas asombro causó que a las 4 pm la abstención, era preocupante, y se inventó una de movilización masiva de votantes, en un país sin transporte publico operativo, y con los autos personales maltrechos. Me atrevo a sugerir algo para el futuro. En primer lugar, es importante que Maduro mantenga su posición de líder sin período vencido, desde este espacio, previo a la toma de posesión en el 2019, debe intensificar el contra ataque a la guerra multidimensional que nos agobia, una con un fuerte contenido internacional y otra interna donde hay inclusive, responsabilidades de gestión en calidad de servicios públicos, en la producción nacional de alimentos en abundancia, de medicamentos y otros insumos para la salud, mediante alianzas internacionales. Esto será imposible sin los ajustes a su gabinete, donde hay desde encantadores de serpientes, falso profetas y también gente muy asertiva. La Patria no aguanta más enroques, porque van a otros cargos con la misma ceguera que estuvieron en los que ya han disfrutado (¿y mucho?).
También hay nubarrones en la política nacional e internacional, frente a eso, la prioridad de la vecina Colombia por su contigüidad requiere de estrategias para derrotar su injerencia en los asuntos internos; más que micrófono se requiere audacia económica y productiva. Hay que destruir la estrategia del gobierno colombiano de descapitalizar nuestro país, de llevarse nuestro ganado, nuestros alimentos, nuestros medicamentos, nuestros bienes de capital, con complicidad interna. Eso se logra con una estrategia de producción de excedentes en rubros sensibles para Colombia y un mejor manejo de la frontera en términos de seguridad, cuyo concepto debe ser ampliado con palabras como identidad, compromiso patrio y ética de gestión en fronteras.
Estemos atentos, si algo tiene Maduro de inocente es que le cree mucho a la gente que lo rodea por no decir que lo acosa.
A defender este triunfo.