Como hombre que acudió a la mesa de votación y pulsó, en el tarjetón, sobre los ojitos de Chávez, tengo moral y tengo derecho a exigirle a mi presidente, al presidente de todos los venezolanos y venezolanas algunas cosas. Por ejemplo, yo aspiró que cumpla con su promesa en la campaña electoral de recomponer a esta maltrecha e ineficaz economía. No puede el presidente seguir cobijándose bajo la excusa de la famosa guerra económica y el famosísimo dólar criminal. Ya basta. Llegó el momento en que hay que tomar medidas serias y contundentes que apunten hacia la derrota total de estos dos elementos perturbadores de nuestra economía. El pueblo chavista votó en masa, y le dio ese espaldarazo para que ejerza como presidente con las bolas bien puestas. No hay excusas a estas alturas. El pueblo chavista y no chavista piden acciones y cambios radicales, que tiendan a mejorar sensible te los problemas de escasez de alimentos y de medicina.
Le exijo al presidente Nicolás Maduro que acabe, de una vez por todas, con el bachaquerismo de calle. Cero vendedores de los productos alimenticios para la dieta del pueblo, donde se especula como les da la gana. Por otro lado, debe implementar los mecanismos legales para bajarle el copete a los comerciantes hambreadores que siguen aumentado, como locos, los productos alimenticios. En este sentido, esperamos mano dura. Sin contemplación alguna contra estos ladrones. No hay margen para más espera. Se agotaron los tiempos. Hay que actuar. El mandato hay que ejercerlo como debe ser. ¡Basta de impunidad!
En otro orden de ideas, tiene señor presidente que introducir cambios significativos en su gabinete. Traer gente nueva y capaz. Y leerle la cartilla sobre las mentiras. No acepte más ese engaño de "Sí, presidente, eso está listo". Y la vaina (eso) está en cuero. Exíjales trabajo, trabajo, y más trabajo. Usted no tiene por qué mantener a unos ministros en sus carteras, dizque porque lo aplauden mucho, y se ríen de sus ocurrencias. Ministro que no trabaje eficientemente, ministro que va para fuera. Presidente de empresa que no rinda cuenta y produzca, presidente que se va para su casa. (En las empresas básicas de Guayana, hay mucha tela que cortar). Así con todo empleado que vista camisa roja, rojita, y use gorra del 4-F, y que sea de libre remoción. Sino rinde se va. Me niego a creer que no haya gente capaz y honesta dentro de los cuadros de la revolución. Y, por último, la corrupción. Que no se salve nadie que meta la mano donde no debe. Quien robe, preso antes que se vaya para Miami. Sin contemplación alguna.
Si usted, señor presidente Maduro, cambia radicalmente este sistema económico, todos los demás problemas se arreglan, casi solos. Arregle la economía y su imagen subirá como espuma. Si no caerá como una bola de hierro.