Los merideños fueron los primeros

El 23 de mayo de 1813, hace 205 años, la municipalidad del estado Mérida, Venezuela, es la primera autoridad en otorga el título de LIBERTADOR al venezolano Simón Bolívar poco después que el caraqueño volviera a emprender y liderar otras acciones bélicas que tenían por objetivo libertar a Venezuela, aquella gesta se llamó CAMPAÑA ADMIRABLE y ella comienza cuando el 14 de mayo de 1813 Bolívar y su ejército sale de Cúcuta, Colombia con destino a Venezuela. Acompañan a Bolívar brillantes oficiales granadinos y venezolanos, entre otros, Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte y Luciano D'Elhuyar. Bolívar había recibido el 30 de marzo anterior la deseada autorización para invadir a Venezuela, aunque no a entera satisfacción; además, las divergencias surgidas entre él y el general colombiano Francisco de Paula Santander retrasan notablemente la empresa libertadora. Cuando Bolívar llega a Mérida, el 23 de mayo de 1813, el pueblo muy alegre le brinda todo su apoyo y comienza a aclamarlo como Libertador, siendo la primera vez que así se le llama. El Concejo Municipal de esta ciudad merideña, presidido por don Luis María Rivas, le saluda en sesión especial con estas palabras: "Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano general. Que vuestra mano incansable siga victoriosa destrozando cadenas, que vuestra presencia sea el terror de los tiranos y que toda la tierra de Colombia diga un día: Bolívar vengó los agravios recibidos por parte de la España invasora y cruel"

Al seguir el Libertador su camino recorre otros pueblos del estado Mérida, y tras liderar las batallas y victorias de la Campaña Admirable, Bolívar tras una valiente estrategia consigue liberar al occidente de Venezuela del yugo español y abrir la ruta hacia la Segunda República. El 14 de junio llega Bolívar a la ciudad de Trujillo. Al día siguiente, después de meditar largas horas dicta aquella terrible Proclama de Guerra a Muerte, documento controversial que se le justifica a Bolívar por la manifiesta crueldad de los españoles realistas. Esta proclama, en que se ofrece la vida a los americanos, aun cuando sean culpables, y a los españoles y canarios se les amenaza con la muerte, aun siendo indiferentes si no obran activamente en obsequio de la libertad, tuvo el efecto que se deseaba, es decir, estimular a unos y amedrentar a otros. Para este día de la Proclama de Guerra a Muerte, Bolívar no había cumplido aún los 30 años de edad. El 2 de julio de 1813, el ejército libertador, con José Félix Ribas y Rafael Urdaneta a la cabeza, vence en Niquitao, luego obtendrán la hermosa victoria de Los Horcones. Bolívar, por su parte, después de libertar a San Carlos, derrota por completo al enemigo en Taguanes, obligando a Monteverde a retirarse a Puerto Cabello. El 2 de agosto entra el Libertador a Valencia en medio del frenesí del pueblo. Allí deja de Gobernador Militar a Girardot, y con tropas de éste y de Urdaneta sigue hacia su objetivo principal, la ciudad de Caracas. A su ciudad natal llega Bolívar triunfante el día 6 de agosto, dejando atrás las penurias, los sacrificios de la Campaña Admirable. La Gaceta de Caracas, de veinte días más tarde, comenta: «Que se considere al héroe caraqueño en medio de un concurso de más de 30.000 almas recibiendo los homenajes sinceros de todo un pueblo a quien acaba de libertar. Los realistas, que ejercían el Poder Civil y Militar de Caracas huyen precipitadamente de la ciudad.

Mensaje del Simón Bolívar, agradeciendo el título de Libertador concedido:

"Señores de la Ilustre Municipalidad. Señores: La diputación de vuestras señorías me ha presentado el acta de 14 del corriente que a nombre de los pueblos me transmiten vuestras señorías como la debida recompensa a las victorias que he conseguido, y han dado la libertad a mi patria. He tenido, es verdad, el honor de conducir en el campo de batalla, soldados valientes, jefes impertérritos y peritos, bastantes por sí solos a haber realizado la empresa memorable que felizmente han terminado nuestras armas. Vuestras señorías me aclaman Capitán General de los Ejércitos y Libertador de Venezuela: título más glorioso y satisfactorio para mí que el cetro de todos los imperios de la tierra; pero vuestras señorías deben considerar que el Congreso de la Nueva Granada, al mariscal de campo José Félix Ribas, al coronel Atanasio Girardot, al brigadier Rafael Urdaneta, al comandante D'Eluyar, al comandante Campo Elías y los demás oficiales y tropas son los verdaderos ilustres libertadores. Ellos, señores, y no yo, merecen las recompensas con que a nombre de los pueblos quieren premiar vuestras señorías en mí, servicios que éstos han hecho.

El honor que se me hace es tan superior a mi mérito que no puedo contemplarle sin confusión. El Congreso de la Nueva Granada confió a mis débiles esfuerzos el restablecimiento de nuestra República. Yo he puesto de mi parte el celo; ningún peligro me ha detenido. Si esto puede darme lugar entre los ciudadanos de nuestra nación, los felices resultados de la campaña que han dirigido mis órdenes, es un digno galardón de estos servicios, que todos los soldados del ejército han prestado igualmente bajo las banderas republicanas.

Penetrado de gratitud he leído el acta generosa en que me aclaman Capitán General de los Ejércitos y Libertador de Venezuela. Yo sé cuánto debo al carácter de vuestras señorías, y mucho más a los pueblos, cuya voluntad me expresan; y la ley del deber, más poderosa para mí que los sentimientos del corazón, me impone la obediencia a las instancias de un pueblo libre, y acepto con los más profundos sentimientos de veneración a mi patria y a vuestras señorías, que son sus órganos, tan grandes munificencias. Dios guarde a vuestras señorías muchos años." Caracas, 18 de octubre de 1813.



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José M. Ameliach N.


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