Voy a comenzar por aquí con, "Vicente chico, componle algo a Caracas", la pieza musical de Billo Frómeta. En este caso, "Vicente" es José Vicente Rangel, quien ayer vio todo auspicioso, mientras uno sigue pesimista. Lo decidí así a última hora e impactado.
Manuel Cabieses Donoso, es un viejo periodista, dicho así con el mayor respeto, de origen chileno, militante de la izquierda, con vínculos muy estrechos con Venezuela y mucha de su gente, pues aquí vivió y ejerció su profesión por varios años. En este país tiene decenas de amigos y centenares de admiradores. Fue fundador y figura descollante de la revista chilena "Punto Final", cerrada por la dictadura de Pinochet, que luego reapareció y circuló hasta este año, con una línea editorial muy cercana a la izquierda, sin dejar de ser crítica ante ese universo y permitir que, a través ella, como demanda la democracia y la tolerancia, se expresasen distintas opiniones. Escribió muchas cosas sobre el gobierno del comandante Chávez y lo que sucede en Venezuela con admiración y cariño. Ahora mismo el 18 de mayo, publicó en artículo titulado "Venezuela Heroica", en el cual dijo lo siguiente:
"No es la primera vez que la historia confía al pueblo venezolano la misión de representar los ideales de independencia, libertad e igualdad de América Latina y el Caribe."
"El 20 de mayo Venezuela asumirá otra vez esa responsabilidad que es un honor pero también un desafío."
"Venezuela de Simón Bolívar, Hugo Chávez y de millones de combatientes por la justicia social, no se dejará intimidar por las amenazas del Gran Buitre del norte que intenta convertir en sal y agua dos siglos de lucha independentista en el continente."
De manera que estamos hablando de un hombre que debe gozar del aprecio de los venezolanos de la izquierda, estén en absoluta solidaridad con el gobierno de Maduro o en actitud crítica frente al mismo. Porque es más que un simplismo, pensar y hasta difundir la idea aquella de "con nosotros o contra nosotros" y mucho definir lealtad como sólo la disposición a respaldar al gobierno venezolano y hasta de manera absolutamente acrítica y sumisa. Lo que es una demanda a someterse al Estado.
En Venezuela la derecha, afortunadamente, parece un archipiélago griego. Allí ha sido difícil elaborar un programa, una plataforma, estrategia y hasta una simpe táctica común para enfrentar al gobierno. Habría que hacer un estudio muy meticuloso para explicar y entender ese fenómeno. Simples razones culturales del capitalismo y del hombre como el egoísmo, ansia de poder, dinero y prepotencia, que eso aderezan, no son suficientes. Hay mucho más. Como el origen mismo de los grupos y partidos que concurren a ese universo que llaman MUD y ahora cambiaron de nombre pero sigue siendo el mismo hombre con el mismo cachimbo, salvo la deserción de Copei, MAS y Henry Falcón. Pero los gringos, los poderes imperiales y sus aliados frente a esa incómoda realidad, que no les debe ser extraña, pues pudieran haberla lidiado en el embrollo en otras regiones como Libia, Irak y Siria, ante eso tienen una respuesta, la injerencia violenta que ponga las cosas en su sitio, según sus pareceres.
En Chile, donde la izquierda también entró en conflictos y muy severos bajo el gobierno de Allende y luego con la defenestración de Pinochet, que pese eso dejó una constitución y un estado de cosas, como que de acuerdo a lo que dice Manuel Cabieses Donoso, en su artículo, "Izquierda chilena ¡levántate", reproducido por Aporrea este domingo 10-06-18, "Los propósitos de la derecha se ven favorecidos por la ausencia de una Izquierda cuyo programa unifique y oriente la lucha social."
Pero dice el periodista chileno algo que, en lo formal e inmediato, pareciera sólo dirigido a la izquierda chilena, pero si ponemos los pies sobre la tierra y hasta mejor los oídos, para escuchar los mensajes de su vientre, pudiera tener mucho valor ahora para lo que acontece en Venezuela. Es más. Habla de la izquierda, son limitaciones espaciales, como para que su mensaje rebase las fronteras chilenas. En efecto, dijo: "La Izquierda de hoy -en la época de la globalización- no tiene porqué identificarse con las formas orgánicas y tácticas que adoptó en los siglos XIX y XX. Si lo hiciera no sería revolucionaria que es el rol de la Izquierda desde los jacobinos en adelante."
José Vicente Rangel, no salió de esa escuela que, como dice Cabieses Donoso, adoptó esas "formas orgánicas y tácticas" de los siglos XIX y XX. Menciono a Rangel por dos circunstancias, quizás sea él uno de los venezolanos que, por distintos motivos, mantiene buenas relaciones con el chileno y también con la cúpula que gobierna, porque estuvo bastante tiempo y en momentos difíciles con Chávez, mantiene una relación muy estrecha con quienes gobiernan y por lo que hace como periodista, no es desacertado pensar que en contraposición aquellos le escuchen.
¿Y qué cosa tan particular dice Cabieses Donoso, quien vivió de cerca la experiencia chilena, tuvo cercanas relaciones con la gente del MIR de su país, simpatiza con el proceso venezolano y mantiene una actitud antiimperialista muy firme y es, por todo eso, merecedor de confianza y digno de sentirle leal sin duda de ninguna especie?
Pues leamos de nuevo lo que expuso en ese artículo que antes mencionamos:
"Venimos de regreso de los abortos de socialismo y de nuestras propias derrotas. La Izquierda de hoy no puede confundir socialismo -que es el poder del pueblo- con estatismo -el poder de una burocracia-. Esa falsificación, como está demostrado, prostituye la ideología liberadora que significa el socialismo."
Muchos venezolanos hemos hablado de este tema. Si hay que cambiar la sociedad, habrá que valerse del aparato del Estado para ayudar a impulsar los cambios que debe hacerlos el pueblo a quien la vanguardia debe guiar, lo que no significa atarlo a ésta y menos a aquél. Parece elemental que ese estatismo, darle poder a la burocracia que sustituye a la clase capitalista dominante, congela, por no decir secuestra, el cambio y se traduce en una hilera de frustraciones que ya conocemos. Prostituir "la ideología liberadora", no es más que secuestrar los roles "participativo y protagónico" que, como establece nuestra constitución, están asignados al pueblo, por parte de un grupo que se cree ungido por una herencia, como aquella que sirvió a los reyes para gobernar en representación de Dios. Pero una cosa en la que habrá también que ponerse a pensar es que esos cambios no se producen de la noche a la mañana. No vienen en envases ni fórmulas importadas. Claro, esto rompe con los viejos paradigmas que determinaron que, como dice Cabieses Donoso, vengamos de "regreso de los abortos de socialismo y de nuestras propias derrotas".
Asumir la lucha de hoy por el socialismo, con los mismos instrumentos o dogmas del pasado, significa no haber cambiado y quien eso hace, no solo se queda en el pasado sino que nada tiene de revolucionario, pese sus discursos sean incendiarios y más si lo que necesitamos en el momento es apagar las candelas. La Constitución bolivariana abre muchos espacios para maniobrar e introducir los cambios necesarios; porque si algo debe quedar claro, es el Estado no hace revoluciones y menos construirá socialismo, pues esa hegemonía a la cual muchos aluden en nombre de Gramsci, no pasa por imponerle a la fuerza a la comunidad unos cambios que ella en última instancia no asume. Lo que haría única y exclusivamente sí, con la paciencia necesaria que demanda el aprendizaje y el cambio, construye con sus manos y saberes.
"Los movimientos sociales -y la juventud en general- son los llamados a crear el instrumento político que unifique sus luchas y las oriente hacia el cambio de las estructuras que impiden la expansión de sus fuerzas."
Esto último también lo dijo Cabieses Donoso, un hombre que por su edad, no anda buscando que ningún grupo o multitud le aclame y premie con su respaldo sino porque se siente en la obligación de alertar sobre "los abortos de socialismo y nuestras propias derrotas". Es tiempo que la ortodoxia deje de darle cabezazos a las puertas de la historia y como aspirase Allende, se una o abra paso a quienes si pudieran hacer para "se abren las alamedas" y los dogmas se hundan en los baúles de los viejos corotos. Y como suele decir un viejo amigo, es hora de entender que no todos podemos o debemos pensar igual y, no por eso, formar grupos excluyentes. El cambio se compone de la síntesis de los distintos.