Los vemos y oímos indignados en la Asamblea Nacional en desacato, quejándose en nombre de los enfermos que necesitan quimioterapia. Pese a resquebrajar la vajilla entera con su violencia politiquera, ante las cámaras en TV no quiebran un plato..., se rasgan las vestiduras informando que por escasez de fármacos han muerto dos mil pacientes en los últimos diez años en el país; no presentan pruebas de lo que denuncian, ocupando un espacio en el cual no les importa el quórum, a los alegres diputados viajeros, y en el que los periodistas tampoco les inquieren sobre las evidencias de las denuncias.
Carroñeros de política infame, nunca condenaron la violencia guarimbera, no criticaron a curas que bendecían "cruzados libertadores", que se santiguaban antes de asesinar funcionarios policiales y militares guardianes del orden público, o inocentes vecinos y transeúntes caídos como daño colateral de las protestas, quema de gente viva, propiedades públicas y privadas, árboles y mascotas, odio que disimulaban noticiando al mundo que se "vivía tensión en Venezuela", clima creado y a la postre derrotado, enterrada su conducta en urnas electorales.
Medios de comunicación privados siempre contrarrevolucionarios, preguntaron en ocasión de un suceso mortal, qué hacía un menor de edad con una bomba lacrimógena si estas son de uso policíal y militar. Fue la que detonó un joven en fiesta pregraduación de bachilleres en El Paraíso, sector caraqueño ultra opositor, en situación donde murieron por aplastamiento en la huida, 18 asistentes al club, entre ellas otros menores. Nunca preguntaron los representantes de esos medios de la derecha de dónde sacaban granadas y bombas, además de las inmundas "puputov", los jóvenes "libertadores" bendecidos, en hechos que dejaron saldo guarimbero de muertos, heridos e incapacitados de por vida.
Los reporteros y entrevistadores de ese ejercicio comunicacional mediocre, vendidos al capitalismo salvaje minimizan las barrabasadas verbales, decretos y acciones del imperio que amenaza gobiernos y naciones, por orden de Hitler-Trump siglo XXI, que separa a los niños en la frontera entre México y EE UU, en forma miserable, inhumana y nazi-fascista. Enjaulan infantes a distancia de sus padres o familiares, tratándolos cual animales, lo que deja a la vista del mundo un capitalismo invasor, asesino, inmoral y salvaje, con el perdón de los animales que si protegen a sus crías y a las de sus manadas.