Al continuar nuestro Libertador, Simón Bolívar, pronunciando su Discurso de Angostura ese 15 de Agosto de 1819, dice: "Meditad bien vuestra elección Legisladores. No olvidéis que vais a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de Venezuela, que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de Gobierno que vais a adoptar para la felicidad del Pueblo; si no acertáis, repito; la esclavitud será el término de nuestra transformación. Los anales de los tiempos pasados os presentan millares de Gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplareis afligidos que casi toda la tierra, ha sido, y aun es, víctima de sus Gobierno. Observareis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos, y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños destinados alimentar a sus crueles conductores.
La naturaleza a la verdad nos dota, al nacer, del incentivo de la libertad, mas sea pereza, sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución parece que tenemos razón para persuadirnos que los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía. Ojalá que esta máxima contraria a la moral de la naturaleza, fuese falsa. ¡Ojalá que esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los hombres con respeto a sus derechos más sagrados! Muchas naciones, antiguas y modernas, han sacudido la opresión, pero son rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos momentos de Libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios políticos porque son los pueblos más bien que los Gobiernos los que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominación los hace insensible a los encantos del honor y de la prosperidad nacional, y miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la libertad bajo la tutela de Leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.
Solo la Democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta Libertad; pero ¿Cuál es el Gobierno Democrático que ha reunido a un tiempo poder, prosperidad y permanencia, y no se ha visto por el contrario, la aristocracia, la Monarquía, cimentar grandes y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Qué Gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué República ha excedido en duración a la de Esparta; a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de Monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas Naciones sin embargo, han sido, o son, aristocracias y monarquías. A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animado de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su Independencia, su Libertad, su igualdad y su Soberanía Nacional constituyéndose en una República Democrática, que proscribió la monarquía, las distinciones de la nobleza, los fueros, los privilegios; declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar, y de escribir. Estos actos inminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado"