Si algo resulta "evidente" a los oídos del lego, valga el oxímoron, en cuanto a música clásica se refiere, es su aparente monotonía que, lejos de encantarlos, esa música es vista como algo tedioso, comparado con una tremenda rumba mucho más cerca del primitivo oído del no menos primitivosonotambor que no pasa de desarrollar los bajos ya que por su naturaleza es uno de los sonidos modulares, al lado de los agudos, los que se hallan al alcance en común de animales y humanos, por supuestos no menos primitivos.
Por eso costó tanto descubrir los llamados armónicos, y todo ese chorro de luz verde que hoy se continúa dándosele o se le otorga al tambor respondería al populismo político musical de barata factura[1].
Más adelante continuaré-Si Dios lo quiere- con más detalles sobre esta música clásica; así, por ejemplo, qué la hace encantadoramente bella a los entendidos ojos de los amantes de la música clásica, barroca, etc.
[1] Observación: Cuando el Presidente Chávez-que en merecida paz descanse- favoreció como nunca antes el sonido del tambor y por supuesto el de los instrumentos clásicos lo hizo cargado de excelentes y buenas intenciones respecto de una música que los entendidos en música clásica sólo conocían como sonidos extremos-los bajos a un lado y los agudos al otro. La configuración misma del piano de cola deja ver estos asertos.