Nace el más grande corazón venezolano nace 235 años

Para el año 1777, parte del territorio que hoy conocemos como Venezuela lo constituían las Provincias de Maracaibo y Guayana, que pertenecían al Virreinato de Nueva Granada. El 8 de septiembre de 1777, el rey de España Carlos III de Borbón crea la Capitanía General, naciendo un territorio delimitado en el extenso continente sudamericano llamado Venezuela, con una superficie total de 2.040.000 Kilómetros cuadrados. Para aquel tiempo las Provincias de Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita, Trinidad y Venezuela, se encuentran bajo la autoridad de un gobierno central con sede en Caracas. A partir de ese 8 de septiembre, que sin mayor relevancia pasa desapercibido de las celebraciones patrias de Venezuela, es quizás la fecha más importante para nuestro gentilicio, puesto que se trata del surgimiento de Venezuela como nación territorial, y todo ciudadano nacido en esos territorios a partir de entonces se llama venezolano. La explotación de las riquezas naturales de América parecía ser eterna, hasta que la Providencia intervino para cambiar el futuro de esta tierra, es así como a los seis años de haber surgido Venezuela como nación, en la madrugada del 24 de julio de 1783 nace en Caracas el niño Simón José Antonio De La Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, hijo del Coronel de las milicias de los valles de Aragua, Don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y una dama aristocrática de Caracas, descendiente de familia de músicos, de nombre María de la Concepción Palacios y Blanco. Para la fecha en que Bolívar llega al mundo, Caracas no superaba los 40 mil habitantes, y como el resto de América, estaba dividida en castas: indígenas nativos, negros esclavos, blancos nacidos en Europa, blancos criollos, mestizos nacidos por la unión de blancos e indígenas, mulatos por la unión de negros y blancos, y en su gran mayoría pardos como producto de la mezcla generacional de: indígenas, blancos y negros. Dentro de los blancos criollos existía una clase privilegiada llamada mantuanos, término derivado de la prenda de vestir "manto" que usaban las damas de alcurnias aristocráticas de la colonia.

La familia de Bolívar lo conformaba una de las más adineradas de América: María de La Concepción, mujer distinguida y modales aristocráticos, nativa de la ciudad de Caracas, era, según las crónicas de la época, una mujer de porte distinguido, fina y delicada, silueta aristocrática y un aire indefinible que la distingue entre todas las de su rango, ojos grandes y negro de suave fulgor, a la sombra de largas pestañas, boca de dulzura y de gracia donde es luz la sonrisa, la bondad miel y música el acento, tez de blancura alabastrina, con esa palidez de buen tono de las jóvenes principales, criadas en el recogimiento de las viejas casonas coloniales. María de la Concepción se casó a los quince años con un hombre treinta años mayor que ella, Juan Vicente, nativo de la ciudad de La Victoria, de porte clásico al mejor estilo del criollo venezolano adinerado. Rico y opulento propietario, pasa su vida entre amenas lecturas, la inspección de sus herencias, cacerías y paseos a caballo, deberes religiosos y compromisos sociales. También fue un hombre ilustrado y liberal, y en tiempos de la colonia, llegó a ser jefe del Batallón de Aragua y Coronel de la Milicia. Del matrimonio nacieron: María Antonia, Juana Nepomuceno, Juan Vicente; Simón Antonio, y una tercera hija de nombre María del Carmen, que murió a las doce horas de nacer y recién fallecido su padre. Al momento de nacer Bolívar, María de la Concepción, su madre, padecía las secuelas de una tuberculosis, como la tragedia que siempre persiguió a la familia Bolívar. María no pudo amamantarlo, pero en el parto fue asistida por una mujer de origen cubano, doña Inés Mancebo de Miyares, una vecina que recién había dado a luz a una niña de nombre Úrsula, de quien el futuro Libertador probó su primer sorbo de leche materna. Gracias a esta bondadosa señora, que formaba parte de la alcurnia mantuana de Caracas, el niño Simón pudo sobrevivir hasta la llegada, desde la hacienda de San Mateo, de la esclava Hipólita. Lo irónico de este caso era que el esposo de esa mujer que con tanto amor lo amamantó y arrulló entre sus brazos en sus primeras horas de vida, será temible adversario del Libertador y un acérrimo enemigo de la Revolución Bolivariana como gobernador de la Provincia de Maracaibo, y defensor a ultranza de los derechos del Rey de España.

Por varias semanas la bondadosa dama compartió la leche materna de su hija con Simoncito, como cariñosamente lo llamaban los esclavos. La señora María Concepción, es informada que en la hacienda de San Mateo, se encuentra una vigorosa esclava de nombre Hipólita, de unos treinta años de edad que recién había dado a Luz un niño de nombre Dionisio, pero que a decir del capataz de la hacienda: "En vez de tetas tenía dos cántaros de leche fresca" y de inmediato la hace la traigan a su casa en Caracas, y fue así como la Negra Hipólita se convierte en la nodriza del Libertador. Fue tanto el amor y la gratitud de Bolívar a su nana, como la llamaba, que el Libertador desde Cuzco, Perú, en carta a su hermana María Antonia Bolívar y fechada el 10 de julio de 1825, escribe: "Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida, y no conocí otro padre que ella"



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José M. Ameliach N.


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